viernes, 5 de octubre de 2012

Recobrar la fe en Dios y en los hombres.


EL TESTIMONIO EVITA EL SUICIDIO




«Me llegó una carta -contaba la Madre Teresa de Calcuta- de un brasileño muy rico. Me decía que había perdido la fe; pero no solo la fe en Dios sino también la fe en los hombres. Estaba harto de su situación y, de todo lo que lo rodeaba, y había adoptado una decisión radical: suicidarse. Un día, en que aquel hombre iba de paso por una abarrotada calle del centro, vio un televisor en el escaparate de una tienda. El programa que estaba transmitiendo en aquel momento había sido rodado en nuestro Hogar del Moribundo Abandonado de Calcuta. Se veía a nuestras Hermanas cuidando a los enfermos y moribundos. El remitente me aseguraba que, al ver aquello, se sintió empujado a caer de rodillas y rezar, tras muchos años en que no había hecho ninguna de ambas cosas: orar arrodillado. A partir de aquel día recobró su fe en Dios y en la humanidad, y se convenció de que Dios lo seguía amando.»

4 comentarios:

  1. Que hermoso testimonio, realmente la evangelización es algo de lo que debemos valernos para apoyar a aquel que se siente solo, desesperado y con ganas de partir.

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  2. Que grande fue Maria Teresa de Calcuta, cuanta bondad, amor y valentia.
    Siempre sera mi ejemplo.
    Besos

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  3. También el tentador me instigaba al suicidio, pero siempre que recurría a la oración, buscando refugio en los Sagrados Corazones de Jesús y María Santísima, la tentación perdía fuerza, se debilitaba. La oración es un escudo poderoso contra las insidias del Maligno.

    Hay quienes tienen la desgracia de suicidarse, porque no es alma de oración, entonces el demonio le vence con facilidad. A muchos los arroja a la desesperación, pero Cristo es nuestra Esperanza, nuestra salvación.

    El tentador que consigue que muchos no crean en la fe de la Iglesia Católica, no encuentra dificultades para luego arrastrarlo y jugar con su víctima, para después destruirle; como el gato y el raton.

    Sin embargo, hoy por hoy, evito como sea, los puentes grandes de la ciudad, porque ahí ha habido personas que se han suicidado, y yo también sentí de cerca la presencia del demonio. Pero gracias a Dios, que como llevaba el santo rosario, lo apreté con fuerza, y pude rezar, pero el tentador una y otra vez, atacaba, pero no pudo derribarme.

    Una tentación así es horriblemente angustioso, llega a faltar la respiración, como si uno se ahogara. Pero estas y otras tentaciones, recurriendo a María Santísima, como queda dicho, se desvanece.

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