lunes, 1 de junio de 2009

TESTIMONIOS (21.3)


Mi testimonio. De satánico a cristiano (3)

La música tocada por Lucifer poco a poco me fueron transformando en un ser oscuro de fuerzas negativas y mente endemoniada. Me fui interesando en religiones como el Satanismo conociendo profetas satánicos como Anto Szandor Lavey, Aliester Crowley y adoptando sus cábalas y demás sistemas filosóficos. Acumulé mucho material de brujería, magia negra, literatura y pergaminos de origen extraños. Practiqué la Guija, la Nigromancia, el Tarot oscuro y otros juegos esotéricos de magia negra y poco a poco con música más demoníaca y conociendo finalmente a los semejantes que se identificaban con el género, hechiceros y brujos.

Durante el transcurso en esta oscuridad, buscando el extremismo satánico, incursioné en todo tipo de blasfemia: visitaba las iglesias para burlarme de los cristianos y profanaba los templos blasfemando en contra de Cristo y Dios. Pasaba noches enteras profanando los cementerios. Tenía tanto odio en mí hacia los cristianos que quería matar sacerdotes. Siempre quería drogarme y emborracharme, y estas costumbres destruían gran parte de las neuronas de mi cerebro, fumé cigarros de todo tipo. Realizaba ritos satánicos que incluían sangre humana que compraba en los bancos de sangre. Veía mucha pornografía, era un enfermo pervertido empedernido con la pornográfica: sadomasoquista, lesbianismo. Me gustaba el dolor; me hacia fisuras con navajas en mi cuerpo para sentir el dolor. Me fui encerrando cada vez más en un mundo bastante cargado de Satanismo y oscuridad, hasta el punto de aceptar a Satanás y la Oscuridad como mis dioses y aliados más profundos. Me encerré en doctrinas y razonamientos satánicos. Acepté como validos los pilares filosóficos del Satanismo hasta tal punto que me hizo hasta desconfiar de aquellos que supuestamente eran satánicos, determinado en mi una búsqueda de Satanás y de la oscuridad hasta llegar a asumir que entraría ciertamente en el infierno.

Durante mi búsqueda de Satanás y la oscuridad, a los que consideraba mis correligionarios los invitaba a realizar atrocidades como robar bancos, matar militares y robarles el armamento, robar autos, robar puntos de drogas. También les sugería realizar atrocidades como matar y golpear cristianos, robar y quemas iglesias, profanar y quemar cementerios, drogarnos, pero esos supuestamente los satánicos decían que yo estaba loco, lo que me llevó a pensar que me encontraba solo en los caminos de Satanás y las tinieblas. No ejecutaba tales actos, porque no quería hacerlo solo, porque las autoridades militares me asesinarían y no se hubiese cumplido mi objetivo.

Con el tiempo, fui frecuentando conciertos y tratando de conocer personas verdaderamente diabólicas e infernales, que tuvieran intenciones de asesinar cristianos y cometer verdaderamente actos terroristas contra las iglesias cristianas, asesinar a todos los sacerdotes y monjas, quemar todas las iglesias del planeta tierra, asesinar al Papa y destruir el Vaticano el mil pedazos. Con mi mentalidad de terrorista satánico iba a alistarme en el ejército para conseguir armamento de militar de alto calibre (ametralladoras, toda clase de armas, granadas, bombas lacrimógenas, fabricación de bombas, etc.) y comenzar yo solo mis operaciones satánicas anticristianas de exterminar por completo la religión cristiana del planeta tierra aunque me costara mi asqueroso y horrible vida.

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