lunes, 1 de diciembre de 2008

TESTIMONIOS (9)


Vete a encontrar un sacerdote.


Testimonio de DOLFO RETTÉ (1863-1930), gran escritor, poeta y periodista francés.


Él nos cuenta: “Apenas llegado a la edad adulta, llegué a ser ateo convencido, un materialista militante. Me uní a los enemigos de la religión y tomé parte en todas sus acciones abominables. Desde los 18 años, comencé un período de locuras y desórdenes, de los cuales me horrorizo y reniego de todo corazón… En todas partes de Francia sembraba el odio a la Iglesia católica e insultaba a Cristo, a quien llamaba, con desprecio, el galileo”.


Pero estaba insatisfecho consigo mismo. Un día de 1905, se fue a dar un paseo por el bosque y se puso a leer los primeros cantos sobre el purgatorio de la Divina comedia de Dante. De improviso, le vienen dudas: ¿No podría ser cierto lo que dice la Iglesia católica de que, cuando un pecador se arrepiente de sus pecados, llega a ser digno del cielo? ¿Será verdad que Dios existe? ¿Y si existe Dios?


Aquella misma tarde, le va a visitar un escritor, amigo suyo, que estaba dudando de regresar a la Iglesia católica. Él trata de disuadirlo y, cuando se va su amigo, se pone a escribir un artículo para el periódico anticlerical. Pero, en la noche, no puede dormir y se levanta de madrugada, va a su oficina y rompe en pedacitos el artículo escrito. Y dice: Sentí una gran paz y una gran alegría, y me dormí tranquilo.


Sigue con sus luchas internas. Un día, en sus paseos por el bosque, piensa en los científicos y en los filósofos que, para explicar el universo, dan diversas hipótesis, que vienen continuamente descartadas por otras nuevas; sin embargo, la enseñanza de la Iglesia católica permanece inmutable. Sus dogmas comenzaron con su fundación y están de alguna manera en los evangelios. Todo esto no se explica humanamente, pues la humanidad fluctúa en diversas posiciones continuamente. ¿Y, si la Iglesia católica, realmente, ha nacido de una revelación divina, y Dios existe?
Apenas pronunció estas últimas palabras, sintió una liberación y una gran paz de espíritu. Hubiera querido correr a un sacerdote para abrirle su alma, pero tenía miedo, vergüenza y temor de enfrentarse con la verdad.


En 1906, regresó a París y comenzó a frecuentar los salones mundanos, pero se sentía insatisfecho, vacío y triste por dentro, hasta el punto que la idea del suicidio le rondaba cerca. Una tarde, decide entrar en la catedral Notre Dame, que estaba casi desierta, pero se queda en la puerta y dice: Dios mío, ten piedad de mí, aunque sea un grandísimo pecador. Ayudadme.


En septiembre de 1906, visita el santuario de Cornebiche y le dice a la Virgen: ”Algo me ha empujado a venir aquí. Hasta ahora, nunca te he invocado. A ti, a quien los fieles te invocan, acudo para que le pidas a tu Hijo que me diga qué debo hacer”. Entonces, oye una voz dulcísima en el interior de su alma, que le dice: “Vete a encontrar un sacerdote. Libérate del fardo que te aplasta y entra sin miedo en la Iglesia católica”.


Regresa a París y otro poeta y escritor amigo suyo y ferviente católico, Francisco Coppée, lo lleva a visitar a un sacerdote de Saint Sulpicio. Era un sacerdote anciano, con los ojos llenos de luz y con el rostro sereno y amablemente sonriente, con el cual se confesó. Era el 12 de octubre de 1906.


Al regresar a su casa, se sentía liberado y exclamó antes de acostarse: Madre de mi Dios, me confío completamente en vuestras manos. Presentad mi alma a vuestro Hijo. A partir de ese momento, su vida se convierte en un canto de alegría. Y después de su primera comunión, dice: “¿Por qué no se puede detener el tiempo en esta hora solemne de calma e inocencia? Después de mi primera comunión, vivo en una especie de sueño luminoso. Todos mis pensamientos son para el Señor. Veo el universo con nuevos ojos. Había encontrado la paz, que tanto necesitaba, sin la cual no podía ser feliz”.

En 1907, escribió el relato de su conversión con el título Du diable a Dieu (Del diablo a Dios). En su libro Milagros de Lourdes, manifiesta un gran amor por María, nuestra Madre.


http://www.foros.catholic.net/viewtopic.php?t=15642&sid=4db93d86eda65dd3e034398dc5e2c7cd

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