Muchas veces la tristeza en un niño
puede desencadenar una depresión, y como ya sabemos en algunas ocasiones estas
llevan al suicidio. Las tristezas son multifactoriales.
Francisco Xavier Méndez ha escrito un libro “El niño que no sonríe” en el vierte su conocimiento y casi al final hace un decálogo muy interesante, que puede ser de ayuda para los padres o tutores de menores y de quienes lo rodean, lo he copiado y me gustaría que lo reflexionaran y pusieran en práctica, no importa que no tengan hijos, puede servir de aprendizaje personal también.
DECÁLOGO PARA
QUE SONRÍA EL NIÑO
1 Predique con
el ejemplo.
Sonría, muéstrese de buen humor,
disfrute su tiempo libre y sus vacaciones, piense en voz alta de forma sensata,
etc.
2 Ayude a su
hijo a divertirse y sentirse bien.
Programe actividades agradables y
divertidas, invite a casa a los a los amigos de su hijo, sorpréndale con planes
novedosos y atractivos, destaque sus logros, tenga en cuenta sus preferencias,
etc.
3 Ahórrele
sufrimientos innecesarios.
Cuide de su salud (vacunaciones,
higiene, hábitos de sueño, alimentación, etc.), prepárelo para situaciones
estresantes (la muerte de un ser querido, el inicio de la escolarización, etc.).
4 Promueva la
armonía familiar.
Manifiéstele su cariño de palabra y con
hechos, fomente la comunicación familiar, evite las disputas conyugales en su
presencia, etc.
5 Edúquelo con
afecto y coherencia.
Actúe de común acuerdo con su pareja,
fije normas de conducta razonables y exija su cumplimiento, sea comprensivo y
flexible, colabore con el colegio, etc.
6 Potencie sus
cualidades, aficiones y hobbies.
Inscríbalo eh un gimnasio o club,
despierte su interés por la lectura, la música, el cine, el teatro, el
coleccionismo, las manualidades, etc., anímele a probar experiencias
enriquecedoras, (nuevos sabores, juegos, deportes, etc.)
7 Entrénelo
para tolerar la frustración.
No acceda a sus demandas irracionales,
ignore sus rabietas, ensénele a respetar su turno, retrase gradualmente la satisfacción
de sus peticiones aplazables, demore progresivamente la gratificación, haga que
comparta sus juguetes y pertenencias, etc.
8 Hágalo responsable,
no culpable.
Valore su esfuerzo (su estudio, su
trabajo), no sus resultados (sus notas, sus ganancias). Fíjele objetivos
realistas y felicítelo por Alcanzarlos, «¡enhorabuena por tus notas!» en lugar
de «la próxima vez quiero todas sobresalientes».
9 Moldee un
estilo cognitivo racional
Evite las etiquetas y el lenguaje
absolutista, «eres un mal hijo», «nunca me haces caso», utilice el método
socrático, en vez de facilitarle la solución hágale pensar, «¿qué podríamos hacer
para resolver...? ¿y qué más?», converse con él, rebata sus ideas y creencias
irracionales, etc.
10 Fortalezca
su autonomía.
Enséñele destrezas básicas (asearse,
vestirse, cocinar, el dinero, etc.), dele la oportunidad de que practique ayúdele
todo lo necesario pero no le resuelva sus problemas permítale participar
progresivamente en la toma de decisiones, etc.
Fuente: Autor: FRANCISCO XAVIER MÉNDEZ
Título del libro “El niño que no sonríe”.
Pág 68
Y yo añadiría, enséñele que Dios existe
y que puede confiar en Él, que no se sienta solo, que existen los Ángeles y los
Santos que están al servicio de Dios prestos para brindarnos ayuda.
Que aprenda a orar y se acerque a la
Eucaristía, que existe la Iglesia.
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