viernes, 29 de julio de 2011

¿Qué es lo que quieren las personas al borde del suicidio?



Que alguien les escuche. Alguien que sinceramente dedique su tiempo para escucharles. Alguien que no juzgue, ni aconseje, ni dé opiniones, sino que ponga toda su atención en escuchar.
Alguien en quién confiar. Alguien que les respete y no intente tomar la iniciativa. Alguien que trate todo con una discreción absoluta.
Alguien que se preocupe. Alguien que se ponga a su disposición, tranquilizándoles y hablando con calma. Alguien que asegure, acepte y crea. Alguien que diga "te entiendo".
Que es lo que no quieren las personas al borde del suicidio?
Quedarse solos. El ser rechazados parece aumentar diez veces más el problema. El tener a alguien en quien confiar hace toda la diferencia.
Escuchar
Recibir consejos. Los sermones no ayudan. Tampoco ayuda la sugerencia de "anímate" o asegurarles que "todo saldrá bien". No analices, compares, califiques o critiques.
Escuchar
Ser interrogados. No cambies de tema, no compadezcas o condesciendas. El hablar de los sentimientos es difícil. Las personas al borde del suicidio no quieren ser apuradas o tener necesidad de defenderse.
Escuchar
 

lunes, 25 de julio de 2011

Diálogos con el silencio


"Enseñame, oh Dios, a aceptar con gozo mi desvalimiento en la vida espiritual. Enseñame a contentarme con tu gracia, que viene a mi en la oscuridad y hace cosas que yo no puedo ver.

Enseñame a ser feliz por poder depender de Tí. Depender de Tí debería ser, en sí mismo, infinitamente más grande que cualquier otro gozo que mi apetito intelectual pueda desear".

Tu nombre está en mis entrañas.
Tu Santo Nombre corona la torre de mi corazón.
Venga la gracia, y pase este mundo,
Jesús, Tú que vives en mi exhausto corazón".

"A Ti, que duermes en mi pecho,
no se te encuentra con palabras,
sino en la aparición de la vida dentro de la vida,
y de la sabiduría dentro de la sabiduría.

Contigo ya no hay diálogo, contienda ni oposición de ningún tipo.
A Tí se te encuentra en la comunión!
Tú en mí, y yo en Tí; Tú en ellos, y ellos en mí:
desasimiento dentro del desasimiento,
desapasionamiento dentro del desapasionamiento,
vacuidad dentro de la vacuidad,
libertad dentro de la libertad.
Estoy solo. Tú estás solo.
El Padre y Yo somos Uno".

Santiago Apostol y el suicida




Cerca de la ciudad de Lyon existe un pueblo en el que vivía un joven que se mantenía con el trabajo de sus manos y sostenía también a su madre, muerto el padre. Amaba ardientemente a Santiago adonde peregrinaba casi cada año y allí presentaba su ofrenda. No se había casado, sino que llevaba una vida honesta junto a su madre viuda. Pero aunque una y otra vez se contenía, sin embargo fue vencido por la voluptuosidad de la vida y fornicó con una jovenzuela. Cuando amaneció, puesto que se había comprometido con unos vecinos suyos a llevar un asno, comenzó su peregrinación a Santiago de Galicia.

Yendo ellos por el camino encontraron a un mendigo que iba a Santiago. Lo tomaron consigo en razón de su compañía, pero más por amor al Apóstol, dándole además el alimento. Y así durante muchos días prosiguieron su camino; el diablo, viendo esta caritativa y pacífica compañía, se llegó calladamente al joven que había fornicado en su casa, en forma humana bastante distinguida y le dijo: «¿No sabes quien soy?» Y él: «De ninguna manera». Y el otro le dice: «Yo soy el apóstol Santiago a quien cada año desde hace ya mucho tiempo, acostumbras visitar y honrar con tus donaciones. Tienes que saber qué contento estaba contigo. Cuántas cosas buenas pensaba que vendrían por ti, pero recientemente, antes de salir de tu casa has fornicado con una mujer y ni entonces ni hasta ahora has hecho penitencia ni has querido confesar y así has emprendido viaje con tu pecado como si tu peregrinación pudiera ser aceptable para Dios y para mí. Primero es necesario que abras tus pecados a una humilde confesión y después pagues lo cometido peregrinando. A quien obrare de otra forma, no le sería aceptada su peregrinación». Dicho esto, desapareció de sus ojos.

Estas cosas que oyó, comenzó a entristecerse maquinando en su interior volverse a casa y confesarse con su sacerdote. Sólo entonces regresaría al camino emprendido. Mientras esto pensaba para sí, el demonio, en la misma forma que se le había aparecido la primera vez, volvió a decirle: «¿Qué es esto que piensas en tu corazón de que quieres volver a tu casa y hacer penitencia y luego volver a mí más dignamente? ¿Es que crees que tu crimen puede borrarse con ayunos y lágrimas? Mucho te engañas. Cree a mis consejos y te salvarás; no podrás salvarte de otra manera. Aunque hayas pecado, yo te quiero y por ello vine a ti para darte tal consejo que puedas salvarte, si me quieres creer». A lo que el peregrino respondió así: «Pensaba como dices, pero después de que me has dicho que todo ello no me aprovecha para la salvación, dime lo que te agrade para que pueda salvarme y con gusto lo pondré por obra». y el otro: .Si de verdad quieres enmendarte sinceramente de tu delito, córtate inmediatamente tus partes viriles, con las que pecaste». A cuyo consejo respondió aquel aterrado: «Si yo me hago lo que me aconsejas hacer, no podré vivir y además seré un suicida, cosa que mil veces oí es algo condenable ante Dios». Entonces el demonio riendo le dijo: «¡Qué poco entiendes las cosas que pueden aprovecharte para la salvación! Te aseguro que si fueses tan prudente como para no dudar en suicidarte, bien contento vendría enseguida con un montón de compañeros a recoger tu alma inmortal. Yo soy el apóstol Santiago que te aconsejo hagas como te digo si quieres venir en mi compañía y encontrar remedio a tu delito». Dichas estas palabras, el peregrino que se llamaba Simple, mientras sus compañeros dormían sacó un cuchillo para aquella acción abominable, y cortó cuanto de viril tenía en sus partes; y después, volviendo la mano, alzó el cuchillo y clavándose la punta, se atravesó el vientre. Pero cuando la sangre saltó abundante y él se agitó palpitando, sus compañeros se despertaron y gritaron preguntándole qué le pasaba. Al no responderles sino que angustiado estaba en las últimas, se levantan entristecidos, encienden antorchas y encuentran a su compañero medio muerto sin valerse ya para responder. Por lo que estupefactos y aterrados no les imputasen su muerte si por la mañana los encontraban en el mismo lugar, huyen abandonándolo envuelto en su sangre con el asno y el pobre al que habían comenzado a alimentar.

A la mañana, cuando la familia se levantó y encontró al muerto no estando claro a quien achacar el asesinato, llamaron a los vecinos para llevarlo a la iglesia a enterrarlo, pero ante el flujo de sangre, se pararon ante la iglesia y depositaron allí el cuerpo. Mientras se preparaba la fosa, el muerto se levantó instantáneamente sobre su catafalco. Esto que vieron los presentes huyeron aterrorizados gritando; esto que oyeron los del pueblo, acudieron curiosos preguntando qué había sucedido. Y ven y escuchan al muerto vuelto a la vida, quien, cuando llegaron más cerca, les contó cuanto le había sucedido. «Yo -les dijo- a quien veis resucitado de la muerte, amé desde niño a Santiago y acostumbré servirle cuanto pude; pero ahora, después de haber decidido peregrinar y llegar hasta este pueblo, se me acercó el diablo y me engañó diciéndome que era Santiago y les contó todo como acabamos de contar. Después de quitarme la vida y de que mi alma saliera del cuerpo, se vino a mí el espíritu maligno que me había engañado, llevando tras de sí una manada de demonios que me robaron sin piedad y me llevaron al lugar de los tormentos llorando y dando voces angustiadas. Y así se encaminaron hacia Roma, pero al llegar a un bosque que se encuentra entre la ciudad y el pueblo llamado Lavicano, Santiago nos alcanzó por la espalda y a los demonios que me llevaban les dijo: «¿De donde venís y a dónde vais?» Le dicen: «¡Oh Santiago! Este no te pertenece, porque de tal forma nos creyó a nosotros que se suicidó. Nosotros lo convencimos, nosotros lo engañamos, nosotros debemos tenerlo». A lo que les contestó: «No me habéis respondido a lo que os he preguntado, pero os alegráis presumiendo de haber engañado a un cristiano, por lo que malos vaya, como pago. Porque este peregrino que os jactáis de poseer no os lo habéis de llevar impunemente». Santiago me parecía un joven de hermoso aspecto de ese color intermedio que la gente llama moreno. Empujándonos él hacia Roma, nos desviamos a donde había un espacio verde, cerca de la Iglesia de San Pedro Apóstol, en la llanura etérea donde una multitud innumerable de santos habían acudido a concilio, presidiéndolo la venerable señora Madre de Dios con muchos y preclaros personajes a derecha e izquierda. Yo comencé a pensar que nunca en mi vida había visto criatura tan hermosa y nada estimé tan hermoso. Ante ella, Santiago, mi piadosísimo abogado se puso en pie ante todos, y a gritos proclamó la argucia de Satanás para engañarme. Ella apenas percibió a los demonios, dijo: «Miserables, ¿qué buscábais en este peregrino de Dios y de mi Hijo y de Santiago su apóstol? Como si no os bastase vuestro castigo que lo queréis aumentar». Cuando ella, en verdad clemente, acabó de hablar, se inclinó sobre las estrellas, y aterrorizados los demonios, y afirmando todos los presentes a la reunión que me habían tratado injustamente, engañándome en contra del apóstol, ordenó la Señora volver a mi cuerpo y así, Santiago tornándome enseguida me devolvió a este lugar. Así he muerto y así he resucitado.
 
MILAGROS DE PEREGRINOS A SANTIAGO
EDICIÓN, TRADUCCIÓN Y ESTUDIO DE LA NARRACIÓN DE VARIOS 'MILAGROS DE PEREGRINOS'
CONSERVADA EN UN CÓDICE DEL ARCHIVO DE LA CATEDRAL DE SANTO DOMINGO DE LA CALZADA


http://www.vallenajerilla.com/berceo/santiago/milagros.htm 

 


sábado, 23 de julio de 2011

Vigilias


A Manuel Ponce

Escuchar el rumor bajo la aurora
del día que se abre a la espesura,
mirar la madrugada aún oscura
adelgazarse lenta en cada ahora;
estar ahí sin tiempo y sin demora
contemplando el espacio en su mesura
y sentirse atrapado en la atadura
de su exacto equilibrio que enamora;
y ser entonces árbol, agua y tierra
y luz donde la noche ya vacía
delinea los contornos de la sierra,
lo sabe aquel que vela a cielo abierto
en espera de Dios y de su día,
lo sabe sólo quien está despierto.

Javier Sicilia

martes, 19 de julio de 2011

Ayuda a un amigo o familiar que esté al borde del suicidio




Calla y escucha!
Si alguien se encuentra en estado deprimido o al borde del suicidio, nuestra respuesta inmediata es la de ayudar. Ofrecemos consejos, intercambiamos nuestra propia experiencia, intentamos buscar soluciones.
Mejor sería callar y escuchar; las personas que están pensando en suicidarse no quieren oír respuestas o soluciones. Buscan un refugio donde poder expresar sus temores y preocupaciones, para ser ellos mismos.
El escuchar - el escuchar de verdad - no es fácil. Tenemos que controlar el deseo de decir algo, hacer un comentario, ampliar un relato u ofrecer consejos. Necesitamos escuchar no solo los hechos que nos está contando dicha persona, sino también entender los sentimientos que han dado lugar a los mismos. Necesitamos comprender los acontecimientos desde su punto de vista, no del nuestro. A continuación se detallan algunos puntos que se deben tener en cuenta si se está ayudando a una persona que está a punto de quitarse la vida.

viernes, 15 de julio de 2011

Esperanza en la desolación (8)


Soy capaz de asumir esta época que estamos viviendo...y puedo incluso perdonar a Dios que esto sea así, que seguro es como debe ser. ¡Que alguien tenga tanto amor dentro de sí como para perdonar a Dios...! (Cartas, 21-22)

Etty Hillesum

Mucha gente ha oído hablar de Anna Frank. Pero pocos conocen a Esther "Etty" Hillesum. Etty, como era llamada por sus amigos, nació en Middelburg (Holanda) el 15 de enero de 1914. Escribió un diario íntimo y extenso entre 1941 y 1943, durante la segunda guerra mundial. En este diario manifiesta sus sentimientos durante su cautiverio en el campo de concentración de Auschwitz, en Polonia, donde falleció. El diario de Etty muestra una experiencia religiosa impresionante vivida desde una experiencia dramática de sufrimiento en las tormentosas circunstancias de la persecución nazi a los judíos.

http://www.tendencias21.net/El-diario-de-Etty-Hillesum-buscar-a-Dios-

miércoles, 13 de julio de 2011

Teresa de Lisieux


Sentada en la penumbra del convento,
Teresa observa el muro gris y yerto;
no la turba el silencio, ese desierto
del alma, en la quietud del aposento.
Los sueños y los goces de la vida
que en el duro Carmelo palidecen,
en ella ya no existen. Obedecen
sus ojos a otro sueño, a otra medida:
piensa en la dicha amada que le espera,
en el dolor que roe sus pulmones
y ofrece en redención y la lacera;
sabe en su pequeñez que no está sola,
que en la noche y sus arduas aflicciones
es Dios quien sufre en ella y quien se inmola.

Javier Sicilia

sábado, 9 de julio de 2011

La crisis económica provoca un aumento del número de suicidios

 
Un estudio de The Lancet asegura que por cada un 1% de aumento del desempleo, los suicidios y asesinatos crecen un 0,8
 
La crisis económica provoca un aumento del número de suicidios y asesinatos en los países afectados, mientras que, en cambio, se reducen los accidentes de tráfico.
Ésta es la conclusión a la que llega un estudio publicado en la versión digital de la revista The Lancet, donde se recomienda también la aplicación de políticas efectivas de empleo para contribuir a reducir esta tendencia.
Según los autores del estudio, el paro es una de las causas principales del incremento de esas muertes, por lo que es clave poner en marcha programas de formación y reinserción laboral que ayuden a mitigar los efectos adversos.
En el artículo, David Stuckler, de la universidad inglesa de Oxford, y Martin McKee, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, examinan cómo las diferentes crisis económicas sucedidas en las últimas tres décadas han afectado a la mortalidad en 26 países de la Unión Europea (UE).
Su objetivo era determinar qué políticas sanitarias públicas pueden servir mejor para contrarrestar los efectos de las recesiones.
Hay varias teorías sobre las consecuencias de las crisis en las poblaciones: una corriente sostiene que provocan un aumento de las enfermedades mentales, el estrés y las adicciones, mientras que otra asegura que la gente se inclina a estilos de vida más sanos, andando en lugar de coger el coche o consumiendo menos alcohol.
Las muertes por abuso de alcohol aumentan un 28% en tiempos de crisis Sin embargo, el estudio difundido apoya empíricamente la tesis de que las dificultades económicas, y en particular el paro, guardan una relación directa con el incremento de los suicidios y los asesinatos.
Por cada 1% de aumento del desempleo en los países analizados, ascendían un 0,8% los suicidios entre menores de 65 años -entre 60 y 550 suicidios anuales más en el territorio-, el mismo porcentaje que los asesinatos.
En cambio, los accidentes de tráfico se reducían un 1,4%.
Si, en los Estados de la UE estudiados, el paro subía más de un 3%, los suicidios de los menores de 65 años se incrementaban un 4,5%, mientras que las muertes por abuso de alcohol ascendían un 28%, apuntan los profesores.
Efectos duraderos
Stuckler y McKee no hallaron pruebas de que el desempleo provocara un aumento general de la mortalidad en la UE, aunque las respuestas variaban según las poblaciones, dependiendo sobre todo de sus sistemas de protección social.
Por ejemplo, en los países de Europa Central y del Este, donde hay menos ayudas contra el paro, la población está muy expuesta a problemas de salud cuando el desempleo aumenta drásticamente.
En general, estudios previos indican que la población que corre más riesgo de enfermar en momentos de crisis son los parados y, en particular, los menos cualificados.
Los autores de este estudio apuntan que ellos se centraron en analizar la mortandad, sin entrar a valorar los efectos de la recesión en los riesgos o incidencia de las enfermedades.
Una de sus conclusiones, y también una advertencia, es que los efectos de la crisis en la salud, como miedo y ansiedad, pueden ser duraderos, lo que puede coger desprevenidos a los sistemas de salud pública.
Los expertos recomiendan a los Gobiernos que protejan a sus poblaciones, sobre todo invirtiendo para mantener a la gente en sus empleosLos investigadores afirman que los efectos de la presente crisis en el Reino Unido pueden ser menores de lo predicho por algunos expertos, que anticipaban entre 25 y 290 suicidios anuales más, pero subrayan que el comportamiento arriesgado del sector financiero tiene efectos claros en toda la población.
A partir de su análisis, los expertos recomiendan a los Gobiernos que protejan a sus poblaciones, sobre todo invirtiendo para mantener a la gente en sus empleos y ayudando a los parados a conseguir otros trabajos.
Según observaron, una inversión en programas laborales mayor de 190 dólares por cabeza mitigaba el efecto del paro en las tasas de mortalidad por suicidio, lo que ofrece "la oportunidad de crear paquetes de estímulo que alineen inversiones en el mercado de laboral con la promoción de la salud".
Pblico.es - La crisis económica provoca un aumento del número de suicidios
 

martes, 5 de julio de 2011

¿Aún dudas del Plan de Dios para tí?


No puedo empezar mi testimonio, sin antes aclarar algo: Dios jamás, j-a-m-á-s se equivoca. Para aquellos que creen que su vida es una farsa, una desdicha, un error, déjame decirles esto: Dios, en Su infinita sabiduría, amor y misericordia, tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros, Le creamos o no. Somos Su creación, hechura Suya, hechos a Su imagen, perfectos ante Sus ojos.

Romanos 8.28 lo dice claramente: “…Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien…” Jeremías 29.11, lo dice aún más claro: “Porque Yo sé los planes que tengo para ti, dice Jehová, planes para tu bien, y no para mal, para darte un futuro y una esperanza.” ¿Aún dudas tú de cuán especial eres ante los ojos de tu Padre?

Prosigo, pues…

Yo nací el 14 de noviembre de 1985, cincomesino y medio (debí haber nacido en febrero del ’86), en los meses post-terremoto de la Ciudad de México (donde nací) en septiembre de ese año. Debido a las condiciones, casi muero, pero Dios en Su infinita gracia, obró a través del pediatra que estaba encargado de mi salud (un doctor judío) para que los demás no se dieran por vencido conmigo. Me dejaron conectados a los monitores—y sobreviví. Estuve tres meses más en la incubadora. Y por fin me llevaron a casa.

Poco después empecé a perder reflejos. Asustados, mis papás me llevaron con especialistas, quienes, tras la batería de pruebas que me hicieron, llegaron a la conclusión del primer diagnostico: yo iba a quedar de por vida clínicamente ciego, sordo, con impedimentos físicos (parálisis cerebral) y posible retraso mental.

Mis papás no aceptaron ese diagnóstico, y me empezaron a llevar desde los 5 meses de edad, hasta los 15 años, a terapias física, auditiva, de lenguaje y visual. Gracias a Dios que Él usó a esos terapeutas, para que yo quedara como estoy hoy.

Hoy en día todavía tengo sordera profunda (uso aparatos auditivos); mala visión en un ojo (uso lentes, obviamente); me cuesta hablar a veces y pronunciar bien las palabras; y tengo muy pobres reflejos y coordinación corporal y parálisis cerebral muy, pero muy leve (puedo caminar, correr, y todo eso, pero no puedo hacer muchas cosas en el aspecto físico, como cierto tipo de ejercicios, deportes, etc.). Pero eso no me ha quitado las ganas de vivir, y de dar mi mejor y mi máximo para mi Creador y mis semejantes aun en mis “carencias”.

¿Suena bonito? Viéndolo hoy, me doy cuenta que Dios usó todas esas cosas para llegar al punto de mi conversión y de ver mi necesidad de Su presencia en mi vida. Desde pequeño he sabido que yo era especial para Dios y quería servirle siendo un sacerdote (era yo católico en ese entonces, junto con mi familia). Dios fue mi único consuelo cuando fui burlado, rechazado, maltratado por mis compañeros de escuela y gente afuera de ella, incluso por mis propios familiares. Me mantenía sonriendo, pero sé que solo estaba coleccionando heridas en mi corazón y alma.

Y luego… llegó la confusa y problemática pubertad y adolescencia, aquella época de búsqueda de identidad. Dios se volvió (a mi parecer) un ser lejano, frío, en cuyos oídos sordos rebotaban mis oraciones de ayuda. Como resultado de todo esto, aunado con mi baja autoestima, conflictos internos, a los 14, 15, y 16 años de edad intenté suicidarme. (Nunca fue eficaz; si lo fuera, ni estaría contándoles esto, ¿no es así?)

Fue en ese último intento de suicidio, que Dios me habló a mi corazón, y me dijo (aún recuerdo las palabras): “Yo soy tu Dios, tu Creador, Hacedor; Yo te puse aquí por una razón y no te Me vas a ir…” Supe entonces que mi vida si tenía un valor… y el 17 de agosto del 2002, acepté a Cristo en mi corazón.

Estos casi 8 años de caminar con mi precioso Jesús han sido de lecciones, de extravíos, de regresos a los brazos de mi Padre, de lágrimas, risas, dolor, paz… y de confirmación, día con día, de que mis ‘carencias’ no significan nada para Él… al contrario: es lo que sí tengo, mis habilidades, talentos, que Dios quiere que use para Su gloria y para edificación de mis demás hermanos en Él. Aún lo más mínimo, Él lo usa y en grande.

Y, ¿saben algo? Dios me va mostrando cada día más que sí tengo un propósito: ser una luz en este mundo, ayudar a los quebrantados de corazón, impactar esta generación para Cristo… y demostrar que DIOS USA MÁS PODEROSAMENTE A AQUELLOS QUE LA SOCIEDAD MENOS ESPERA QUE ÉL USE.

No tenemos que ser gente con poder, con dinero, con fama… Dios busca humildad. Jesús anduvo con prostitutas, leprosos, ladrones… los rechazados. Él vio que ellos podían hacer un cambio en este mundo… Él también sabe y espera que hagamos lo mismo.

Solo entrégale tu corazón, tu vida, tus habilidades, talentos, y sí, ‘carencias’… y verás como Él obrara en tu vida. Se vale tener miedo, se vale dudar… pero no dejes que ello te obstaculice del camino que Dios ha preparado para ti.

Reitero mi pregunta inicial: ¿aún dudas del plan que Dios tiene para ti? Atrévete a descubrirlo. Yo lo hice… y lo sigo haciendo.


http://altoimpulso.com/archives/3211

Música cristiana. Rescate - No more

domingo, 3 de julio de 2011

Al término del camino


Al término del camino no está el camino, sino la meta.
Al término de la escalada no está la escalada, sino la cumbre.
Al término de la noche no está la noche, sino la aurora.
Al término de la desesperación no está la desesperación, sino la esperanza.
Al término de la muerte no está la muerte, sino la vida.
Al término de la humanidad no está el hombre, sino el hombre-Dios

(Jospeh Folliet).