La muerte de un hombre es como la caída de un poderoso
estado
Que tenía ejércitos belicosos, jefes y profetas,
Y puertos ricos, y sus naves en todos los mares,
Y ahora no llegará con ayuda a nadie, con nadie hará
alianzas,
Porque sus ciudades están vacías, población dispersa,
El cardo cubrió su tierra que antaño daba cosechas,
Su vocación está olvidada, perdida la lengua,
Dialecto de alguna aldea, allá lejos, entre montañas
inaccesibles.
Czeslaw Milosz
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