Dios es un lecho, en él
descansamos extendidos en el universo puros como ángeles, respondiendo
con ojos de un azul de
santo al saludo de las estrellas;
dios es una almohada en la que
apoyamos la cabeza, Dios es un soporte para nuestro pie;
dios es una reserva de fuerza y
una oscuridad virginal;
dios es el alma inmaculada de lo
inadvertido y el cuerpo ya corrupto de lo inimaginado;
dios es el agua estancada de la eternidad;
dios es la fecunda simiente de
la nada y el puñado de ceniza de los mundos quemados;
dios es las miríadas de insectos
y el éxtasis de las rosas;
dios es un columpio vacío entre
la nada y el universo;
dios es una cárcel para las
almas libres;
dios es un arpa para la mano de
la más violenta cólera;
¡dios es lo que el anhelo puede
hacer bajar a la tierra!
Edith Södergran
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