sábado, 31 de octubre de 2015

Oración contra toda influencia de los espíritus malignos



Señor, Dios todopoderoso, misericordioso y omnipotente,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
expulsa de mí toda influencia de los espíritus malignos.


Padre, en el nombre de Cristo te pido que rompas toda cadena
que los demonios tengan sobre mí.

Derrama sobre mí la preciosísima sangre de tu Hijo.
Que su sangre inmaculada y redentora quebrante
toda atadura sobre mi cuerpo y mi mente.

Todo esto te lo pido por intercesión de la Santísima Virgen María.

San Miguel arcángel, intercede, ven en mi ayuda.

En el nombre de Jesús ordeno a todo demonio que pueda tener alguna influencia sobre mí,
que salga para siempre.
Por su flagelación, por su corona de espinas, por su cruz, por su sangre, por su resurrección, ordeno a todo espíritu maligno que salga.

Por el Dios verdadero,
por el Dios santo,
por el Dios que todo lo puede,
te ordeno demonio inmundo que salgas en el nombre de Jesús, mi Salvador y Señor.

Fuente: http://www.fortea.us/

jueves, 29 de octubre de 2015

Intento de suicidio, cómo pasar página




El apoyo de la familia sirve de ayuda para aquellos que han intentado suicidarse sin conseguirlo, pero no es determinante. Hacer esta puntualización sirve de apoyo porque muchas personas que han vivido el suicidio de un ser querido pueden llegar a sufrir un profundo sentimiento de culpa por no haber podido evitarlo. Existen algunos consejos útiles que pueden servirte de guía en esta situación con el fin de afrontarla y poder darle tu máximo soporte: 
  1. En primer lugar, ser observador ante señales que puede que no signifiquen nada grave, pero es mejor ser previsor. Por ejemplo, estar atento ante posibles expresiones muy pesimistas y derrotistas que te recuerden el comportamiento de la persona en los días previos a su intento de suicidio. Observar posibles cambios bruscos de conducta en la persona respecto de su modo de ser habitual. Una tristeza aguda y abatimiento. Ten presente también que el riesgo de suicidio aumenta cuando existen antecedentes familiares previos.
  2. En situaciones de este tipo, el entorno más cercano tiene el papel de reforzar la compañía y de estar más pendiente de esa persona, pero intentando que el otro sienta que se trata de una situación natural y no forzada. Es decir, conviene que el afectado no se sienta controlado por su entorno, pero sí cuidado. 
  3. La presión que acumulan las personas cercanas al afectado también puede ser alta, por lo que también puede ser saludable que reciban apoyo emocional. Es imposible cuidar de alguien cuando te descuidas a ti mismo. Los familiares de una persona que ha sufrido un intento de suicidio tienen miedo de que pueda volver a pasar. 
  4. Tener una actitud de confianza en uno mismo y en el otro pensando precisamente en la capacidad de superación que tiene todo ser humano en su interior. Tener empatía con una persona que ha tenido un intento de suicidio puede no ser sencillo, sin embargo, para comprender mejor cómo se siente una persona con ideas muy negativas que le llevan a un intento de suicidio, conviene señalar algunos de los rasgos que le caracterizan. Por ejemplo, la persona que está sufriendo desesperación profunda puede tener dificultad para salir de su sufrimiento y resolver el conflicto, el agotamiento mental puede dificultar la capacidad de pensar en alternativas para solucionar un asunto, las preocupaciones intensas producen problemas de sueño, roban el apetito y dificultan la concentración en el trabajo… Las personas que están en una fase de desesperación absoluta imaginan un futuro negro y trágico, se infravaloran a sí mismas y creen que están solas porque en lo más hondo de su corazón se sienten así aunque tengan a gente alrededor.
  5. Es útil acompañar al afectado en actividades positivas que le gusta hacer en su rutina, ya que el disfrute personal aporta bienestar.
  6. Actuar como punto de apoyo de otra persona implica practicar la escucha activa de una forma abierta y perder el miedo a hablar del tema claramente. Aunque la intimidad es un tema importante a nivel humano, cuando una persona confiesa a otra que ha vuelto a tener pensamientos de suicidio, lejos de guardar ese tema en secreto absoluto, hay que buscar ayuda y contar con el apoyo de los familiares cercanos. 
  7. Retirar de la casa todos aquellos elementos que puedan suponer un riesgo de lesión. Los medicamentos tienen que estar fuera del alcance de esta persona.
  8. Hablar con otros individuos que han pasado por una situación similar y la han superado también puede servir de ayuda.
  9. En un momento de crisis personal del afectado, evita restar peso a sus pensamientos, simplemente, escúchale. Tampoco desvíes el tema de conversación hacia ti. Evita recurrir a frases tópicas del tipo “no pasa nada”, para restar importancia a lo que está sufriendo la otra persona. Los pensamientos son muy importantes ante un intento de suicidio, porque el pensamiento influye en el sentimiento y éste, se refleja en la acción. Por ello, en primer lugar, es importante actuar sobre el modo de pensar, para intentar acallar el malestar, ya que de esta forma, también se influye en positivo sobre el sentimiento.
    Victor Frankl, fundador de la logoterapia, explica cómo detrás de la pérdida de sentido existe, en la mayoría de las ocasiones, soledad existencial. Según ñel, bajo esta premisa, las personas que tienen ideas de suicidio en realidad no quieren morir, sino poner fin a su sufrimiento.
  10. Recursos de apoyo ante el suicido: existen algunos libros que pueden ser un buen recurso de apoyo, como por ejemplo, el libro El suicidio, prevención y manejo, escrito por Óscar Pérez Barrero y por Dolores Mosquera. En el caso de aquellas personas que tienen creencias religiosas también pueden encontrar apoyo en su fe.
    Los medios de comunicación también tienen una responsabilidad ética a la hora de informar con respeto sobre este tema, por un lado, porque se puede producir el efecto imitación, por lo que conviene que traten el tema con cautela e intentando no dar información sobre el medio utilizado por la persona. Sin embargo, no se debe caer en el error de tratar el suicidio como un tema tabú, ya que silenciarlo no ayuda en nada, si el suicidio se convierte en un tabú, entonces, es imposible su prevención.
Me gustaría concluir este artículo con un mensaje positivo de la mano de Albert Einstein que afirma que “la vida es hermosa, vivirla no es una casualidad”.

domingo, 25 de octubre de 2015

Del yoga, el reiki, los cursos de milagros al vacío y de vuelta a la fe. Testimonio de Milagros Martín (2)



Milagros Martín nos sigue contando su cambio de agujas en esta segunda parte de su testimonio.
Sus amigos de Reiki la invitaron a una curso, pero, providencialmente, a raíz de un cansancio inexplicable, acabó yendo a Lerma. Allí siente que tiene que entrar a visitar un monasterio. Al final se queda allí varios días y recibe su primer aviso de que lo que está haciendo está mal. Después de esta experiencia, tira algunos de sus libros y huye a Marruecos, pero, cuando vuelve a España, enseguida le invitan a un curso de milagros, que le lleva a vender su casa y a dejar a su familia. Después de cinco años de enfrentamientos con su maestro, encuentra al verdadero Maestro, a Jesús.


miércoles, 21 de octubre de 2015

Anoche cuando dormía...





Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Dí: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.


Antonio Machado

jueves, 15 de octubre de 2015

Del yoga, el reiki, los cursos de milagros al vacío y de vuelta a la fe. Testimonio de Milagros Martín (1)



Milagros Martín creció en un ambiente de "catolicismo tradicional". Al empezar a salir con un chico, se aparta de toda práctica religiosa. Poco después, ella y su novio se van a vivir juntos y, tras un periodo de convivencia, deciden casarse por la Iglesia. Ella sentía, de alguna forma, que aquello no estaba bien, pero atribuyó su malestar a la tensión por los preparativos de la boda.
Al poco tiempo de contraer matrimonio, se separan, pues Milagros descubre que se encuentra envuelta en una crisis personal. Buscando la paz, empieza a meterse por tortuosos caminos que le dejan un gran vacío y le hacen sentirse hastiada de la vida. Comienza con unos cursos de reiki y, de ahí, toma contacto con el mundo de lo sobrenatural, pero no precisamente con Dios y los santos.
Continuará...


domingo, 11 de octubre de 2015

Ofertorio





Deus dedit, Deus abstulit

Dios mío, yo te ofrezco mi dolor:
¡Es todo lo que puedo ya ofrecerte!
Tú me diste un amor, un solo amor,
¡un gran amor!
                                  Me lo robó la muerte
...y no me queda más que mi dolor.
            Acéptalo, Señor:
¡Es todo lo que puedo ya ofrecerte!...
autógrafo

Amado Nervo

viernes, 9 de octubre de 2015

Miedos

Miedos from Maranatha on Vimeo.
Silvana Falco es Bombera Voluntaria hace más de 20 años. Atravesó por muchas situaciones extremas en las que debió poner en riesgo su vida para salvar la de alguien más.
A causa de un acontecimiento doloroso, Dina sufrió depresión por mucho tiempo hasta que encontró un camino para superar esa enfermedad.
Tener miedo en un momento de peligro es normal y sirve para protegernos, pero en algunas circunstancias puede convertirse en algo negativo.
¿Qué es el miedo? ¿Qué hacer cuando parece que nos paraliza? ¿Cómo afrontarlo?
Con la participación especial de Ignacio Larrañaga y Juan Carlos Baglietto.

lunes, 5 de octubre de 2015

Sufría "depresiones y ataques de ansiedad" desde los 21 años. Hoy narra su camino a la sanación


"Puesto cara a cara ante mi pecado, estaba al borde de la desesperación. Fue precisamente en este momento cuando oí una canción religiosa que surgía de lo hondo de mi ser. Era un himno que no había oído desde la niñez. El estribillo repite dulce y lentamente las palabras: «Mi Dios me ama»". 

 Kevin Deakin, nació y creció en Oldham cerca de Manchester, Inglaterra, en el seno de una familia unida y cariñosa: mamá, papá, Stephen (el hermano menor del padre de Kevin), su hermana Kelly y su hermano Liam. El padre sabía poner orden y disciplina. “Nos mantenía en el buen camino; así, en los años posteriores, sabríamos distinguir entre lo bueno y lo malo, y tendríamos una conciencia bien formada”, dice Kevin. Hoy considera este rigor paterno una pequeña bendición. Aunque ello no fue contención suficiente como para impedirle pasar límites en algunos momentos de su vida… “Sin embargo, ayuda mucho tener un punto de referencia, una guía moral, por así decir, para poder conocer el error y saber el camino de regreso”, apunta Kevin. También nos cuenta Kevin que hubo un “factor” determinante para la formación espiritual de esa familia. “Gracias a mi abuela con mi hermano mayor fuimos monaguillos…”. 

Así, cuando a sus ocho años uno de los maestros de escuela les habló de las apariciones de Fátima “me enganchó enseguida y, como respuesta personal a la petición de la Virgen, añadí un misterio del rosario a las oraciones que ya solía rezar cada noche. Otro maestro, en la misma época, nos habló sobre el Sagrado Corazón de Jesús y la sencilla oración: «Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío». Nos explicó cuánto le había ayudado en su vida. Fue para él una devoción muy importante. Me convenció. Desde ese momento siempre he tenido una devoción muy grande al Sagrado Corazón. Más tarde, esa oración me iba a salvar la vida”, confidencia Kevin. Pero como no eran ángeles, el padre debía enseñar normas que buscaban formar el carácter y valores de los hijos. “Uno de sus principios ‘clásicos’ fue éste: «Si te quemas el trasero tendrás que sentarte encima de las ampollas». A esto solía añadir que aunque uno pueda escaparse de una acción mala una, dos, tres veces… tarde o temprano, por ley de vida, te van a pillar, y luego… si te quemas el trasero, tendrás que sentarte encima de las ampollas”. Aún recuerda Kevin la ocasión en que con Stephen, el hermano pequeño de su padre (quien tenía su misma edad), robaron unos cigarrillos de la abuela para experimentar qué se sentía al fumar. “Duró poco tiempo porque sabíamos que nuestros traseros pronto sufrirían el calor de la mano derecha de mi padre (extensión material de la de Dios mismo)”, comenta.

 Perdiendo el rumbo

 En la adolescencia y juventud factores fortuitos de cambio, se unieron al natural proceso de independencia poniendo en jaque lo mejor que la familia había buscado forjar en Kevin. Con quince años empezó a “beber alcohol y fumar mariguana”, solamente, señala, “porque mis amigos solían hacerlo”. En ese período su padre, quien era entrenador profesional de rugby, debió trasladarse a Cannes y el joven Kevin regresó luego de un tiempo a Inglaterra. “… En la casa de mis abuelos tenía más libertad para perseguir mis propios intereses”. Lo único que buscó entonces fue la falsa libertad “de hacer lo que me daba la gana; así mis pasiones fueron atraídas por las seducciones del mundo que me rodeaba”, recuerda. Pasaron años y al cumplir dieciocho años, uno de sus amigos del equipo de rugby murió atropellado por un camión. Había pasado el día bebiendo con otros amigos y luego, dando un salto, se agarró a la parte trasera de un camión, con la idea de poder así ser llevado a su casa. Al final, cayó bajo las ruedas y le aplastó. Vivía cerca de Kevin. “Yo sabía que si hubiera estado con él, lo más probable era que hubiera hecho lo mismo. Fue un gran shock que me hizo dirigir la mirada hacia arriba, en busca de sentido. Sin embargo, como andaba con gente que estaba en la misma onda que yo, no encontré respuesta ni salida, y seguí en la misma vida egoísta, sin sentido ni meta”, reflexiona. Muerte y vida en pocas horas El día del entierro coincidió con un amigo del colegio y del rugby, que el año anterior había estado en el seminario inglés en Roma estudiando para el sacerdocio. “Esto fue otro shock para mí… -sentencia Kevin- Él vivía una vida buena y casta, con oración, mientras que yo me ahogaba en un mar de impureza y hábitos mundanos. Me dejó boquiabierto. Me impresionó profundamente por la paz y la confianza que emanaban de él. En cambio, yo a esas alturas ya sufría de depresiones y ataques de ansiedad”. “Atraído por la aventura”, reconoce, no mejoró mucho su vida en la Universidad de Trent, Nottingham, cuando estudiaba Ciencias Biomédicas. “Con veintiún años estaba en un negro y profundo hoyo de tristeza en el que parecía que no había salida. Fue una auténtica tortura. Empecé a buscar refugio en libros de psicología positiva. Mi padre los utilizaba en su trabajo”. En esta época comenzó a visitar esporádicamente la iglesia para rezar. En una de estas visitas decidió confesarse. Hacía cinco o seis años que no lo hacía. Sin embargo, Kevin cuenta que… “al presentarme delante del sacerdote, no sé si me entró el demonio mudo o qué, pero el caso es que no pude hablar. Se me hizo un nudo en la garganta y mi mente se quedó en blanco. El sacerdote me preguntó si había matado a alguien. Llevaba tiempo matándome a mí mismo espiritualmente, pero de eso ni siquiera me daba cuenta. Por supuesto que dije que no. Me aconsejó salir e intentar poner por escrito lo que quería decir. Salí un poco avergonzado y no volví. A pesar de todo, creo que Dios bendijo mi esfuerzo honesto por acercarme a Él en medio de mis tormentos, porque sí recibí un alivio temporal de la depresión”. En vacaciones retornó a los vicios conocidos, dejó de ir a misa y de orar. Luego, de regreso en Nottingham, su estado mental era crítico. “Caí otra vez en la depresión, pero peor que antes.

Durante casi dos meses no hacía más que pensar en el suicidio.

 Como sufría además de insomnio, llegó a ser una pesadilla continua, de día y de noche. No podía hablar de mis luchas interiores con mis amigos y dejé de tratar con la gente, aislándome cada vez más de todo el mundo. Fui al médico, pero la solución química – de tomar fármacos anti-depresivos – no me convencía”, recuerda. Cara a cara con el pecado Entonces su alma le llevó a recordar al Sagrado Corazón de Jesús y desde ese abismo brotó la sed por la oración. Se fue entonces a la catedral donde lo primero que encontró fue un volante con una novena a San Judas, santo patrón de las causas humanamente perdidas, y un librito sobre la Divina Misericordia. Pero le asaltó nuevamente la angustia y sentir que había fallado a Jesús. “Hasta ese momento, había estado intentando seguir con mi vida mundana por una parte, mientras por otra pedía a Dios que me sacara de mi apuro. Ahora, puesto cara a cara ante mi pecado, estaba al borde de la desesperación. Fue precisamente en este momento cuando oí una canción religiosa que surgía de lo hondo de mi ser. Era un himno que no había oído desde la niñez. El estribillo repite dulce y lentamente las palabras: «Mi Dios me ama»”. Esta vital experiencia de la misericordia le acompañó las semanas siguientes. “Provocó un cambio definitivo en mi vida. Tomé la decisión de dejar ya totalmente y para siempre la vida inmoral y emprender el camino de la vida auténtica que ya conocía por mi fe católica”. El Camino de Santiago, Fátima y el Hogar Luchó y volvió a caer muchas veces en los dos años siguientes y Dios comenzó a mostrarle con fuerza inusitada que lo había elegido. La lectura de libros espirituales, testimonios de personas, acontecimientos en que supo leer la voluntad de Dios, la oración, la vida sacramental, como también aceptar sus propios errores y el tesón de su carácter aferrado a la fe darían fruto… Así resume el propio Kevin aquella etapa: “Con el recuerdo todavía fresco en mi mente de la realidad de mi vida pasada, y arrebatado por la experiencia preciosa del amor de Dios y el celo que me invadió, me sentí movido a asumir una vida de penitencia para purificarme, hacer reparación por mis pecados y acercarme más a Dios. Todo con buena intención, como digo, pero es una gran imprudencia querer dirigirse uno a sí mismo en la vida espiritual, sobre todo sin experiencia. Decía S. Bernardo que el que elige ser su propio director espiritual se hace discípulo de un necio. Y si te quemas el trasero, tendrás que sentarte encima de las ampollas. Acabé en el hospital debido a los ayunos excesivos y las mortificaciones que hacía, movido por los escrúpulos y sin duda por los engaños del mal espíritu que estaba jugando conmigo. Doy gracias a Dios por la familia tan paciente que tengo, que estuvieron a mi lado durante todo este tiempo tan difícil y me ayudaron a volver al buen camino”. Luego vinieron tres años de nuevas experiencias. Se incorporó a la comunidad del Cenáculo y siguió más allá, buscando su lugar, creciendo en sabiduría; más tarde hizo el Camino de Santiago y continuó hacia Fátima en Portugal, a pie, con apenas unas decenas de euros... Ya en Fátima, cuando llegaba el momento de partir, cuenta Kevin que fue a la basílica para escuchar misa y con la intención de despedirse de la Virgen… “Estando allí en oración, sin embargo, sentí profundamente dentro de mí que Nuestra Madre me pedía consagrarme totalmente a Ella y subir al norte de España para visitar el Hogar de la Madre. Yo le respondí que si Ella quería esto, tendría que conseguirme un modo de transporte, porque no tenía la más mínima intención de ir andando. Cuando salí del lugar donde me alojaba, me encontré con un chico polaco y nos paramos a hablar en el poco francés que sabíamos entre los dos. Él me invitó a ir con él y su amigo en su coche: iban a salir para París. Viendo que la Virgen estaba organizando todo, acepté la oferta, pero aclarando que sólo iría hasta el norte de España. Al día siguiente, salimos de Fátima los tres en su coche. Esto fue otra aventura y otra historia. Basta decir que nuestros ángeles de la guarda nos acompañaron durante todo el viaje, y llegamos sanos y salvos a pesar de la patata de coche que tenían. Les di quince de los dieciséis euros que me quedaban, y me dejaron en el norte de España con un euro en el bolsillo… El Hno. Dominic (ahora Padre Dominic) me abrió la puerta… Después de tantos altibajos, idas y venidas, aventuras, pruebas y alegrías que había vivido durante los últimos siete años, sentí que por fin había llegado a mi Hogar. Esto fue en noviembre de 2006. El 19 de marzo de 2007, Fiesta de San José, entré en el Hogar como candidato de los Siervos”.


jueves, 1 de octubre de 2015

Salmo 1






Son la oración de Dios que se regala cantándose a sí mismo, y así mata las penas.

La noche cae; despierto, me vuelve la congoja, la espléndida visión se ha derretido, vuelvo a ser hombre. Y ahora

dime, Señor, dime al oído: tanta hermosura, ¿matará nuestra muerte?



SALMO I

(Ex 33,20)

Señor, Señor, ¿por qué consientes que te nieguen ateos ? ¿Por qué, Señor, no te nos muestras sin velos, sin engaños?

¿Por qué, Señor, nos dejas en la duda, duda de muerte? ¿Por qué te escondes?

¿Por qué encendiste en nuestro pecho el ansia de conocerte, el ansia de que existas, para velarte así a nuestras miradas?

¿Dónde estás, mi Señor; acaso existes? ¿Eres tú creación de mi congoja, o lo soy tuya? ¿Por qué, Señor, nos dejas vagar sin

rumbo buscando nuestro objeto? ¿Por qué hiciste la vida? ¿Qué significa todo, qué sentido tienen los seres?

¿Cómo del poso eterno de las lágrimas, del mar de las angustias, de la herencia de penas y tormentos no has despertado?



Miguel de Unamuno.