La práctica en psicología clínica se ha sustentado, desde
siempre, como una relación que se establece entre un profesional y una persona
que asiste en búsqueda de ayuda por causa de alguna dificultad emocional que
interrumpe el equilibrio de su vida. El psicólogo es una persona que cuenta con
un marco referencial sobre la salud y usa técnicas que le permiten intervenir
en las problemáticas de aquel que acude a terapia (Coderch, 2005).
La mayoría de intervenciones en psicología clínica se
diseñaron para implementarse en encuentros cara a cara entre un psicólogo y un
paciente, y se fundamentan en el intercambio verbal. Los encuentros están
regidos por un conjunto de reglas (costo, frecuencia y duración de las
sesiones) y se plantean los objetivos de trabajo según la modalidad de
intervención y la designación de roles para cada uno de los protagonistas del
proceso. Este marco se ha visto alterado con el impacto de las nuevas
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en psicología clínica y
el nacimiento de la E-terapia o el uso de mensajes de texto, correos
electrónicos y otros medios escritos para desarrollar la terapia.
El uso de Internet en psicología, en un principio, se aplica
en situaciones en donde las intervenciones tradicionales no son posibles,
debido a la distancia o la estigmatización. Pero cada vez más, la falta de tiempo
o la instantaneidad que ofrece se convierten en los motivos con más peso para
implementarla. En los últimos años la comunidad de profesionales de la
psicología se ha visto con la necesidad de reformular las teorías y paradigmas
preestablecidos. Ahora Internet permite que distancia y presencia no sean
entendidas como palabras antónimas. Lévy afirma que la virtualización modifica
la experiencia y la desterritorializa, se separa “el aquí y el ahora” y deja de
ser importante el lugar físico en el que se da un encuentro. El encuentro entre
paciente y terapeuta se convierte en un simple intercambio comunicativo,
despojado de características físicas y tangibles: nace una nueva forma de dar
terapia.
Ventajas y limitaciones de la e-terapia
La psicoterapia online tiene ventajas respeto a la terapia
tradicional, como el aumento de la frecuencia de las sesiones terapéuticas,
dado que permite establecer contacto con el terapeuta de forma más fácil
(utilizando el whatsapp, por ejemplo). Y es una opción para usuarios que de
otro modo no podrían recibir intervenciones terapéuticas, ya sea por
limitaciones económicas, geográficas físicas o psicológicas como en caso de
depresión mayor, esquizofrenias graves o fobias, entre otras. Es mejor una
intervención psicológica online que la ausencia de tratamiento (Carlino, 2010;
Kraus, Zach, & Stricker, 2004; Proudfoot, 2004).
La invisibilidad del terapeuta también puede ser un punto a
favor, ofreciendo mayor confidencialidad y autorrevelación. Algunos autores
(Copeland & Martin, 2004 como se cita en Elliot et al., 2008; Elliot et
al., 2008; Proudfoot, 2004) sostienen que incluso permiten mayor apertura y
honestidad por parte de los consultantes: el paciente puede sentirse menos
avergonzado al no exponerse cara a cara con el psicoterapeuta, presentar una
mayor adhesión a la terapia y aumentar su percepción de autoeficacia.
También facilita un análisis más exhaustivo del componente
verbal, muy valorado en la orientación cognitiva.
Como limitaciones, la e-terapia hace que se pierdan aspectos
importantes de la comunicación no verbal que son también fuente de información
para el terapeuta y su ausencia no permite evaluar con claridad la calidad de
la relación terapéutica. También, obliga a ambos participantes a disponer de
conexión a Internet y dispositivos tecnológicos, que suponen un coste adicional
a la terapia en sí.
Estudios recientes demuestras que existen diversas
aplicaciones de e-terapias que alcanzan resultados similares a los tratamientos
tradicionales, como la rehabilitación cognitiva a distancia, los tratamientos
en trastornos de pánico, depresión o prevención del suicidio. Pero, aún hay
mucho camino por recorrer.
Cada vez más psicoterapeutas ofrecen e-terapia. No hay
muchos manuales ni guías para implementar terapia a través de estos sistemas y
son pocos los programas formativos que incluyen la aplicación de las TIC en el
tratamiento psicológico. La necesidad existe, pero el conocimiento se está
creando día a día. ISEP, pionero en la especialización de profesionales de la
psicología con más de 30 años de experiencia, incluye en su Máster en Terapias
de Tercera Generación y Aplicación de las Nuevas Tecnologías contenidos
específicos para promover el interés y la aproximación hacia las TIC y sus
posibilidades en psicología clínica. Pretende que el profesional comprenda y
evalúe aplicaciones tecnológicas actuales dirigidas al tratamiento psicológico
a través de la e-terapia, la tele asistencia, la realidad virtual y la realidad
aumentada y dispositivos móviles.
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