miércoles, 9 de agosto de 2017

Estrategias de supervivencia a las crisis (cont.3.)





MEJORAR EL MOMENTO

Imaginación:
Imaginar escenas muy relajantes. Imaginar que tenemos una sala en nuestro interior y contemplar cómo está decorada. Entrar en esa sala siempre que nos encontremos amenazados. Cerrar la
puerta siempre que nos sintamos amenazados. Imaginar que todo va bién. Imaginar que resolvemos las cosas muy bien. Inventar un mundo de fantasía calmado y hermoso y dejar que la mente
entre en él. Imaginar que las emociones dañinas se agotan como agua de una fuente.

Hallar significado:
Encontrar (o crear) algún propósito,significado o valor al dolor. Recordar, escuchar o leer acerca de valores espirituales. Centrarse en los aspectos positivos de las situaciones dolorosas que podemos encontrar. Repetirlos una y otra vez en la mente. Hacer de la necesidad virtud.

Practicar la oración:
Abrir el corazón a un ser supremo, a una sabiduría superior, a Dios, a nuestra propia mente sabia. Pedir ayuda para superar el dolor del momento. Levantar nuestras plegarias a Dios o a un ser
superior. 

(NOTA DEL EDITOR DEL BLOG QUIEROSUICIDARME): Desaconsejamos totalmente apelar a un Dios distinto del que se ha recibido por tradición familiar. Esto es particularmente pertinente en el caso de los cristianos católicos. Nosotros los católicos creemos tener toda la revelación completa y recibir todas las gracias de los sacramentos. Por tanto, invocar con mantras, técnicas orientales a un dios impersonal va en menoscabo de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y abre puertas a la acción de espíritus que buscan dañarnos.

Practicar la relajación:
Intentar la relajación muscular tensando y relajando cada grupo muscular, empezando por las manos y brazos, siguiendo hacia la parte superior de la cabeza y después recorriendo el resto del
cuerpo. Escuchar una cinta de relajación; hacer mucho ejercicio; tomar un baño caliente; beber leche caliente; darse un masaje en el cuello y el cuero cabelludo o en las pantorrillas y pies. Darse
un baño con agua muy caliente o muy fría y quedarse allí hasta que el agua esté tibia. Respirar profundamente; hacer una media sonrisa; cambiar la expresión facial.

Vivir el presente en cada momento:
Centrar toda la atención en lo que estamos haciendo. Quedarse en el preciso momento en el que estamos; situar la mente en el presente. Centrar la atención en las sensaciónes físicas que acom-
pañan a las tareas no mentales (por ejemplo, caminar, hacer la colada, lavar los platos, limpiar, arreglar algo). Darse cuenta de cómo se mueve el cuerpo durante cada tarea. Hacer ejercicios de conciencia.

Tomarse unas breves vacaciones:
Buscar el momento para concederse unas vacaciones. Meterse en la cama y cubrirse la cabeza durante 20 minutos. Alquilar una habitación en un motel de playa o de montaña durante un día o dos;
dejar las toallas en el suelo después de usarlas. Pedir a nuestro compañero de piso que nos traiga el café a la cama o que nos prepare la cena (ofrecerse para hacer lo recíproco en otro momento).
Comprarse una revista del corazón, meterse en la cama con chocolatinas y pasarse la tarde leyéndola. Prepararse una merienda que nos apetezca, sentarse en una silla cómoda y saborearla
durante un buen rato. Llevarse una manta al parque y pasar la tarde sentado allí. Descolgar el teléfono durante todo un día o conectar el contestador automático para no tener que responder.
Darse un respiro de una hora tras haber realizado un duro trabajo.

Dárse ánimo:
Animarse a sí mismo. Repetir una y otra vez: <<puedo superarlo>>, <No durará para siempre>>, << Saldré de ésta >>, << Estoy haciendo lo mejor que puedo>>, << Dios vela por mi vida y me está ayudando>>


Fuente: Manual de formación de habilidades para el trastorno de personalidad límite, Marsha Linehan, Copyright 1993,The Guilford Pres



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