viernes, 12 de agosto de 2016

Los niños tristes.



Muchas veces la tristeza en un niño puede desencadenar una depresión, y como ya sabemos en algunas ocasiones estas llevan al suicidio. Las tristezas son multifactoriales.

Francisco Xavier Méndez ha escrito un libro “El niño que no sonríe” en el vierte su conocimiento y casi al final hace un decálogo muy interesante, que puede ser de ayuda para los padres o tutores de menores y de quienes lo rodean, lo he copiado y me gustaría que lo reflexionaran y pusieran en práctica, no importa que no tengan hijos, puede servir de aprendizaje personal también.

DECÁLOGO PARA QUE SONRÍA EL NIÑO

1 Predique con el ejemplo.
Sonría, muéstrese de buen humor, disfrute su tiempo libre y sus vacaciones, piense en voz alta de forma sensata, etc.

2 Ayude a su hijo a divertirse y sentirse bien.
Programe actividades agradables y divertidas, invite a casa a los a los amigos de su hijo, sorpréndale con planes novedosos y atractivos, destaque sus logros, tenga en cuenta sus preferencias, etc.

3 Ahórrele sufrimientos innecesarios.
Cuide de su salud (vacunaciones, higiene, hábitos de sueño, alimentación, etc.), prepárelo para situaciones estresantes (la muerte de un ser querido, el inicio de la escolarización, etc.).

4 Promueva la armonía familiar.
Manifiéstele su cariño de palabra y con hechos, fomente la comunicación familiar, evite las disputas conyugales en su presencia, etc.

5 Edúquelo con afecto y coherencia.
Actúe de común acuerdo con su pareja, fije normas de conducta razonables y exija su cumplimiento, sea comprensivo y flexible, colabore con el colegio, etc.

6 Potencie sus cualidades, aficiones y hobbies.
Inscríbalo eh un gimnasio o club, despierte su interés por la lectura, la música, el cine, el teatro, el coleccionismo, las manualidades, etc., anímele a probar experiencias enriquecedoras, (nuevos sabores, juegos, deportes, etc.)

7 Entrénelo para tolerar la frustración.
No acceda a sus demandas irracionales, ignore sus rabietas, ensénele a respetar su turno, retrase gradualmente la satisfacción de sus peticiones aplazables, demore progresivamente la gratificación, haga que comparta sus juguetes y pertenencias, etc.

8 Hágalo responsable, no culpable.
Valore su esfuerzo (su estudio, su trabajo), no sus resultados (sus notas, sus ganancias). Fíjele objetivos realistas y felicítelo por Alcanzarlos, «¡enhorabuena por tus notas!» en lugar de «la próxima vez quiero todas sobresalientes».

9 Moldee un estilo cognitivo racional
Evite las etiquetas y el lenguaje absolutista, «eres un mal hijo», «nunca me haces caso», utilice el método socrático, en vez de facilitarle la solución hágale pensar, «¿qué podríamos hacer para resolver...? ¿y qué más?», converse con él, rebata sus ideas y creencias irracionales, etc.

10 Fortalezca su autonomía.
Enséñele destrezas básicas (asearse, vestirse, cocinar, el dinero, etc.), dele la oportunidad de que practique ayúdele todo lo necesario pero no le resuelva sus problemas permítale participar progresivamente en la toma de decisiones, etc.

Fuente: Autor: FRANCISCO XAVIER MÉNDEZ
Título del libro “El niño que no sonríe”. Pág 68

Y yo añadiría, enséñele que Dios existe y que puede confiar en Él, que no se sienta solo, que existen los Ángeles y los Santos que están al servicio de Dios prestos para brindarnos ayuda.

Que aprenda a orar y se acerque a la Eucaristía, que existe la Iglesia.

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