martes, 29 de agosto de 2017

Psicoterapeutas cristianos en el campo Católico. Estadounidenses (2).





Bárbara Leahy Shlemon

De profesión enfermera, laica Católica, casada con 4 hijos. Trabajó en varios hospitales Americanos y vivió muy de cerca el sufrimiento de la gente, tuvo experiencias muy fuertes de psicoterapia y sanación interior y llegó a escribir una famosa oración por la curación interior. Trabajó con Francis Mac. Nutt y viajó por muchos estados de los E.E.U.U. y países del mundo. Junto con Mac. Nutt contribuyó al desarrollo de la sanación interior y física en el campo católico.

Oración por sanación interior. Por Bárbara Leahy Shlemon

Entra en oración de la manera que te sientas movido a hacerlo. Ya que la curación es un proceso progresivo, esa oración no solucionará todos tus problemas. Nunca podemos llegar a decir que ya se acabaron los problemas, que todos los recuerdos han sido sanados, pero podemos quitar del camino toda barrera que nos impida estar sanos y saludables. La curación interior se habrá llevado a cabo cuando un suceso del pasado no tenga ya poder para herirnos –cuando lo podamos recordar sin tristeza, vergüenza o sentimiento de culpa-.  Entra en presencia de Dios.
Señor, tú puedes volver atrás conmigo y caminar conmigo a través de mi vida desde el momento que fuera concebido.
Ayúdame, Señor aun entonces: límpiame y líbrame de todo lo que pudo causarme dificultades en el momento de mi concepción.  Tú estabas presente en el momento que fui formado en el vientre de mi madre; líbrame y sáname de cualquier atadura en mi espíritu que hayan podido llegarme por mi madre o las circunstancias de la vida  de mis padres aún cuando tomaba forma. Por esto, te doy gracias.
Te alabo, Jesús porque además me estás sanando del trauma de nacer. (Muchas de nuestras madres tuvieron partos largos y dolorosos cuando nacimos, y esto tiene un efecto en la criatura). Te pido, Señor, que me sanes del dolor de nacer y de todo lo que sufrí al nacer. Te doy gracias porque Tú estabas allí para recibirme en tus brazos cuando nací. Conságrame en ese mismo momento al servicio de Dios. Gracias Jesús porque esto se ha hecho.
Según crecíamos, el primer trauma real en nuestra vida pudo haber sido cuando fuimos a la escuela por primera vez.  Esa fue la primera vez que nos ausentamos del hogar y de todo lo que ello representaba. Para algunos de nosotros que éramos muy sensitivos, que éramos tímidos, inseguros, esos fue difícil; quedarnos con aquella maestra extraña, con compañeros extraños, en un lugar extraño.
Señor, de veras nunca me recuperé de esa experiencia, porque había cosas que esperaban de mí y cosas que me herían mucho. Hubo maestras intratables y niños que no me mostraban amor o comprensión.
Te pido, Señor, que me sanes de todos esos años que pasé en el salón de clases, que me quites todo el dolor y sufrimiento que recibí en ese tiempo. Me retraje en ese entonces y empecé a sentir miedo de hablar en grupos porque me habían ridiculizado, castigado, criticado en el salón. Dejé de hablar porque era demasiado doloroso, Señor, te pido que abras la puerta de mi corazón. Déjame relacionarme en grupos de una manera más abierta y libre de lo que he podido hasta ahora. Según se lleva a cabo esta curación, tendré la confianza y el valor de hacer lo que me pidas en toda situación. Gracias, Señor, porque creo que estás sanándome ya.
Señor, cuando entré en la adolescencia, empecé a experimentar cosas que me asustaron, me avergonzaron y me causaron dolor.  Nunca he podido sobreponerme del todo a algunas experiencias que tuve cuando me estaba conociendo a mí mismo, lo que significa ser persona. Te pido Señor Jesús, que sanes todas las experiencias que tuve como adolescente; las cosas que hice y que me hicieron y de las que nunca he sanado. Entra en mi corazón y quita todas las experiencias que me causaron sufrimiento o vergüenza. No te pido, Jesús, que borres esto de mi mente sino que lo transformes de manera que pueda recordarlo sin vergüenza, con acción de gracias.
Hazme comprender por lo que hoy están pasando los jóvenes, porque yo mismo también he pasado por ello –esa época de búsqueda y conflicto-. Según me voy sanando, déjame ayudar a otros a encontrar la curación.
Señor, al salir de este período de mi vida, y al empezar a crecer en la vocación a que me llamabas, tuve dificultades. (Algunos fuimos llamados a ser esposos y esposas, algunos fuimos llamados al celibato, otro escogieron la soltería y ahora son viudos o divorciados. Ha habido dolor, ha habido sufrimientos; no hay carrera alguna que no conlleve dificultades de ajuste, problemas que necesitan curarse en la vida privada). Te pido, Jesús, que me cures en el estado de vida que me encuentro hoy y todo lo que eso ha significado para el mundo que me rodea.
Esposos y esposas tienen cosas del pasado que se interponen en sus relaciones, heridas y sufrimientos que solamente pueden existir entre quienes tratan de vivir juntos y conocerse en una situación muy íntima).  Señor, sáname de estas cosas. Haz que mi matrimonio empiece a ser de nuevo lo que Dios quiere que sea. Toma en tus manos todas las heridas y sufrimientos del pasado, para que desde ahora en adelante este matrimonio sea limpio y comience de nuevo tan libre y tan sano como sea posible.
Gracias Padre, que mediante esta curación podemos llegar a ser la clase de marido y mujer que Tú pides que seamos.
(Los sacerdotes, religiosas y religiosos han tenido heridas que los han alejado de Jesús en vez de acercarlos a Él).  Señor, ayúdame a sentir tal calor y fortaleza de amor en mí que nunca jamás dude yo, si el camino que sigo es al que me has llamado. Dame valor y confianza en la obra que me has llamado a hacer. Llévame adelante con propósito y metas nuevas. Gracias Padre, porque sé que estás haciéndolo.
(La gente soltera que se han sentido llamados a esa vida, siguen los pasos de Jesús con un dolor y sufrimiento que sólo Dios conoce).   Me he sentido solo y en ocasiones, abandonado y totalmente rechazado por el resto de la humanidad. Señor Jesús, lléname hoy de un nuevo sentido de fortaleza y propósito. Hazme comprender lo que has puesto en mi corazón. Déjame ser un testimonio vivo de Jesucristo. Te doy gracias Padre, porque sé que estás haciendo esto.
Según siento la unción de tu amor, te glorifico Señor, porque sé que está hecho. No hay poder en el cielo o la tierra que pueda impedirlo. Te alabo, Señor porque sé que mientras más te entrego, dándote gracias y alabándote por ello, más me das la fortaleza de tu presencia, el poder de tu espíritu, el amor de tu Divino Hijo. Te alabo Jesús, por esta curación y te glorifico.  Gracias.   Amén.

Ahora permanece en silencio unos 10 minutos. Deja que el Espíritu de Dios complete la obra de sanación en ti, vacía tu corazón de todo lo que no es de Dios. Deja que Él vuelva a llenarlo con su Amor

viernes, 25 de agosto de 2017

¿Qué fue lo que salvó a Luca?




Por casualidad, y movido por la curiosidad, escuché un CD sobre el ayuno y mi vida cambió diametralmente, un cierto miércoles. Por muchos largos años mi pensamiento estuvo esclavizado con la idea del suicidio, hostigado por el constante deseo de terminar con mi vida. Padres divorciados, inseguridad afectiva, dificultades laborales y económicas… y para completar el cuadro, grandes desviaciones espirituales.

Incursioné en varias disciplinas de la Nueva Era, pero gracias a Dios sin nunca practicarlas a fondo: curación tetha, renacimiento, canales de chacras, sokka gakkai, reiki y tantas otras prácticas, todas basadas sobre los principios del espiritismo, del ocultismo y de la magia. Le había abierto la puerta de mi vida a las tinieblas que me sugerían que no estaba hecho para vivir y que todo lo que emprendiera estaba de antemano condenado al fracaso.

Durante mi infancia había oído hablar de Medjugorje y sabía que la Virgen pedía la oración del Rosario y la práctica del ayuno para tener la paz del corazón. ¿La paz del corazón? ¿Sería acaso posible que yo también la obtuviera? Intenté profundizar sobre el tema por Internet y caí en el sitio de Vocepiú que ofrecía un CD “Curación y liberación por el ayuno” de una cierta religiosa. Lo compré de inmediato. Era un martes. Lo escuché todo de una vez, con mucho interés. ¿Por qué no probar ayunar a pan y agua durante 24 horas? Lo hice un poco como un desafío, pero también para intentar vivir una jornada de “otra manera” porque siempre me sentía sumergido en un abismo de tristeza y de angustia. Al día siguiente, miércoles (la Virgen pide que ayunemos los miércoles y los viernes a pan y agua), compré un buen pan y decidí que no comería otra cosa más que eso y que bebería sólo agua.

Aquel día algo poderoso me invadió y desde la mañana hasta la noche me sentí revivir, ¡con el corazón liviano y libre! Toda obsesión suicida había desaparecido y los pensamientos mórbidos dirigidos contra mi vida hasta parecían ridículos y estúpidos. No había orado, había simplemente prevenido a la Virgen que si esto no funcionaba, encontraría la forma de poner fin a mi vida. Poco antes de la puesta del sol, salí de casa… el cielo estaba tan hermoso, nunca lo había visto así anteriormente. ¡Mi vida había cambiado por completo en un solo día! ¡Había sido suficiente que le obedeciera a la Virgen!

El ayuno tiene un enorme poder espiritual. Cual lámpara encendida en medio de mis tinieblas interiores, me hacía ver todas las trampas que Satanás había colocado en mi espíritu y en mi corazón. Pero Dios, a través de su Madre, había desarmado todas las manipulaciones del demonio y las había reemplazado por principios de una vida renovada. Entonces me di cuenta de que durante años no había sido yo quien pensaba, sino que en realidad era el demonio que me había inspirado aquellos pensamientos mortíferos contra la vida, el amor y la alegría, y sobre todo contra mi Señor y Salvador Jesús.

El ayuno y el rezo del Rosario son las armas del triunfo del Corazón Inmaculado de María, ante todo en nosotros mismos y luego a nuestro alrededor. En un solo día me fue devuelta la alegría de ser un “querido hijo” (es así como la Gospa nos llama). De suicida fallido pasé a ser en un solo día un hijo perdonado, sin mérito alguno de parte mía, un feliz consagrado. Si solamente nos abandonáramos obedientes en los brazos de nuestra Madre, el único “peso” que sentiríamos en nuestra vida sería aquel tan dulce de su manto maternal!”

Dios te salve, María, la toda Pura” (Hno. Redento).

Es cierto, “Quien ora no le teme al porvenir, quien ayuna no le teme al Mal” (Gospa)

Querida Gospa, bendita seas por recordarnos la finalidad esencial de nuestra vida en la Tierra: ¡que nuestra alma sea una sola cosa con tu Hijo Jesús! ¡En en la oración durante esta Cuaresma, ayúdanos a trabajar sobre esta divina unión de almas!»

https://rosasparalagospa.com/2016/02/17/que-fue-lo-que-salvo-a-luca/

lunes, 21 de agosto de 2017

Ágape



Hoy no me ha venido nadie a preguntar;
ni me han pedido en esta tarde nada.

No he visto ni una flor de cementerio
en tan alegre procesión de luces.
Perdóname, Señor: qué poco he muerto!

En esta tarde todos, todos pasan
sin preguntarme ni pedirme nada.

Y no sé qué se olvidan y se queda
mal en mis manos, como cosa ajena.

He salido a la puerta,
y me dan ganas de gritar a todos:
Si echan de menos algo, aquí se queda!

Porque en todas las tardes de esta vida,
yo no sé con qué puertas dan a un rostro,
y algo ajeno se toma al alma mía.

Hoy no ha venido nadie;
y hoy he muerto qué poco en esta tarde!

César Vallejo

sábado, 19 de agosto de 2017

Estrategias de supervivencia a las crisis (cont.4.)






Pensar en los PROS Y CONTRAS

Hacer una lista de los pros y contras de tolerar el malestar. Hacer otra lista de los pros y contras de no tolerar el malestar: Esto es, de autolesionarse para no sentir el malestar, abusar del alcohol o de las drogas o hacer algo impulsivo.
Centrarse en los objetivos a largo plazo, la lúz al final de túnel. Recordar las ocasiones en que el dolor ha finalizado.
Pensar en las consecuencias positivas de tolerar el malestar. Imaginar cuán bien nos sentiremos cuando consigamos nuestros objetivos. Darse cuenta de que para ello no hemos de actuar impulsivamente.
Pensar en todas las consecuencias negativas de no tolerar el malestar actual. Recordar lo que ha sucedido en el pasado cuando actuamos impulsivamente para escapar al momento

Fuente: Manual de formación de habilidades para el trastorno de personalidad límite, Marsha Linehan, Copyright 1993,The Guilford Pres


martes, 15 de agosto de 2017

Me puse una pistola en la cabeza... pero Jesús me venció y me perdonó


Un ex adicto a la metanfetamina tiene una nueva misión de difundir amor



Por ser un drogadicto desechado por una banda de motociclistas, es difícil imaginar que un cálido abrazo pudiera ser el catalizador para la transformación de la vida dramática de Mateo Kratiuk.
“Estaba asustado, enojado, temeroso, y con el corazón roto”, comparte abiertamente Mateo.
“Tenía un ego enorme; todo el mundo me conocía como ‘Killa’. De repente, sólo era un adicto a las drogas en una pequeña choza en el medio de la nada in nada. Yo estaba al borde del suicidio”.
Su adicción comenzó 16 años atrás, tras el divorcio de sus padres y de ser expulsado de la escuela secundaria.

Él empezó a vivir un estilo de vida extravagante financiado por el tráfico de drogas y la recolección de deudas, pero sabía que necesitaba una reforma.

Mateo probó ir a rehabilitación, pero al perder una oportunidad de trabajo de minería, fue la gota final que lo llevó a unirse a una banda de motociclistas, que ahora reconoce que era una búsqueda errónea de familia y aceptación.

Su vida y su identidad se derrumbaron por una adicción incontrolable a la metanfetamina, provocada por la culpa y la ira tras la muerte de su padre. “Me sumergí en las drogas tan profundamente que la banda de moto- ciclistas me golpearon y me expulsaron del club”, explica Mateo.

Se puso una pistola en la cabeza, pero decidió darle otra oportunidad a la rehabilitación y se internó en un centro de rehabilitación cristiano.
Seis semanas después de que él se internó, estaba considerando el suicidio nuevamente y pensaba cómo podría llegar a ser el infierno.
Sin embargo, todo cambió cuando la esposa del director del centro de rehabilitación salió de la capilla y le preguntó a Mateo si le gustaría recibir un abrazo.
Mateo replicó, “¿Por qué querrías abrazarme a mí?” “Porque te amo”, respondió ella con calma.

“Yo ni siquiera sabía cómo era un abrazo”, recuerda Mateo. “Respondí ‘OK’ y ella sólo se me acercó y me abrazó. Ella colocó su mano sobre mi cabeza y comenzó a orar por mí.
“Comencé a llorar. Durante 33 años, el mundo me había catalogado como dema- siado duro, me etiquetaron de indigno de ser amado. En una sola acción esta señora me dijo: ‘Mi Dios te ama y te ama totalmente.’

“Me di cuenta de que estas personas real- mente me amaban y comencé el proceso de rehabilitación… La respuesta fue el amor – eso derribó el muro.”
Aunque la rehabilitación no lo había ayudado en el pasado, después de recibir el abrazo, un cartel de Narcóticos Anónimos que decía: “Si nada cambia, nada cambia” despertó una serie de pensamientos en su mente. “Fue ahí cuando empecé a orar”, recuerda. “Dios me reveló, Tú tienes 33 años y eres el rey de la rehabilitación. Estás más preo- cupado por ser el tipo más duro del cen- tro. Vamos, amigo. Si nada cambia, nada cambia”.

En la siguiente reunión en la capilla Mateo pasó de ser el chico “duro” a sentarse al frente del grupo.
Con el pasar de las semanas, más de los chicos “duros” se unieron a él, hasta que toda los asientos de la primera fila estaban ocupados por hombres absorbiendo la Palabra de Dios y aprendiendo del amor sacrificial y el perdón que el Señor Jesucristo les ofrecía. Cuatro semanas más tarde, Mateo dice, “Me entregué y le di mi corazón a Jesús.

Declaré que Él era mi Señor y mi Salvador, y que ya no viviría en mi propia fuerza, sino con su fuerza sobrenatural”. A partir de ahí Mateo añade, “Jesús me restauró por completo y me liberó de la adicción, del miedo, la ira, la ansiedad y la violencia, y los reemplazó con amor incondi- cional, compasión, comprensión y el perdón completo. Estoy verdaderamente en paz por primera vez en mi vida”.

Sin embargo, advierte que el trayecto dia- rio no ha sido fácil. “Como todos, tengo días en que soy probado y he cometido errores…, pero la diferencia divina es que no solamente creo en Jesús – Me entrego a Él todos los días. “Tengo a Jesús que me ayuda a través de todo, así que no importa lo que sea la prueba o tentación, salgo de ellas más fuerte y más sabio y más cerca de Jesús.”
Mateo se graduó de rehabilitación en enero de 2015 y acompañó al evangelista Owen Pomana en un viaje de tres meses por todo el sudeste de Asia, predicando del amor de Jesús. Mateo ahora trabaja como un pastor evangélico.

“Me siento desafiado por Dios que Él quiere que mi testimonio sea oído. La canti- dad de veces que debería estar muerto o en la cárcel es fenomenal. Mirando hacia atrás, veo que todo era parte del plan de Dios para hacer su obra”.

fuente: http://testimonioscristianos.net/testimoniodeimpacto/un-abrazo-vencio-al-hombre-de-acero/