"En medio del desierto, sólo habían dos palmeras, un árbol macho y un árbol hembra, y se casaron. El viento, al pasar, se reía de ellos: «¡Qué aventura más ridícula! ¿Acaso alguno de ustedes hubiese podido escoger otra pareja?» Pero ellos se repetían continuamente: «¡Qué maravillosa aventura! Estábamos predestinados, el uno para el otro, por toda la eternidad...»"
Gilbert Cesbron, "Journal Sans Date"
Muy bello escrito.
ResponderEliminar¡Estamos en las manos de Dios!