Una experta en enfermedades mentales revela su lucha
personal
Transitando
el día
“Decidí
probar con personas supersuicidas, los casos más extremos, porque imaginé que
eran las personas más sufrientes del mundo: piensan que son malignos, que son
malos, malos, malos. Y yo entendía que no eran así. Comprendía su sufrimiento
porque estuve allí, en el infierno, sin ninguna idea de cómo salir”, sostiene.
Eligió,
en particular, tratar a personas con el diagnóstico que le habían dado a ella
cuando joven: el trastorno límite de la personalidad, una condición pobremente
comprendida que se caracteriza por las apego excesivo, estallidos e impulsos
autodestructivos que con frecuencia llevan a cortes o quemaduras. Bajo terapia,
los pacientes borderline pueden ser aterradores: manipuladores, hostiles, a
veces siniestramente mudos y notables frecuentemente por salir del consultorio
amenazando con suicidarse.
La
Dra. Linehan observó que la tensión de la aceptación al menos podía mantener a
las personas dentro de la habitación: los pacientes aceptan quienes eran,
aceptan que sienten las ráfagas mentales de ira, vacío y ansiedad de manera
mucho más intensa que la mayoría de las personas. Los terapeutas, a su vez,
aceptan que dado todo esto, los cortes, quemaduras e intentos de suicidio
tienen sentido.
Finalmente,
el terapeuta pide al paciente un compromiso por cambiar su conducta; una
promesa verbal a cambio de una oportunidad de vivir: “La terapia no funciona
con las personas que están muertas”, dice Linehan.
Sin
embargo, aún mientras ascendía por la escalera académica, yendo desde la
Catholic University of America a la University of Washington en 1977, sabía a
partir de su propia experiencia que la aceptación y el cambio difícilmente eran
suficientes. Durante aquellos primeros años en Seattle a veces sentía las
tendencias suicidas mientras conducía hacia su trabajo; incluso hoy todavía
siente ráfagas de pánico, como le sucedió hace poco mientras conducía a través
de unos túneles. Recurrió a terapeutas de tanto en tanto a lo largo de los
años, en busca de apoyo y de guía (aunque no recuerda haber tomado medicamentos
después de dejar el instituto).
El
naciente enfoque para el tratamiento de la Dra. Linehan —llamado ahora terapia
dialéctica conductual o DBT [dialectical behavior therapy]— tendría que
incluir también habilidades para el día a día. Después de todo, un compromiso
significa muy poco si las personas no tienen las herramientas para llevarlas a
cabo. Así que utilizó algunas herramientas de otras terapias conductuales y
agregó más elementos, como la acción opuesta, en la que los pacientes actúan de
forma opuesta a la que sienten cuando una emoción es inapropiada; y la
meditación mindfulness, una técnica zen por el que las personas se
concentran en su respiración y observan sus emociones ir y venir sin ejercer
ninguna acción sobre ellas (en la actualidad el mindfulness es de amplio uso en
muchos tipos de psicoterapia).
En
estudios llevados a cabo durante las décadas del 80 y 90, investigadores de la
University of Washington y de otros centros siguieron el progreso de cientos de
pacientes límites con alto riesgo de suicidio que asistieron semanalmente a
sesiones de terapia dialéctica. En comparación con pacientes similares que
acudieron a tratamientos de otros expertos, aquellos que aprendieron el enfoque
de la Dra. Linehan realizaron muchos menos intentos de suicidio, llegaron a los
hospitales con menor frecuencia y tuvieron muchas más probabilidades de
permanecer en tratamiento. En la actualidad DBT es ampliamente utilizada para
una gran variedad de pacientes inflexibles, incluyendo delincuentes juveniles,
personas con trastornos alimenticios y adicción a las drogas.
La
actualidad DBT es ampliamente utilizada para una gran variedad de pacientes
inflexibles, incluyendo delincuentes juveniles, personas con trastornos
alimenticios y adicción a las drogas
“Creo
que la razón por la que DBT se ha extendido tanto se debe a que se dirige a
algo que antes no podía tratarse; las persona no sabían qué hacer cuando se
trataba de trastorno límite. Pero considero que el motivo por el que DBT ha
resonado tanto dentro de la comunidad terapéutica tiene mucho que ver con el
carisma de Marsha Linehan, con su habilidad para conectarse tanto con personas
en tratamiento como también con la audiencia científica”, afirma Lisa Onken,
directora de la filial de tratamiento conductual e integrativo del National
Institute of Health.
Quizás
lo más destacable sea que la Dra. Linehan ha alcanzado un lugar en el que puede
mantenerse de pie y contar su propia historia, sea como sea. “Ahora soy una
persona muy feliz”, dijo en una entrevista en su casa cerca al campus, en donde
vive con su hija adoptada, Geraldine; y con Nate, el esposo de ésta. “Por
supuesto, todavía tengo altas y bajas, pero creo que son como las de
cualquiera”, sostiene.
Después
de su exposición la semana pasada, visitó el cuarto de reclusión en el que
estuvo, que ahora se ha convertido en una pequeña oficina. “Bueno, vean eso,
han cambiado las ventanas. Ahora hay mucha más luz”, dijo, levantando sus
palmas.
Artículo previamente publicado
en Grupo ACT y compartido para Psyciencia.
Artículo recomendado: Entrevista
a Marsha Linehan, creadora de la Terapia Dialectico Conductual.
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