miércoles, 31 de enero de 2018

Oración vespertina



¡Señor, Dios mío!
Te doy gracias por permitirme llegar al final de este día.
Te doy gracias porque das reposo al cuerpo y al alma.
Tu mano estuvo sobre mí y me ha protegido y guardado.
Perdona mi poca fe y mis injusticias de este día,
y ayúdame para que yo perdone de buena gana
a quienes han sido injustos conmigo.
Haz que duerma en paz y bajo tu protección
y líbrame de las tentaciones de las tinieblas.

Te encomiendo a los míos,
Te encomiendo esta casa,
Te encomiendo mi cuerpo y mi alma.
¡Dios mío! ¡Sea alabado tu santo Nombre! Amén.

Dietrich Bonhoeffer



lunes, 29 de enero de 2018

Autolesión ¿Ir al psicólogo?

La decisión de entrar a psicoterapia no es fácil, e implica romper con muchos obstáculos y tabúes.
Antes de emprender una relación terapéutica, es importante que entiendas el por qué ir a terapia. La mayoría de las personas que entran a terapia lo hacen porque quieren ayuda con un problema en particular. Algunas entran a terapia por curiosidad o por un deseo de desarrollo personal. Otras pocas llegan a terapia contra su voluntad, como en los casos ordenados por un tribunal. Mientras mas motivado estes, mejores los resultados de la terapia.
Si estás considerando la terapia para ayudarte a enfrentar cuestiones de autolesión, hay varias preguntas que puedes preguntarte a ti mismo antes de tomar la decisión.
 
 
 
1. ¿Qué problemas quieres resolver con la psicoterapia?
2. ¿Esperas conseguir a través de la psicoterapia algo que no puedes conseguir por ti mismo?
3. ¿Cómo esperas que el hacerte daño sea tratado en la terapia?
4. ¿Por qué buscas la terapia ahora? ¿Ocurrió algo recientemente que aumentó tu deseo de recibir ayuda profesional?
5. ¿Qué factores te impiden buscar ayuda de un terapeuta? ¿Son factores de dinero, de tiempo, de lo que dirán tus seres cercanos?
6. ¿Qué esperas lograr con la psicoterapia? ¿Cómo esperas verte cuando la termines? Estos objetivos, ¿son realistas?
7. ¿Que tan motivado estás para entrar a terapia? ¿Cuánto tiempo te comprometes a permanecer en la terapia? 


Cualesquiera que sean tus respuestas a estas preguntas, deberán ayudarte a aclarar si realmente quieres entrar en la psicoterapia ahora.

Si decides que realmente deseas comenzar la psicoterapia, por favor entiende que no es una cura mágica para tus problemas.

A menudo la psicoterapia requiere mucho esfuerzo, tiempo, y gastos. Probablemente te sentirás peor antes de sentirte mejor, y también podrá haber ocasiones en que sientas que la terapia no te sirve de ninguna ayuda en absoluto. A veces la terapia puede ser maravillosa, divertida, enriquecedora, motivante y otras veces no.

Sin embargo, como la mayoría de las cosas, la psicoterapia tiene sus altibajos, sus buenas y malas cualidades, así como muchas experiencias intermedias. La psicoterapia requiere tanto motivación como compromiso para que sea provechosa.

Aqui encontraras algunas preguntas sugeridas por la experiencia de otras personas como tu, y que les ayudaron a decidir si entraban en terapia o no.

¿Qué problemas concretos te gustaría tratar en la psicoterapia?

  • ¿Estás tratando de controlar el autolesionarte?
  • ¿Buscas la terapia para tratar factores relacionados con la autolesión, como antiguos traumas o trastornos alimentarios?
  • ¿Estás considerando la terapia para aprender a tratar con la tensión o manejar mejor tu entorno?
Tener claro lo que quieres tratar es un factor importante para tomar tu decisión de entrar a terapia.

¿Esperas conseguir a través de la psicoterapia algo que no puedes conseguir por ti mismo?

Tus respuestas pueden ser numerosas y variadas. Quizás esperas conseguir una opinión objetiva sobre tus problemas. Tal vez sólo quieras hablar con alguien que pueda apoyarte durante los tiempos difíciles. Quizás esperes obtener un poco de conocimiento o mejor comprensión de tu conducta o incluso algunas sugerencias en cuanto a cómo controlara.
Con esta pregunta podrás determinar si eres capaz de conseguir tus objetivos sin la ayuda de un psicoterapeuta. Tu respuesta a esta pregunta indudablemente afectará tu decisión de entrar a la terapia.
  • ¿Eres capaz de tratar estas cuestiones por ti mismo?
  • ¿Qué ha pasado en otras ocasiones cuando has tratado de resolver estas cuestiones tú solo o con la ayuda de amigos o familia?

¿Por qué ahora?

Esta Tercera pregunta te ayudará también a determinar si deseas entrar en la terapia en este momento.
  • ¿Qué está pasando ahora mismo en tu vida que hace que consideres ir a terapia?
  • ¿De qué manera cambiaron las cosas durante la semana pasada, mes, o año que sientes que podrías beneficiarte viendo a un psicoterapeuta?
Quizá te estás sintiendo más fuera de control que de costumbre, o tal vez el daño que te estás haciendo actualmente te preocupa más o es más frecuente.
O simplemente ahora tienes el tiempo o el dinero que antes no tenías para dedicarlos a la terapia.
O ya utilizaste todos tus mecanismos de resistencia y sistemas de apoyo actuales y necesitas un poco de ayuda externa.

jueves, 25 de enero de 2018

“Yo intenté quitarme la vida” - Carlton Davis, escritor:


“No puedo creer que haya vivido tanto tiempo, para ser honesto. No pensé que llegaría a los 30 o 40. Es un milagro que esté aquí todavía. Una noche decidí que me iba a ir. Fui a un puente de una autopista cerca de cada y estaba decidido a saltar. Lo único que me contuvo fue que no quería matar otra persona. No podía hacerlo. Quería, pero no podía. Esperaba que viniera la policía y que tuviéramos un altercado y que así fuera como muriera, pero no ocurrió. Regresé a casa y me pusieron en un hospital mental donde me diagnosticaron con desorden bipolar. Siempre pensé que mis problemas en mi vida venían por traumas en la infancia donde fui abusado sexualmente, pero mi psiquiatra pensó que había un componente algo biológico. Me medicaron con psicotrópicos y todo se fue. Ya no tenía pensamientos suicidas, aunque cuando me deprimo todavía vuelvo a ese lugar en mi mente y debo obligarme a mí mismo a no hacerlo. Eso me preocupa hasta el día de hoy”. | Foto: Cortesía Dese’Rae L. Stage | Univision

Encuéntralo en este enlace: http://uni.vi/14P6100FM9p

domingo, 21 de enero de 2018

Por más que leas las escrituras


Por más que leas las escrituras
no llegarás muy lejos.
La sabiduría se concentra
en las dos sílabas de la palabra «amor».

Kabir, incluido en  Poemas de Kabir. 
Mística de la India medieval (Miraguano Ediciones, Madrid, 2011, ed. y trad. de Enrique Gallud Jardiel).


viernes, 19 de enero de 2018

Alcohol, drogas, depresión y estrés principales factores de riesgo asociados al suicidio




FUENTE: BERBES. 2009 OCT
Aproximadamente un millón de personas fallece por suicido en el mundo, y el número de tentativas suicidas es unas 10-20 veces mayor, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Es decir, se produce una muerte por suicidio cada 40 segundos y una tentativa cada 3. Concretamente, en nuestro país, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que durante el año 2007 se suicidaron 3.263 personas.
Según la Prof. Pilar Saiz Martínez, del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo “estas cifras suponen un número de muertes similar al de personas fallecidas en accidentes de tráfico e incluso superior al número de defunciones causadas por los conflictos bélicos”.
El Pacto Europeo sobre Bienestar y Salud Mental, celebrado en Bruselas, en Junio de 2008, establece que la primera de las cinco áreas prioritarias de acción en Salud Mental, debe dedicarse a la prevención de la depresión y de los comportamientos suicidas. Las medidas prioritarias recomendadas incluyen: incrementar la formación de los profesionales de la salud; restringir el acceso a los principales métodos suicidas; fomentar la concienciación sobre el problema a nivel comunitario y entre profesionales sanitarios y de otros sectores relevantes; implementar medidas para reducir los principales factores de riesgo asociados a los comportamientos suicidas (consumo excesivo de alcohol y drogas, depresión y estrés) y, por último, facilitar las medidas de soporte adecuadas a aquellas personas que hayan realizado tentativas suicidas o que de modo indirecto se hayan visto afectadas por ellas.
Aproximadamente, en la mayor parte de los países en los que se ha estudiado el fenómeno del suicidio, las mujeres presentan mayores tasas de ideación suicida y de comportamientos suicidas. Sin embargo, “aproximadamente, los varones consuman el suicidio con una frecuencia entre 2 y 4 veces mayor que las mujeres, mientras que éstas realizan intentos de suicidio con una frecuencia 2-3 veces superior a la de los varones. Concretamente, en nuestro país, según datos del INE del año 2007, la tasa de suicidio por 100.000 habitantes fue de 11 para los hombres y de 3,5 para las mujeres”, comenta la Prof. Saiz Martínez.
Existen una serie de factores que se consideran como factores predictores de riesgo suicida: padecer un trastorno mental (siendo los señalados previamente los que se acompañan de un mayor riesgo), la presencia de ideación suicida, las verbalizaciones suicidas y la planificación del acto, los antecedentes personales de tentativa suicida (constituye el mejor factor predictor conocido hasta la fecha), el aislamiento social, los sentimientos de desesperanza, factores sociodemográficos entre los que se incluye el sexo masculino y la edad por encima de los 55-60 años, los antecedentes familiares de suicidio consumado, la presencia de factores estresantes agudos o crónicos (entre los que se puede incluir enfermedades físicas de tipo crónico o discapacitante), etc.
“El 90-95% de personas que se suicidan cumplen criterios de trastorno mental en el momento del suicidio. Hay que tener presente que todos los trastornos mentales incrementan el riesgo de suicidio en relación al de la población general, pero dicho riesgo varía en función del trastorno mental padecido, de modo que los trastornos que se acompañan de mayor riesgo son los trastornos afectivos, la dependencia de alcohol y/o de otras drogas y las psicosis no afectivas”.
Actualmente, se está tratando de conocer mejor aquellos factores que pueden tener un papel protector evitando la comisión de dichas conductas, tales como la ausencia de variantes genéticas que confieren susceptibilidad, presencia de soporte socio-familiar adecuado, tratamiento adecuado de la enfermedad de base, etc.
Según la Prof. Saiz Martínez, “en el momento actual no existen dudas de que el suicidio es un comportamiento determinado por factores bio-psico-sociales. En los últimos años se ha realizado un gran esfuerzo investigador para tratar de conocer los posibles biomarcadores de este tipo de comportamiento y hasta la fecha los hallazgos más sólidos provienen de la presencia de niveles bajos de ácido 5-hidroxiindolacético (5-HIAA), el principal metabolito de la serotonina, en el líquido cefalorraquídeo”.
En relación a las bases genéticas del suicidio, “conocer cuáles son los genes responsables, en última instancia de este comportamiento es algo muy complicado, ya que el suicidio, como la inmensa mayoría de los trastornos mentales se incluyen dentro de lo que se denominan enfermedades genéticamente complejas (no se transmiten según un patrón de herencia mendeliana)”, asegura la psiquiatra.
“Dichas enfermedades tienen un claro componente genético (descrito en estudios de familia, gemelares y de adopción), pero la susceptibilidad para el comportamiento viene dada por el efecto combinado de muchos genes (genes de efecto menor) y de diversos factores ambientales actuando conjuntamente”, señala la Prof. Saiz Martínez.
La investigación genética en suicidio se ha centrado principalmente en el sistema serotoninérgico, “cuya implicación ha demostrado ser la más consistente hasta el momento, siendo el gen más estudiados y, con el que quizás se han obtenido más resultados positivos, el transportador de serotonina (SLC6A4)”. No obstante, señala que en los últimos años se han obtenido resultados prometedores con otros genes, como por ejemplo el del BDNF. Quizás uno de los hallazgos más destacables en los últimos años es el realizado por el grupo de Caspi que ha puesto de manifiesto que existe una interacción entre los comportamientos suicidas, los acontecimientos vitales estresantes y determinadas variantes polimórficas del gen del transportador de serotonina. Habiendo sido, este hallazgo, replicado posteriormente por numerosos grupos de investigación. “No obstante, hay que señalar que estos posibles biomarcadores están aún en fase de consolidación y no se utilizan en la práctica clínica cotidiana”, afirma la Prof. Saiz Martínez.

lunes, 15 de enero de 2018

Una mujer iba a tirarse por un puente y un joven la detuvo: ahí entendió él que tenía una vocación



Jesús García es un joven mexicano de 21 años que cursa segundo año de Filosofía en el seminario y se prepara para ser sacerdote. Cuenta que la historia de su vocación nace en un puente, donde una mujer estuvo a punto de suicidarse.

Recoge su testimonio, Siame.mx, la agencia digital de la arquidiócesis de México.

Un intento de suicidio, el comienzo de la vocación
Después de desayunar con los amigos de la preparatoria (el equivalente latinoamericano al Bachillerato), Jesús caminó, como cada día por avenida Constituyentes para abordar el metro. Jesús recuerda con detalle ese momento en el que comenzaría su vocación. "Fue en la esquina de la calle Rincón Gallardo donde miré a una mujer llorando sentada en la banqueta", explica.

Era su último año de preparatoria y el interés por la vida le llevó a acercarse a la mujer para preguntarla por qué lloraba. Su respuesta fue: “'Estoy bien, no tengo nada'. Se levantó, caminó unos pasos delante de mí y juntos subimos el puente", recuerda Jesús.

"Quedé impactado cuando aquella mujer quiso aventarse del puente, miré hacia atrás para ver si alguien más se encontraba ahí, pero estábamos solos", dice. Jesús intentó  convencer a la mujer para evitar un suicidio: “¡No lo haga!”, le gritó. A lo que ella contestó “¿Qué sentido tiene la vida?”



En ese momento él tenía 18 años y cuenta el joven que lo primero que se le pasó por la cabeza en ese momento de pánico fue correr. “Hay alguien que la está esperando", alentó a la mujer. La señora se giró ante la llamada y llorando le pidió a Jesús que la dejara sola.

Jesús no dejó de animarla. "Pensé en hacerlo, pero le dije: hay alguien en su casa que la espera, piense en sus hijos, su esposo, sus nietos”.

La señora, escuchó las súplicas de Jesús y él le ayudó a bajar del puente. Juntos se dirigieron hacia el Parque Lira. "Mi intención era tranquilizarla y evitar que se quitara la vida". Fue a la delegación Miguel Hidalgo para pedir ayuda, pero le dijeron que no tenían tiempo, que la dejara y que ella se tranquilizaría sola.

Camino hacia Dios
Jesús acompañó a la mujer a la escuela, para que recogiera a su nieta y de camino, le contó sus problemas. Después de escucharla, Jesús recomendó que se los ofreciera a Dios.

Todos los jueves, como tenía por costumbre, iba con sus amigos a desayunar. Pasados tres meses del suceso, Jesús cuenta que una señora se acercó a saludarle. Era la señora del puente. "No la reconocí de inmediato, pues estaba muy cambiada, platicamos un rato y me dijo: 'Tenía mucha razón cuando me dijo que Dios sí me escuchaba'”.



Sus problemas no habían acabado, pero sí disminuyeron. Estuvieron charlando durante un rato y la señora le preguntó si en algún momento pensó en ser sacerdote. Jesús dice que la idea le hizo gracia. “Si no puedo con mis problemas, menos con los de los demás”, contestó.

Aquel acontecimiento fue el detonante de la vocación de Jesús García y de su entrada entrar al Seminario. "Pido a Dios por aquella señora, de la que no sé ni su nombre ni ningún dato más, que donde quiera que se encuentre, la guíe, la cuide y la proteja, porque su testimonio fue lo que realmente me hizo escuchar la voz de Dios", cuenta el seminarista.



jueves, 11 de enero de 2018

Tristeza





Perdí mis fuerzas y mi vida,
y mi alegría y mis amigos;
hasta perdí incluso el orgullo
que hizo creer cierto mi genio.

Conocí un día la verdad
y me creí que era una amiga;
en cuanto yo la comprendí
y la sentí, de ella me harté.

Y, sin embargo, es eterna
y quien pasara aquí sin ella
todo ha ignorado de este mundo.

Habla Dios, hay que responderle.
Me queda un bien únicamente:
haber llorado algunas veces.

Alfred de Musset, (Francia, 1810-1857), 

martes, 9 de enero de 2018

Me autolesiono ¿Cómo dejarlo?


Dejar de Hacerlo o No Dejarlo

Dejar la Autolesión NO es una decisión fácil por varias razones:

1. Sirve, aunque no resuelve el problema

2. Es como una amiga, aunque no siempre la mejor

3. No conocemos otra forma de manejar los sentimientos que nos atormentan



¿Qué se requiere para Dejarlo?

  • Entenderte ¿De qué te sirve hacerte daño? Encuentra los aspectos positivos (p.ej. alivio) y negativos (p.ej. la culpabilidad de después)
  • Paciencia
  • Darte a ti mismo mucho cariño, ya que es un proceso que duele y que tiene sus altas y sus bajas
  • Motivos para dejar de hacerte daño. Si no tienes motivacion puedes encontrarlos en los aspectos negativos de la autolesion: cicatrices incómodas, la incomprension de los demás, el dolor pasadas unas horas, la soledad… También puedes darle la vuelta a los positivos: “ahora me siento segura y cuidada cuando me autolesiono, pero cuando deje de hacerme daño obtendre esa seguridad y cuidado por mi mism@ de las nuevas formas que aprenderé!” Búscalos
  • Tener otras opciónes en lugar de la auto-lesión que te alivie más
  • En muchos casos, ayuda psicológica
  • TENER CON QUIÉN HABLAR POR LO QUE ESTÁS PASANDO: ¿Cómo? Aquí algunos trucos
Para dejar de hacerte daño es importante que sepas cómo te sientes cuando te quieres lesionar.
Primero trata de hablar con alguien sobre cómo te sientes. Eso ayuda muchas veces a entender qué te pasa y las ganas de hacerte daño disminuyen.

¿Cómo te Sientes cuando te quieres Lesionar?

Corresponde tu EMOCIÓN con una Acción

 

Te sientes: Enojad@ - Frustrad@ - Desesperad@

Haz algo físico y violento:
  • Aplasta latas de aluminio lo más rápido que puedas
  • Truena una botella de plástico vacía
  • Avienta hielos para que se desbaraten
  • Grita lo más fuerte que puedas
  • Deshaz una camiseta vieja
  • Haz 50 sentadillas

Te sientes: Triste – Deprimid@

  • Úntate una crema o loción en las partes del cuerpo que te quieres dañar
  • Acurrúcate entre almohadas con un chocolate caliente
  • Tómate un baño de agua caliente con burbujas
  • Haz algo lento y acogedor
  • Escucha música suave

Te sientes: Desconectad@ - Despersonalizad@ - No real - Búscas la sensación de autolesión

  • Apachurra con muchas ganas hielo (realmente sí duele)
  • Mete uno o varios dedos en comida congelada (o helado) por un minuto
  • Úntate debajo de la nariz un ungüento con olor fuerte y penetrante
  • Ponte una liga alrededor de la muñeca, estírala y suéltala
  • Toma una ducha bien fría


Te sientes: Dispers@

  • Haz una actividad que requiera concentración, y que sea divertido
  • Juega un juego de computadora: tetris, minas, carta blanca
  • Agarra un manojo de pasitas y cómete cada una poniendo mucha atención en cómo se siente en tu mano, en su olor, la sensación en tus labios, en tu lengua y mastícala lentamente

Necesitas ver Sangre o marcas

  • Píntate con un plumón rojo en los lugares donde te quieres cortar
  • Toma una botellita con colorante comestible de color rojo. Caliéntalo dentro de una taza de agua caliente por unos cuantos minutos. Destápalo y utiliza la botellita como si fuera cuchillo, para que vaya saliendo el líquido rojo y calientito.
  • Toma hielo y coloréalo con cinco o seis gotas del mismo líquido rojo. Agarra el hielo y utilízalo como si fuera un cuchillo.


Ya lo Hice

Correspondí una acción a la emoción que tenía. Sin embargo no se me van las ganas de hacerme daño
Intenta contestar las siguientes preguntas
  • ¿Por qué me quiero hacer daño?

  • ¿Puedo hacer algo en lugar de lastimarme?

  • ¿Puedo evitar lo que estoy sintiendo?

  • ¿Cómo me voy a sentir después de lesionarme?

  • ¿Me quiero hacer daño?

Si todavía necesitas hacerte daño

No te desesperes
No te sientas mal por ello
Cada vez será más fácil no hacerlo
CUÍDATE
Que tus lesiones sean las MÍNIMAS necesarias
Cuida tus heridas: Primeros auxilios
Mañana será otro día

viernes, 5 de enero de 2018

“Yo intenté quitarme la vida” - Natasha Winn, estilista:


“De verdad sentía que no valía nada y que no merecía estar viva y que… no lo sé. Sólo pensaba que era una persona horrible y la única forma de no ser horrible era morir. Incluso si tu amigo o tu amiga dice: voy a matarme, deberías tomarla en serio y no decir: eso es algo que siempre dices”. | Foto: Cortesía Dese'Rae L. Stage | Univision


Encuéntralo en este enlace: http://uni.vi/14P6100FM9p

lunes, 1 de enero de 2018

Egoísmo


Contra el sucio oleaje de las cosas
yo apretaba la puerta. Mis dos manos,
resueltas, obstinadas, indomables,
la mantenían firme desde dentro.

Fuera, el naufragio; fuera, el caos; fuera
ese pavor, abierto como un pozo,
de las bocas que gritan
al hambre, al ruido, al odio, a la mentira,
al dolor, al misterio.

Fuera, el rastro acosado de los hombres
sin alas y sin piernas, que se arrastran,
que giran a los vientos,
que caen, que se disuelven
en muerte sorda, oscura,
derrumbándose
sin asunción posible.

Fuera, las madres dóciles que alumbran
con terrible alarido;
las que acarrean hijos como fardos
y las que ven secarse ante sus ojos
la carne que parieron y renuevan
su grito primitivo.

Fuera, los niños pálidos, creados
al latigazo rojo del instinto,
y que la vida, bruta, dejó solos
como una mala perra su camada,
y abren los anchos ojos asombrados
sobre las rutas áridas,
mordiendo con sus bocas sin dulzura
los largos días duros.

Fuera, la ruina de los viejos tristes
que un cuervo desmenuza fibra a fibra
en dolorida hilacha, preparando
la dispersión desnuda de los hueso.

Fuera, el escalofrío que sacude
el espinazo enfermo de la tierra
con ráfagas de hastío y de fracaso.

Fuera, el rostro de Dios , oscurecido
por infinitas alas desprendidas
de arcángeles sin hiel, asesinados.

Yo, dentro. Yo: insensible, acorazada
en risa, en sangre, en goce, en poderío.
Maciza, erguida; manteniendo firme,
contra el alud del llanto y de la angustia,
mi puerta bien cerrada.

Ángela Figuera Aymerich (España, 1902-1994)