miércoles, 13 de julio de 2011

Teresa de Lisieux


Sentada en la penumbra del convento,
Teresa observa el muro gris y yerto;
no la turba el silencio, ese desierto
del alma, en la quietud del aposento.
Los sueños y los goces de la vida
que en el duro Carmelo palidecen,
en ella ya no existen. Obedecen
sus ojos a otro sueño, a otra medida:
piensa en la dicha amada que le espera,
en el dolor que roe sus pulmones
y ofrece en redención y la lacera;
sabe en su pequeñez que no está sola,
que en la noche y sus arduas aflicciones
es Dios quien sufre en ella y quien se inmola.

Javier Sicilia

2 comentarios:

  1. Este blog es una maravilla, María, que Dios te bendiga. ¡Alabado sea Jesucristo por esta web, que es un signo de su Amor hacia los que están desesperados!

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  2. ¡Hola Longinos!
    Si es una maravilla, a mi me ha encantado.
    Su creador es Radiomariano, yo solo soy una persona a la que le encanta el blog.
    Bendiciones!!

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