domingo, 19 de enero de 2014

Según un estudio más del 90% de las personas que sobreviven a un intento de suicidio no quieren morir realmente

Las crisis suicidas se producen a menudo como consecuencia de rupturas amorosas o por la pérdida del trabajo, pero los médicos pueden impedir parte de los suicidios alejando a los pacientes de las armas. Algunas tácticas se basan en sugerir a los familiares que las saquen del domicilio o que las guarden en lugares de difícil acceso.

En un esfuerzo por crear un ambiente seguro para los suicidas potenciales, científicos de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, han demostrado que ampliar el tratamiento médico a pacientes y familiares más allá de la enfermedad mental, limitando el acceso de los enfermos a las armas y otros medios mortales reduce de manera significativa los suicidios. El estudio, que se publica en The New England Journal of Medicine y está dirigido por Matthew Miller, ha afirmado que "la mayoría de las crisis suicidas son temporales, ya que más del 90% de las personas que sobreviven a un intento de suicidio no quieren morir realmente. Sin embargo, un intento autolítico con arma de fuego raras veces da una segunda oportunidad".

Según las estadísticas, el suicidio es la segunda causa de muerte en los americanos de 40 años o menores, y más de la mitad emplean armas de fuego. La mayor parte de estos actos se ejecutan de manera impulsiva, por lo que mantener a estas personas alejadas de armas mortales durante los periodos de crisis es decisivo.

Con este estudio los científicos pretenden implantar un sistema que guíe a los médicos en la evaluación de los pacientes y que incluya la aproximación a los familiares para alertarles acerca de las consecuencias de tener armas cerca en estos pacientes.


 

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