martes, 3 de julio de 2012

EL LIBRO DE DIOS



Aquí sí que no puedo
nada, si no es temblándome la mano.
Tu nombre es inefable y soberano;
tu nombre causa devoción y miedo,
y, no puedo, no puedo.
¿Cómo voy a poder…? Soy un gusano. 

Déjame antes llorar, eso es muy mío. 
Deja que piense en Ti y en Ti me abrase. 
Aguarda a que me pase 
esta ola de frío
y luego escribiré, si es que ya puedo, 
tu libro este, que me causa miedo. 

Mientras anda la noche y todo duerme, 
me sentaré a raíz, sobre la tierra, 
dando tiempo a tu amor de que me enferme. 
Así voy a ponerme,
y el dique romperé, que el llanto encierra, 
y, en seguida vendré a desmorecerme. 

Los misterios del llanto son los mismos
que los solemnes del Amor. El llanto
sabe salvar o ciega los abismos,
tal como aquél, y sana y melifica.
El Amor puede tanto,
que a un tiempo lava y cura y deifica. 

Así lo voy a hacer, por ver si puedo 
con este Libro que me causa miedo.
Me sentaré a raíz, sobre la tierra, 
mientras la vida calla y la luz duerme, 
y el dique romperé, que el llanto encierra. 
Voy a desmorecerme 
y a sentarme en la tierra. 
Tan sólo aguardo que tu amor me enferme. 


Alfredo R. Placencia  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todos los comentarios son bienvenidos, este es un espacio de escucha y oración.