Si
derribado caíste,
fue
para elevarte más.
De hoy
por siempre seguirás
al
Cristo que perseguiste.
Ruega
por mí, ciego y triste,
que
Saulo de errores fui.
Si en
el pecado me hundí,
pueda
seguirte en tu vuelo.
Desde
el fulgor de tu cielo,
san
Pablo, ruega por mí.
Ángel
Valbuena Prat (España, 1900-1977)
en
Himnos de la Liturgia de las Horas
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