jueves, 21 de julio de 2016

Soneto de la muerte.


Todo se alza y me puede, me avasalla y me tienta,

este Mundo y la Carne y el Ángel sublevado,

cuyas olas y embates, cuyas fingida gracia

me abisma, Señor mío, me sacude y trastorna.



¿Qué nave, qué socorro, qué oídos insensibles,

sin riesgo, sin caída,sin que sufra yo hechizos,

me darás Tú? Tu Templo que es todo Santidad,

y tu mano invencible y tu voz tan constante.



Y aun así yo percibo que luchan a menudo

en contra de tu Templo, de tu mano y tu voz

el Ángel sublevado, y la Carne y el Mundo.



Sin embargo tu Templo, tu mano, tu voz, son

nave, socorro, oído con que vencer trastornos,

con que parar embates, con que frenar la ola.



Autor: Jean de Sponde.

Título original: Sonetos de la muerte. XII


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