Según la Organización Mundial de la Salud, casi 1 millón de personas se suicidan cada año. Esta cifra es superior al número de personas que mueren en homicidios o por guerras. El suicidio es una de las tres principales causas de muerte en el grupo de edad económicamente más productivo (los mayores de 15 a 44 años) y las tasas han aumentado desde que comenzó la crisis económica en el año 2008.
Así lo refleja un estudio que aparece en la revista Nature donde se hace hincapié que la” psiquiatría ha descuidado este asunto durante mucho tiempo”, en palabras de los autores del trabajo André Aleman, catedrático de Neuropsiquiatría Cognitiva en la Universidad de Groningen (Holanda), y Damiaan Denys, catedrático de Psiquiatría en la Universidad de Amsterdam (Holanda).
Los autores proponen, “una hoja de ruta para el estudio sistemático del comportamiento suicida, independiente de cualquier trastorno asociado”. Con este fin, son necesarios cuatro pasos.
El primero, “definir el suicidio como un trastorno autónomo. El tratamiento de las patologías habitualmente asociadas al suicidio, como la depresión, es incapaz de prevenir el comportamiento suicida en la mayoría de las personas. La psiquiatría debería definirlo adecuadamente e incorporarlo a los sistemas de clasificación, desarrollando escalas para predecir y evaluar y examinando las opciones de tratamiento. Este le daría visibilidad como patología mental”.
El siguiente paso sería comprender los mecanismos, que pueden incluir aspectos psicológicos y neurobiológicos. Ansiedad, pobre control de los impulsos y agresividad creciente son otros factores asociados, a los que hay que añadir que las personas con comportamiento suicida tienden a suprimir emociones y encontrar dificultades para identificar sus sentimientos. La neuroimagen se ha mostrado ya como una herramienta útil en este campo.
Aleman y Denys proponen, asimismo, que las agencias públicas de investigación dediquen más fondos a este asunto, empezando por el Programa Marco de la Unión Europea de Investigación e Innovación Horizonte 2020.
Y, por último, promover la prevención, con inversiones oficiales análogas a las que se dedican a la reducción de los accidentes mortales de tráfico. Solo en 2008-2009 el Reino Unido dedicó 19 millones de libras a campañas de concienciación sobre seguridad en la carretera, una cifra que contrasta con el millón y medio de libras dedicados, en tres años, a estudios del suicidio. Los accidentes de tráfico se han reducido mientras que los suicidios han aumentado.
Fuente: http://www.psiquiatria.com/psiq_general_y_otras_areas/urgencias_psiq/especialistas-abogan-por-una-hoja-de-ruta-para-la-investigacion-y-prevencion-del-suicidio/
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