Nuestro
cuerpo es una sala de espera
donde
la muerte se entretiene
leyendo
una revista.
Sentada,
hojea nuestra alma
(grabados
con leyendas neblinosas
y
excesivas erratas en el texto).
Extrae
luego un lápiz y descifra
las
palabras cruzadas. Dobla ahora
ya las
últimas páginas. Bosteza.
Cruza
las piernas. Fuma un cigarrillo.
Hasta
que suena un timbre y se levanta.
Antonio
Requeni (Argentina, 1930)
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