Entonces Yahveh Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Génesis 3, 14
Entonces el rey se estremeció, subió al mirador de encima de la puerta y se echó a llorar, diciendo mientras subía: “¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Ojalá hubiera muerto yo en vez de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!”. 2 Sam. 19, 5
Y Jesús, dando un fuerte grito, exclamó: “¡Abba, en tus manos…, mi espíritu…………!” y, dicho esto, expiró. Lc. 23, 44
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