sábado, 29 de enero de 2011

La pérdida de un padre por suicidio hace a los hijos más propensos a morir por este motivo y aumenta el riesgo de trastorno psiquiátrico



La pérdida de un padre por suicidio hace a los hijos más propensos a morir por este motivo y aumenta el riesgo de trastorno psiquiátrico.
 
FUENTE: J.AM.ACAD.CHILD ADOLESC.PSYCHIATRY. 2010 MAY;49(5):514-523.
 
 
 
El Centro Infantil de las Instituciones Médicas Johns Hopkins en Baltimore (Estados Unidos) ha analizado como el suicidio de alguno de los padres afecta de forma más profunda a los niños y adolescentes que a los hijos adultos más jóvenes, por lo que es probable que intervengan factores ambientales y del desarrollo, así como genético, en los riesgos de la siguiente generación.
 
El estudio examinó la población completa de Suecia durante 30 años, lo que lo convierte en uno de los más grandes hasta la fecha en analizar los efectos de la muerte repentina de los padres en el desarrollo infantil.
 
Los investigadores compararon suicidios, hospitalizaciones clínicas y crímenes violentos durante los 30 años en más de 500.000 niños, adolescentes y jóvenes adultos suecos de menos de 25 años que perdieron a un padre por suicidio, enfermedad o accidente, por un lado, y a cerca de cuatro millones de controles que vivían con sus padres.
 
Aquellos que perdieron a un padre por suicidio de niños o adolescentes eran tres veces más propensos al suicidio que los niños y adolescentes de padres que seguían vivos. Los niños de menos de 13 años cuyos padres murieron de forma repentina en un accidente eran dos veces más propensos a morir por suicidio que aquellos con padres vivos pero la diferencia desaparecía en los grupos de más edad. Los niños de menos de 13 años que perdían a un progenitor por enfermedad no mostraron un mayor riesgo de suicidio al compararse con los niños de la misma edad y con ambos padres vivos.
 
Además, los investigadores descubrieron que perder a un padre, con independencia de la causa, aumentaba el riesgo del niño a cometer un crimen violento.
 
Según explica Holly C. Wilcox, directora del estudio, "perder a un padre por suicidio a una edad temprana surge como un catalizador del suicidio y de los trastornos psiquiátricos. Sin embargo, es posible que los factores del desarrollo ambientales y genéticos en conjunto aumenten el riesgo".
 
En un sentido positivo, los investigadores señalan que aunque los niños de este grupo se encuentran bajo riesgo, la mayoría no muere por suicidio y que los factores de riesgo no genéticos se pueden modificar. Los autores estiman que debe existir una ventana crítica de intervención tras el suicidio paterno durante la que los pediatras podrían controlar y derivar a los niños a evaluación psiquiátrica y de ser necesario a recibir atención.
 
 
 

2 comentarios:

  1. Es tremendo, ¿verdad? Sean causas genéticas, circunstancias vitales o sociales, es algo que debemos intentar prevenir con todas nuestras fuerzas.

    ResponderEliminar
  2. Esta patología envenena a toda la célula familiar, no se puede tomar a la ligera este tipo de tragedias, para sensibilizar una sociedad hay que empezar por una misma.

    Gracias por situarnos en la realidad.

    ResponderEliminar

Todos los comentarios son bienvenidos, este es un espacio de escucha y oración.