Joachim Bodamer, un psiquiatra alemán, dijo acertadamente en
cierta ocasión: «Si el hombre de hoy tiene miedo, es un miedo al aburrimiento.»
Aburrimiento que, como es sabido, puede llegar a ser mortal. Así, el profesor
Plügge, internista de Heidelberg, ha comprobado que en los casos de intento de
suicidio que él ha estudiado, el motivo no era una enfermedad o una situación
económica crítica, ni tampoco un conflicto profesional o de otro tipo, sino,
sorprendentemente, otro distinto: un aburrimiento desmesurado, es decir, el
hecho de no ver realizado el deseo de encontrar un contenido auténtico a la
vida. Y vemos así también qué razón tenía Karl Bednarik cuando escribía: «A
partir del problema de la miseria material de las masas ha surgido el problema
del bienestar, el problema del ocio.» Pero en relación con el tema de las
neurosis, el neurólogo vienes Paul Polak mencionaba ya hace algunos años que no
se podía uno hacer la ilusión de que con solucionar las cuestiones
sociales iban a desaparecer también las enfermedades
neuróticas, sino que resulta más acertado lo contrario: cuando estén
solucionadas las cuestiones sociales, las existenciales irrumpirán en la
conciencia del hombre, «la solución de la cuestión social despejará la
problemática espiritual, la movilizará; el hombre será entonces libre de
abordarse a sí mismo, y verá lo problemático en sí mismo, su propia
problemática existencial».
VIKTOR E. FRANKL. LA PSICOTERAPIA AL ALCANCE DE TODOS
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