El líder de Aerosmith y su
«descenso a los infiernos» del aborto: «Jesús, ¿qué he hecho?»
Después de 35 años, el
acontecimiento sale a la luz en las páginas de la autobiografía del grupo,
«Walk in this way», desde hace poco disponible en las librerías americanas.
“Jesús, ¿Qué es lo que he hecho?”
En medio de la desesperación, de la angustia y del terror, eran las únicas
palabras que daban vueltas vertiginosamente en la cabeza de un padre al
instante siguiente de haber asistido al aborto de su hijo. No un padre
cualquiera, no un joven sin experiencia, no un hombre tímido e inseguro a causa
de una situación que no sabía gestionar, no un católico fervoroso cuya esposa
había decidido por los dos, no. El grito silencioso de remordimiento es de
Steve Tyler, una estrella del rock de fama internacional y líder de los
Aerosmith.
Sucedió en 1975, año de los
primeros sucesos arrolladores para el grupo, cuando emergía también bajo un
perfil comercial con Toys in the attic,
del que ha vendido cerca de 8 millones de copias, Sweet emotion y Walk this
way. Tyler, por entonces de 27 años, se había mudado a Boston y había querido
tener con él a su jovencísima novia Julia Holcomb. La joven tenía entonces
solamente 14 años, y para consentir la convivencia entre los dos, los padres de
Julia habían firmado un permiso para confiar a Tyler la custodia legal de la
hija.
A distancia ya de 35 años, el
acontecimiento sale a la luz en las páginas de la autobiografía del grupo, Walk
in this way, preparada por Stephen Davis, y desde hace poco disponible en las
librerías americanas. Según lo referido en las páginas del libro, Julia quedó
embarazada y el entorno de los Aerosmith convenció a Tyler de la única salida
razonablemente posible: la del aborto. Una experiencia de la cual el mismo
Tyler habla precisamente en el libro: “Yo estaba ciertamente en crisis. Para mí
era un momento importante, estaba construyendo un proyecto de vida con una
mujer, pero me convencieron de que no habría funcionado jamás y que habría
arruinado nuestras vidas”. Tyler y Julia se dejan convencer, y es la propia
estrella del rock la que describe con pocas, aunque crudas palabras, el momento
preciso que marcó la ruina real de sus vidas. “Es sencillo. Vas al médico, se
mete una aguja en el vientre de la madre y se inyecta el veneno. Tú permaneces
allí, esperando. Después sacan fuera el niño, muerto. Pocos minutos. Yo estaba
destruido y continuaba repitiendo en mi cabeza “Jesús, ¿qué es lo que he
hecho?”.
Para describir el estado de ánimo
de Tyler después del aborto del hijo está su amigo Ray Tabano, guitarrista del
grupo que ha vivido indirectamente el drama del cantante: “Tyler salió
destrozado de aquella experiencia. Era sólo un joven y el hecho de haber visto
todo, lo destruyó.
Aunque en los años de la adolescencia
Tyler hubiese tenido ya experiencias con el alcohol y la marihuana, fue el
aborto de su novia lo que marcó la vertiente más importante de su vida, que
degenera de forma irreversible. Aunque continuaba viendo a Julia, desplomada en
una crisis depresiva que la llevó a intentar varias veces el suicidio, inicia
una relación con una modelo de Playboy, Bebe Buell, la cual lo acompaña en un
viaje por Europa. La modelo es la primera y directa testigo del abismo en el
que cae Tyler: “Estaba loco, siempre completamente borracho, varias veces
destruyó la habitación que teníamos asignada. Ya de regreso en Boston, las
cosas no fueron mejor. Un día, al volver a casa, lo encontré tendido en el
baño, recubierto de droga. Estaba destruido por el dolor”. La situación degenera
hasta tal punto que Buell, cuando quedó encinta de su hija Lyv, nacida en 1977,
decide que es imposible educar a un hijo con un hombre completamente fuera de
control a su lado y vuelve con su ex novio, el productor Todd Rundgren, el cual
educará a Lyv como si fuese su hija.
Aunque la vida desordenada de
Tyler pueda ser vista como la consecuencia del éxito propio del ánimo rock, los
expertos reconocen en este tipo de actitud las características típicas de un
estrés posterior a un fuerte trauma: de hecho tomar drogas no es otra cosa que
el intento de suprimir los recuerdos y las sensaciones. La rabia además,
especialmente en un hombre, es frecuentemente la expresión de un fuerte
sentimiento de culpabilidad que tiene la necesidad de ser manifestado.
De cómo su vida ha quedado
arruinada por la droga, Tyler habla también en su misma autobiografía: “Me he
drogado en mi Porsche, en mi avión y en mi casa. He despilfarrado 20 millones
de dólares por culpa de la droga. A pesar de que en los años 80 fui uno de los
cantantes más célebres y mejor pagados del mundo, estaba siempre sin dinero a
causa de los estupefacientes”.
El libro ha sido presentado por
el cantante como “el relato de su descenso a los infiernos”: “Salía con
frecuencia al escenario con una caja llena de droga –escribe el cantante –. Soy
afortunado por estar todavía vivo”. De nada ha servido su estancia en diversos
centros de rehabilitación para desintoxicarse: “Si no hubiese sido ayudado por
otros, probablemente habría muerto en varias ocasiones”, ha declarado. “He aquí
qué cosas he sacado de la droga. Me ha alejado de los hijos, ha marcado de
forma negativa mi banda, ha destruido mis matrimonios y muchas veces me ha
causado humillaciones”.
Una historia triste. Miserable,
si pensamos que estamos hablando de un gran talento rockero, que en su vida ha
tenido posibilidades extraordinarias de éxito así como de alcanzarlo. Una
historia que Tyler ha puesto por escrito en un libro que probablemente es el
espejo de su estado de ánimo hoy, titulado “¿Te causa molestia el ruido en mi
cabeza? No, no nos causa molestia, Tyler, y quizás el ruido es hijo de aquella frase que como un torbellino
daba vueltas en tu cabeza en aquella desnuda habitación del hospital “Jesús, ¿qué
es lo que he hecho?
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