viernes, 3 de agosto de 2012

Dolor


   
Nunca podrás, dolor, acorralarme.
    Podrás alzar bisojos hacia el llanto,
    secar mi lengua, amordazar mi canto
    sajar mi corazón y desguazarme.

       Podrás entre tus rejas encerrarme
    destruir los castillos que levanto,
    ungir todas mis horas con tu espanto.
    Pero nunca podrás acobardarme.

       Puedo amar en el rostro la tortura
    Puedo reir cosido por sus lanzas.
    Puedo ver en la oscura noche oscura.

       Llego, dolor, a donde tú no alcanzas.
    Yo decido mi sangre y su espesura.
    Yo soy el duelo de mis esperanzas.

    José Luis Martín Descalzo


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