Elsa: Venimos
de un siglo en el que hemos dado una importancia tan grande a lo físico que
hemos menospreciado lo emocional. Pero la gasolina de nuestras emociones, lo
que más nos motiva y nos pone en marcha es el amor -o la falta de él- de las
personas que nos rodean.
Necesitamos
la aceptación y el afecto. ¿Tengo suficiente amor en mi vida? es una pregunta
esencial y se merece que organicemos nuestras prioridades diarias en torno a
ella.
Marta: Y
si la respuesta a esa pregunta es “no”, ¿qué se puede hacer?
Elsa: El
amor, la capacidad y necesidad que tenemos de sentirnos conectados con los
demás, no solo mejora la salud física y el bienestar mental, sino que también dispara
la propia capacidad para superar obstáculos. Así que sin amor estarás menos
sano, te sentirás menos protegido y te volverás menos creativo. Para mejorar
esta situación puedes hacer mucho. Aunque hasta ahora no hayas sido consciente
de ello, estás dotado para relacionarte con los demás. ¡Saca partido a tu
talento! ¡Entrena tus habilidades sociales y afectivas!
Marta: ¿Es
posible alcanzar la maestría en ello?
Elsa: Todos
estamos programados con las habilidades sociales básicas que nos permiten convivir
con los demás. ¡Y todos podemos entrenarlas como un músculo más de nuestro cuerpo!
Es cuestión de ponerse manos a la obra. Me divierte imaginar la cara de asombro
que debieron poner los vecinos del primer valiente que, en la década de los
cincuenta del siglo pasado, se calzó unos pantalones cómodos y salió a correr.
Fue entonces cuando se publicaron los primeros estudios sobre la mejora de la
salud con el ejercicio físico. ¡Eran valientes! Espero que los lectores sean
también pioneros y disfruten entrenando la mente e inspiren a muchas personas a
su alrededor.
Marta: ¿De
qué es cuestión mejorar en nuestras relaciones?
Elsa: De
nuestra capacidad para ponernos en la piel de los demás, para sentir
físicamente la alegría, el dolor, el asco, la tristeza y otras emociones
básicas que son nuestro único lenguaje universal. La empatía nos permite compartir
estas emociones y es la piedra de toque de nuestra inteligencia social. En mi libro
hay muchos ejercicios para reforzarla, para aprender a escuchar y para expresar
nuestras necesidades con firmeza pero sin agresividad. Si la entrenamos,
observaremos que el mundo nos escuchará mejor.
Entrevista a Elsa Punset por Marta Bellmont.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Todos los comentarios son bienvenidos, este es un espacio de escucha y oración.