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martes, 5 de junio de 2012

En tus vacaciones, ¡no dejes a Dios en la maleta!





Lleva a Dios en tu mente y en tu maleta en estas vacaciones. Pero no olvides dejar tu ayuda a los que se quedan. 

¡Benditas vacaciones! acostumbramos decir cuando se acerca el tiempo de descanso. Y efectivamente, son una bendición de Dios, un don que se menciona varias veces en la Biblia, con la palabra “descanso” (Ex 16:23, 31:15; Lv 25:4; Mt 11:28-30).

Para todos los que tienen la oportunidad de pasear, cerca o lejos, los invitamos a que no dejen a Dios en sus maletas, ¡llévenlo en su mente y en sus corazones! Cada buen momento que pasen con su familia, amigos, parientes, en el mar o en la montaña, en la ciudad o en la playa, agradézcanselo a Dios, Nuestro Padre infinitamente bueno y llenen su alma de gozo y de alegría, para luego regresar con mejor disposición para todos los que les rodean y ser multiplicadores de cosas buenas.

El gozo es un atributo de Dios y uno de los frutos del Espíritu Santo; es una emoción provocada por la esperanza, por obtener o hacer algo bueno, por darse a los demás y por tener a Dios en el corazón. Para tener gozo en estas vacaciones, no debemos vivirlas como si en ese período Dios no existiera, como si Él también se fuera de vacaciones y por lo tanto, estuviera ausente de nuestras vidas. No podemos darle vacaciones a nuestras oraciones, a nuestro encuentro con Cristo, a nuestra vida espiritual. Cada momento puede ser ocasión de oración y estemos donde estemos, agradecer a Nuestro Creador por sus dones. 

Llevemos a Dios en el corazón y en la mente. Y para disfrutar todavía más, antes de irnos asegurémonos de dejarle algo bueno a otros menos favorecidos, menos afortunados, a los que se quedan, a los que sufren, a los desesperanzados que se alejan de Cristo, a los que buscan palabras de aliento. 
Benedicto XVI
Dichoso el que tropieza contigo

Dichoso el que tropieza contigo. Dichoso el que te encuentra y te descubre.
En cualquier recodo, en cualquier encrucijada, en los lugares más insospechados, te haces el encontradizo con él y le das la gran sorpresa.
Tú le seduces, y él lo vende todo para poseerte.
¡Dichoso ese hombre! ¡Dichosa esa mujer!
Dichoso el que no se acomoda, y te sigue encontrando más veces.
Todos los días, a cualquier hora... 
Te ve y te reconoce, siente un sobresalto como la primera vez.
Dichoso el que tropieza contigo y te descubre.
La mayor ganancia eres Tú. La perla más preciosa eres Tú.
El tesoro más deseado eres Tú.
Todo lo que buscamos lo llevas Tú: verdad, justicia, amor, paz, alegría, fiesta, revolución, fraternidad, solidaridad, vida nueva, nueva sociedad, nueva humanidad.
Tú no te pierdes ni te gastas, no te apolillas ni pasas de moda.
Vale la pena venderlo todo para tenerte y gozarte.
¡Ojalá me busques y me seduzcas! ¡Ojalá te encuentre!
Pensándolo me alegro y proclamo en todos los sitios:
¡Tú eres el tesoro de mi vida.

Patxi Loidi