Siempre, cuando me despierto,
sonrío y pienso:
Hoy sucederá algo grande,
maravilloso, perfecto;
hoy se cumplirá sin duda
el más lindo de mis sueños...
Y luego... no pasa nada:
Yo trajino, salgo, entro...
-Sólo un día entre los días...
El mocito a su colegio;
el padre con sus afanes...
-Deberes, barullo, juegos;
costura, un libro, la radio;
una regañina, un beso;
bromas, parloteo; nada.-
Y, al cabo, cuando me acuesto,
después de besar al hijo,
con la cabeza en el pecho
de mi adorado, suspiro,
entre soñando y durmiendo:
Acaso es verdad... Acaso
lo maravilloso es esto.
Ángela Figuera Aymerich en Mujer de barro (1948)
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