De drogadicta, alcohólica y
atea... a encontrar el sentido a la vida reconciliada con Dios
Ahora vive en una Comunidad del
Cenáculo, un carisma católico de origen italiano, que se ocupa de ayudar a los
jóvenes desesperados.
Sor Elvira Petrozzi fundó en 1983
la Comunidad del Cenáculo como respuesta de la ternura de Dios Padre, al grito
de desesperación de muchos jóvenes cansados, desilusionados, desesperados,
adictos a las drogas y personas en general, que buscaban la alegría y el
sentido verdadero de la vida.
Actualmente colaboran con la
Comunidad, voluntarios, consagrados y familias que viven a tiempo completo y en
total gratuidad al servicio de esta obra. En estos momentos hay 56
Fraternidades del Cenáculo en todo el mundo.
A continuación reproducimos el
testimonio impactante de una joven italiana que tras caer en la desesperación
de la droga, el alcohol y el sin sentido de la vida, encontró la esperanza en
este carisma católico.
No creía en nada
«Tengo veintiséis años, me llamo
Pamela y soy de Sicilia. Aunque soy de una familia cristiana por tradición,
antes de la Comunidad era atea, no creía en nada, sólo en mis fuerzas humanas.
»Soy la mayor de cuatro hermanas
y desde pequeña era introvertida y tímida. Vivía con una mamá muy aprensiva y
un padre poco presente. Los dos trabajaban para que no nos faltara nada.
Gracias a Dios estaba mi abuela, los recuerdos más lindos de mi infancia están
relacionados con ella, cuando pasábamos el verano en su casa, estaba siempre
atenta a nuestros requerimientos y fue la primera que me habló de Jesús.
Problemas en casa
»Con los años el clima en mi casa
se hizo pesado por los problemas económicos y las discusiones entre mis padres;
dentro de mí crecía el sentimiento de culpa y la ansiedad: me sentía
responsable de todo lo que pasaba entre ellos. En la escuela vivía un
sentimiento de inferioridad al comparar mi familia con la de mis compañeros,
vivía la rabia de la humillación y llamaba la atención para que me acepten.
Me sedujeron las
"luces" del mundo
»No estaba preparada para
enfrentar la vida y era muy ingenua; en mi casa había muchos tabúes, no se
dialogaba y todo se escondía tras las cosas materiales hasta el día en que
sentí curiosidad por el impacto del exterior: me atrajeron y me sedujeron todas
las “luces” del mundo.
»Cuando tenía catorce años mis
padres se separaron y eso fue “la gota que rebalsó el vaso” y entré en la
aventura de las tinieblas. Dentro de mí se desencadenó una fuerte rebelión que
enmascaraba con la apariencia, tapaba el sufrimiento de haber perdido a mi
familia, drogándome, fumando marihuana y cayendo en la dependencia del alcohol
y la cocaína. Me sentía triste y vacía. La vida sin mi padre en casa, me
parecía terminada. Estaba muy pegada a él y el abandono me hizo rechazarme a mí
misma, tanto que me sentía incapaz en todo.
Máscaras de los material
»Delante de mis amigos estaba
llena de “máscaras”: ropa, dinero . . . todo, para sentirme aceptada, amada y
querida. Estaba convencida de que el amor se podía comprar, y este mundo de
ilusiones, de sueños de fuga de la realidad me llevaron poco a poco a la
muerte.
»También me hacían sufrir los
problemas de desocupación y de la mafia de mi país, lo que causaba depresión en
mucha gente que yo quería, así empecé a odiar a Sicilia. Quería borrar mis
orígenes y aproveché la relación con un chico para irme a Inglaterra. ¡Una vez
más llena de ilusiones, falsa y drogadicta en la manera de pensar tuve el
coraje de sentirme bien!
El túnel de la heroína
»En Inglaterra caí en el túnel de
la heroína que me llevó derecho al infierno. Hoy estoy segura de que alguien
rezó por mí, porque toqué fondo y la desesperación me llevo a pedir ayuda.
»Así entré en la Comunidad.
Aunque era tan falsa que pensaba que lo hacía para ayudar a mi novio a dejar la
droga. Pero en la Comunidad todo lo que era oscuridad comenzó a tomar color.
Conocí la verdad ¡no sabía lo que era hasta que me la dijeron y todas mis
máscaras e ilusiones cayeron!
Encuentro con Dios
»También fue el camino para el
encuentro con Dios, con Jesús Eucaristía, arrodillándome en silencio frente al
Santísimo Sacramento. Jesús me llevó a perdonar mi pasado, a confiar en los
otros y aceptarme como soy; a superar el miedo, a luchar redescubriendo los
valores de la vida, como la amistad, sentir a alguien cerca que te da coraje,
que te perdona, que respeta tus tiempos, que te da fuerza y esperanza.
Agradecida a Dios y a la Virgen
María
»Estoy muy agradecida a Dios y a
María; hace más de dos años que estoy en la casa de Lourdes, y siento que la
Virgen me acerca a Jesús, especialmente en las tribulaciones, para redescubrir
mi femineidad y mi maternidad, como mujer capaz de dar la vida.
»No quiero más pensar solo en mí.
Quiero entregarme a quien me necesite sin ponerme límites porque descubrí que
la vida tiene un valor inmenso. Deseo servir a quien sufre más que yo. Es lo
que necesita mi corazón para sanar: las pequeñas elecciones y los pequeños “sí”
concretos de cada día».
Contactar con la Comunidad del
Cenáculo
ITALIA: info@comunitacenacolo.it
Tel ++39 - 0175 46122 / 248 997 Fax: 476 369
MEDJUGORJE:
campo.della.vita@tel.net.ba Tel ++387 - 366 517 56
USA: albino@comunitacenacolo.org
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MÉXICO:
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BRASIL:
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www.comunitacenacolo.it
Fuente:
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=13917
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