La medicina preventiva intenta abrirse camino en todos los ámbitos de la salud y en el tema que nos ocupa, los especialistas insisten en remarcar su carácter crucial. Aquí, más que nunca, la prevención salva vidas.
El 10 de septiembre es el Día Mundial para la Prevención del Suicidio y pretende fomentar, en los cinco continentes, compromisos y medidas que ayuden eficazmente a acabar con esta práctica. Cada día 3000 personas ponen fin a su vida, y al menos 20 personas intentan suicidarse por cada una que lo consigue.
En los últimos 50 años, las tasas de suicidio han aumentado en un 60% en todo el mundo según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque tradicionalmente las mayores tasas de suicidio se han registrado entre los varones de edad avanzada, las tasas entre los jóvenes han ido en aumento hasta el punto de que ahora estos son el grupo de mayor riesgo en un tercio de los países, tanto en el mundo desarrollado como en el mundo en desarrollo.
“En España, el suicidio es la segunda causa de muerte entre los adolescentes de 15 a 20 años”, afirma Carlos Mirapeix, psiquiatra y Director de la Fundación para la Investigación en Psicoterapia y Personalidad (FUNDIPP).
Redes sociales: un nuevo altavoz de auxilio
“Existe un mito con respecto a que el paciente que se quiere suicidar no lo dice y se mata”, según el psiquiatra quien nos aclara que los datos apuntan a que los que tienen ideación suicida, el 80 %, han ido al médico la semana anterior o han dado indicios y noticias de ideas de suicidio con familiares o amigos.
Estas comunicaciones se realizan por las vías naturales al individuo y hoy en día ese escenario, especialmente para los jóvenes, lo conforman las redes sociales. Se ha detectado, explica Mirapeix, con vistas a la intervención precoz en adolescentes que el lugar donde expresan por primera vez pensamientos suicidas y de muerte, sensaciones de hartazgo y desesperación y búsqueda de ayuda es en las redes sociales.
La revista Crisis: the journal of Crisis Intervention and Suicide Prevention 2011; Vol. 32(5): 280–282, publicó un estudio, llevado a cabo por médicos suizos, sobre Facebook y casos de suicidio. En sus conclusiones señala cómo la presencia de notas de suicidio en redes sociales como Facebook es un fenómeno reciente y alerta sobre la necesidad de ser conscientes de este nuevo tipo de anuncio de suicidio y sus consecuencias posibles.
Hasta el momento, según explica el estudio, es confuso si el efecto de tales apuntes conducirá a un estímulo mayor de suicidio o en cambio a mayores oportunidades para su prevención.
En España, los voluntarios de los centros del Teléfono de la Esperanza atendieron el año pasado 1.567 llamadas en las que los afectados manifestaron de manera explícita su intención de suicidarse, un 30% más que en 2001.
En ese caso, los afectados buscan una voz, alguien que les atiende personalmente. “Hoy en día antes de llamar a teléfonos de ayuda, los jóvenes, expresan gritos de auxilio en las redes sociales”, afirma el psiquiatra quien es consciente de que esa circunstancia les va a obligar a investigar de qué forma deben intervenir para que la información que se vierte en las redes pueda ser utilizada por los facultativos.
“Nuestro equipo trabaja con grupos de adolescentes y jóvenes con problemas de conducta grave y trastorno límite de personalidad graves; siempre les pedimos autorización para que nos dejen visitar su perfil de Facebook. Dentro del protocolo de evaluación también estudiamos el contenido de su perfil porque a veces allí aparecen cosas tremendamente importantes desde el punto de vista clínico”, afirma el doctor.
“Tenemos pocas conclusiones pero empezamos a tener alguna idea de cómo van las cosas. Está empezando a haber auténticas plataformas online de prevención del suicidio, plataformas con acceso a chats, a las propias redes sociales de esas plataformas, en definitiva, facilitar la comunicación directa con profesionales”, asegura Mirapeix.
“Incluso, hoy en día se está empezando a utilizar como herramienta y método de intervención de situación de crisis el WhatsApp. Los profesionales nos estamos planteando qué podemos hacer con las nuevas tecnologías y ayudar a estos chavales con un alto índice de suicidio pues donde mejor expresan lo que les pasa es en las redes sociales”, insiste el psiquiatra.
Problema global
Los trastornos mentales (especialmente la depresión y los trastornos por consumo de alcohol) son un importante factor de riesgo de suicidio en Europa y América del Norte; en los países asiáticos, sin embargo, tiene especial importancia la conducta impulsiva.
El suicidio es un problema complejo, en el que intervienen factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales, tal y como predica la OMS.
El doctor Mirapeix insiste en que la prevención del suicidio es un problema sanitario, social, político que nos compete a todos. “Hay que quitar el estigma del suicidio y del paciente con ideación suicida para favorecer su identificación, darles un espacio para hablar, entrenar a los profesionales y poner programas terapeúticos que prevengan esta situación”.
También existen medidas de prevención más allá de las sanitarias. “Algunas requieren medidas políticas como la posibilidad de disponer de armas de fuego muy relacionada con el riesgo de que se cometan suicidios; que los sitios peligrosos estén vallados, protegidos u otras medidas como la adquisición de sustancias tóxicas peligrosas o medicamentos con alto índice de letalidad, en definitiva, dificultar el acceso a prácticas suicidas”, asegura Mirapeix.
“En España, es necesario entrenar a los maestros y profesores de instituto para que sepan detectar cuando un niño, y sobre todo un adolescente, muestra signos con una ideación suicida potencial, y poder remitirlo al equipo psicológico o al médico”, insiste el psiquiatra.
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