sábado, 29 de abril de 2017

E-terapia, la psicoterapia de la era digital





La práctica en psicología clínica se ha sustentado, desde siempre, como una relación que se establece entre un profesional y una persona que asiste en búsqueda de ayuda por causa de alguna dificultad emocional que interrumpe el equilibrio de su vida. El psicólogo es una persona que cuenta con un marco referencial sobre la salud y usa técnicas que le permiten intervenir en las problemáticas de aquel que acude a terapia (Coderch, 2005).

La mayoría de intervenciones en psicología clínica se diseñaron para implementarse en encuentros cara a cara entre un psicólogo y un paciente, y se fundamentan en el intercambio verbal. Los encuentros están regidos por un conjunto de reglas (costo, frecuencia y duración de las sesiones) y se plantean los objetivos de trabajo según la modalidad de intervención y la designación de roles para cada uno de los protagonistas del proceso. Este marco se ha visto alterado con el impacto de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en psicología clínica y el nacimiento de la E-terapia o el uso de mensajes de texto, correos electrónicos y otros medios escritos para desarrollar la terapia.

El uso de Internet en psicología, en un principio, se aplica en situaciones en donde las intervenciones tradicionales no son posibles, debido a la distancia o la estigmatización. Pero cada vez más, la falta de tiempo o la instantaneidad que ofrece se convierten en los motivos con más peso para implementarla. En los últimos años la comunidad de profesionales de la psicología se ha visto con la necesidad de reformular las teorías y paradigmas preestablecidos. Ahora Internet permite que distancia y presencia no sean entendidas como palabras antónimas. Lévy afirma que la virtualización modifica la experiencia y la desterritorializa, se separa “el aquí y el ahora” y deja de ser importante el lugar físico en el que se da un encuentro. El encuentro entre paciente y terapeuta se convierte en un simple intercambio comunicativo, despojado de características físicas y tangibles: nace una nueva forma de dar terapia.

Ventajas y limitaciones de la e-terapia
La psicoterapia online tiene ventajas respeto a la terapia tradicional, como el aumento de la frecuencia de las sesiones terapéuticas, dado que permite establecer contacto con el terapeuta de forma más fácil (utilizando el whatsapp, por ejemplo). Y es una opción para usuarios que de otro modo no podrían recibir intervenciones terapéuticas, ya sea por limitaciones económicas, geográficas físicas o psicológicas como en caso de depresión mayor, esquizofrenias graves o fobias, entre otras. Es mejor una intervención psicológica online que la ausencia de tratamiento (Carlino, 2010; Kraus, Zach, & Stricker, 2004; Proudfoot, 2004).

La invisibilidad del terapeuta también puede ser un punto a favor, ofreciendo mayor confidencialidad y autorrevelación. Algunos autores (Copeland & Martin, 2004 como se cita en Elliot et al., 2008; Elliot et al., 2008; Proudfoot, 2004) sostienen que incluso permiten mayor apertura y honestidad por parte de los consultantes: el paciente puede sentirse menos avergonzado al no exponerse cara a cara con el psicoterapeuta, presentar una mayor adhesión a la terapia y aumentar su percepción de autoeficacia.

También facilita un análisis más exhaustivo del componente verbal, muy valorado en la orientación cognitiva.

Como limitaciones, la e-terapia hace que se pierdan aspectos importantes de la comunicación no verbal que son también fuente de información para el terapeuta y su ausencia no permite evaluar con claridad la calidad de la relación terapéutica. También, obliga a ambos participantes a disponer de conexión a Internet y dispositivos tecnológicos, que suponen un coste adicional a la terapia en sí.

Estudios recientes demuestras que existen diversas aplicaciones de e-terapias que alcanzan resultados similares a los tratamientos tradicionales, como la rehabilitación cognitiva a distancia, los tratamientos en trastornos de pánico, depresión o prevención del suicidio. Pero, aún hay mucho camino por recorrer.

Cada vez más psicoterapeutas ofrecen e-terapia. No hay muchos manuales ni guías para implementar terapia a través de estos sistemas y son pocos los programas formativos que incluyen la aplicación de las TIC en el tratamiento psicológico. La necesidad existe, pero el conocimiento se está creando día a día. ISEP, pionero en la especialización de profesionales de la psicología con más de 30 años de experiencia, incluye en su Máster en Terapias de Tercera Generación y Aplicación de las Nuevas Tecnologías contenidos específicos para promover el interés y la aproximación hacia las TIC y sus posibilidades en psicología clínica. Pretende que el profesional comprenda y evalúe aplicaciones tecnológicas actuales dirigidas al tratamiento psicológico a través de la e-terapia, la tele asistencia, la realidad virtual y la realidad aumentada y dispositivos móviles.


martes, 25 de abril de 2017

Fue líder de la Vuelta a España, tocó fondo, planeo su suicidio...y ahora es pastor cristiano

Esta es la historia de Ómar 'El Zorro' Hernández, que en los 80 ganó dos etapas de la ronda ibérica. Hoy es un testimonio de superación.



Por: Juan Diego Ramírez, Señal Colombia


Compró un seguro y un lote en el cementerio. Prefirió el mercedes 190 por encima de la Blazer y eligió la ruta hacia Boyacá. Ómar ‘El Zorro’ Hernández, a quien ya le daba igual su triunfo en la etapa 20 de la Vuelta a España, decidió que embestiría un bus y dejaría de vivir para ponerle fin a la depresión que el alcohol y la droga producían en su organismo. Ni los menjurjes de un brujo ni las visitas a iglesias disminuían su adicción ni permitían que el amor con su esposa renaciera, así que una tarde de 1996 eligió que se suicidaría y se sintió feliz con la idea. Ya no se haría daño a sí mismo ni a nadie.

Dos noches antes de su muerte asistió a la misma tienda en la avenida Catán, al occidente de Bogotá. Esa noche celebraba el comienzo de su muerte, así que pidió sin límites. El dinero que ganaba como empresario le eliminó el autocontrol, el miedo, la culpa y el pudor. Gracias a la plata compró vicio y compañía, se agarró a los golpes con otros borrachos, se salvó de tres balazos de un taxista y esquivó unos tiros que solo tumbaron los espejos de su carro mientras huía. Muchas madrugadas perdió los estribos y muchos que lo desafiaron perdieron los dientes.

Desde 1992, un año después de retirarse del ciclismo, abandonó la necesidad de cuidarse para las carreras, cultivó el hábito de cerrar con aguardientes las negociaciones de sus productos y se rodeó de jíbaros que se hacían pasar por amigos. Se despertaba con el sabor a cobre en el paladar, con los párpados pesados y recordando que vivía aún con su mujer pero no dormía con ella hacía mucho tiempo. Se veía demacrado en el espejo, no se reconocía; las cejas gruesas y la nariz larga resaltaban en un rostro disminuido. Del vigoroso corredor que participó en cuatro ediciones del Tour de Francia y que fue gregario del campeón Pedro Delgado en 1987, no quedaba nada. Solo el arrepentimiento de la mañana y la reincidencia de la tarde.

La única solución era el suicidio, pensó. Después de seis años de descontrol, solo eso se le ocurrió. Pero su amigo Armando Moreno lo visitó esa noche de 1996 en la tienda de don Gustavo. Le habló de Cristo y del infierno inminente. Después Ómar pensó que estaba tratando con un loco y siguió tomando.

Su amigo volvió a visitarlo al día siguiente a las 6:00 de la tarde en la misma tienda de don Gustavo. Esta vez Armando Moreno le aseguró que estaba allí oficiando de mensajero. “Lo que quiera que vaya a hacer, no lo haga. Dios tiene un plan con su vida. Dios quiere que sepa eso”. Ómar se sorprendió porque no le había relevado a nadie sus deseos de suicidio, se sintió aludido y no dejó de pensar en ello hasta el día siguiente en que se levantó con resaca.

***

En su infancia, Ómar Hernández vivía en función del sol: se levantaba con el amanecer y se dormía en el ocaso. La falta de electricidad en casa y las labores del campo reducían su existencia a la luz del día. Empezaba persiguiendo las vacas para ordeñarlas, recogía las siembras de remolacha, zanahoria y maíz. Luego corría desde su casa, en la vía a Funza, hasta el colegio en Fontibón, pero a veces no entraba a clases: se quedaba en un terreno donde había armado un columpio de cabuyas con un amigo o permanecía en el parque hablando con el heladero.

Después se devolvía a casa corriendo o en el portapaquetes de una de las tantas bicicletas que transitaban por la vía. Volvía al campo, que en realidad quedaba muy cerca de la capital, se bañaba en el río Bogotá cuando todavía era limpio, cazaba pájaros con caucheras y luego volvía a su casa a seguir ayudando con las labores. Entre sus padres, sus seis hermanos y él se repartían las tareas. Ómar recogía la remolacha, la lavaba, la cortaba y la entregaba para que un vendedor la llevara a la plaza. A veces, sin que lo vieran, se quedaba con alguna porción y la ofrecía junto con las yerbabuenas que recolectaba por todo el sector.

Se acostaba exhausto poco después de las 6:00 de la tarde y comenzaba a soñar con ser uno de esos ciclistas que pasaban justo en frente de su casa por la avenida. “¿Cuándo voy a tener bicicleta como mis dos hermanos?”, se preguntaba antes de cerrar los ojos. Su sueño se volvió realidad cuando tenía 15 años: un hermano le enseñó a montar, otro le prestó por un tiempo una bici y finalmente en Funza compró su primera bicicleta por 5.000 pesos, luego de ahorrar por la venta de hierbas y de unos marranos.

Ingresó a la Liga de ciclismo de Bogotá y a los 17 años quedó seleccionado para participar en un Mundial juvenil en México. Desde 1978 se destacó donde pudo, viajó por el mundo e impuso su carácter, por eso en la Vuelta a España de 1987 le dio dos puños con su diestra a Laurent Fignon cuando intentó sacarlo del pelotón. Era temperamental, rápido y ágil en la montaña. El apodo ‘El Zorro’ que le pusieron por su aspecto físico en 1978, coincidía con sus características.

Por cejón, narizón y peludo fue que lo acuñaron así. En ese entonces alternaba el oficio de mensajero en Telecom con el ciclismo aficionado. El alias coincidía con que se robaba las gallinas de los vecinos y también concordaba con la astucia y con la disposición a ser travieso y temerario. Por eso fumó marihuana en su adolescencia y por eso, a finales de los 70’s, aceptó probar cuando un amigo le habló de cocaína.

Puso un poco en su lengua y se le durmió. Luego imitó los movimientos de su amigo: sacó una llave, acumuló un poco en la punta y esnifó, sin saber que estaba abonando un camino que lo llevaría muchos años después a pensar en la muerte. Se abstuvo de consumirla durante su carrera que duró hasta 1991, pero a partir de allí no encontró un argumento para abstenerse.

Después del retiro, recordó su experiencia de albañilería en los 70’s y decidió montar un negocio de tuberías de PVC, comenzó a administrar el dinero que ganó como ciclista y aumentó su capital progresivamente. Pero, en definitiva, nunca estuvo preparado para tener tanta plata propia.

***

Las palabras de su amigo Armando Moreno aplazaron la decisión de suicidarse. Al sábado siguiente despertó en su soledad ruidosa, prendió el televisor y vio un programa de testimonios en el canal 7, en el que un señor contaba cómo perdió a su familia por culpa del alcohol y después la recuperó. Ómar lloró, se sintió una vez más identificado, se arrepintió por el daño que le hizo a su esposa y sus tres hijos. Buscó a su amigo, le pidió que lo llevara donde su pastor, hablaron de Cristo, de la biblia, de todo.

Se convenció de que debía cambiar. Y cambió. Recuperó a su familia, se transformó en pastor cristiano y se vinculó con la misión Panamericana de Colombia. Nunca más volvió a pensar en el suicidio. O tal vez una parte de él murió esa noche de 1996 y desde entonces está aferrado a la vida. Eso ya es figurativo. “Ya soy un siervo de Dios”, dice cuando algunos todavía lo llaman ‘Zorro’.

Predica de vez en cuando en las cárceles Modelo y Picaleña, y escucha personas de martes a domingo en el consultorio de una iglesia en Fontibón. Allí, en un silencio que tranquiliza, se rodea de libros, fotografías familiares, diplomas y un televisor en el que ve las etapas de ciclismo. Durante esta entrevista con Señal Colombia Deportes, Nairo Quintana aparece en la pantalla de ese televisor y Ómar interrumpe un poco su discurso para ver de reojo.

“Hay mucha gente que está como yo estaba”, dice con seguridad mientras Nairo pedalea sentado. “Pero los únicos que saben lo que les pasa son ellos. Están que se mueren. La gente cree que la plata es todo. Y no: eso pasa, al igual que la fama. Por aquí vamos de paso y lo que nos espera es eterno”. Se acomoda la camisa y el blazer para un par de fotografías. Así como luce se presenta para presidir las misas.

Aunque se vea tranquilo en este momento después de 45 minutos de revelar su pasado, dice que ha llorado bastantes veces contando su experiencia. Su testimonio ha persuadido a muchos. “Yo podría estar en este momento en la calle o tal vez…”, interrumpe su idea al escuchar que el narrador ha subido el tono de su voz y luego ve que Nairo Quintana está atacando en puerto de montaña. “¡Se fue Nairo! ¡Se fue Nairo, hermano! Esa es, vamos mijito. No, no, nooooo. ¡No mire para atrás, hombre! Dios mío, Dios mío… Señor: dale fuerzas”. El ciclismo siempre sacó lo mejor de él, por eso la pasión que tiene por este deporte no murió junto con la astucia del ‘Zorro’ en 1996.

viernes, 21 de abril de 2017

La tristeza



Tal vez el mundo sea bello,
cuando el sol claro lo ilumina,
pero yo sé que hay hombres tristes
como la lluvia gris y fría.

Yo sé que hay hombres sobre cuyas almas
pasó de Dios quizá la sombra un día.
Pasó, y hoy queda sólo ausencia
en donde la tristeza brilla.

Hombres tristes en todos los caminos
con la tristeza pensativa.

Tal vez la aurora sea pura,
el aire delicado, claro el día.
Mas muchos hombres hay como la lluvia
oscura e infinita.

Escúchame, Señor. Mi voz hoy sólo
tiene palabras de melancolía.
Sobre la tarde inmensa cae la lluvia
monótona, fría.

Carlos Bousoño

miércoles, 19 de abril de 2017

Violencia sexual; víctimas pueden superar deseos suicidas




Por : Gregorio Prieto
15-Jul-2016 07:27 - Las víctimas de violencia sexual pueden salir del trauma y no pensar en el suicidio o convertirse en agresores con una psicoterapia oportuna y una red de apoyo, que conformarían familiares y amigos. Desafortunadamente gran parte de estas no acuden con un experto.

Ailyn Delet Loya Loya, coordinadora del área de Psicología de la Fiscalía de Atención a Víctimas del Delito, explicó que cada una de las víctimas, pese a que se trate del mismo delito, tiene diferente comportamiento; algunas incluso no necesitan de apoyo.

“Hay mujeres muy resilientes, que llevarán sus procesos de una manera distinta, pero es importante y recomendable que se sometan a un proceso de psicoterapia precisamente para trabajar con todos los síntomas que se deriven de esta situación estresante”, mencionó.

Esta primera intervención con Atención a Víctimas, mencionó la experta, está encaminada precisamente a que la persona vaya acomodando este suceso, la crisis, y que pueda seguir con sus actividades cotidianas. Depende de cada caso recurrir a más sesiones después de un proceso más largo; otros lo hacen en poco tiempo.

“Las agresiones sexuales pueden generar pensamientos suicidas en las víctimas, que se combate en terapias breves en una primera intervención. En ocasiones el dolor emocional es tan fuerte que las personas tienen esta idea suicida y algunas pues llegan a tener intentos de suicidio, por eso es importante que se trabajen psicoterapias desde un inicio para que esa ansiedad o afectación emocional vaya disminuyendo y no se vean afectadas en su integridad física y emocional.

Independientemente del delito, cada persona tiene diferente personalidad y enfrenta las situaciones difíciles de una forma muy distinta. De dos personas que son víctimas de violación, es probable que reaccionen de una forma muy distinta, pues también depende de los recursos que se tengan, el apoyo.

“Se le llama red de apoyo a la que conforman la familia y amigos; cuando es muy firme es probable que salga muy rápido de esta situación que una que se encuentra afectada emocionalmente, y que aparte no tiene mucha gente con quién contar. Depende de la persona que tengamos enfrente la terapia que debamos utilizar, pues hemos tenido víctimas de violación que han logrado salir muy rápidamente”, señaló.

“En menores de edad depende de cómo fue el suceso, quién fue el agresor, la temporalidad en la que sucedió el hecho, pues a veces puede ser en una única ocasión, puede ser un abuso que se prolonga varios años. Si se atiende a un menor de siete años en una primera intervención o apoyo psicológico, a los 14 o 15 es probable que necesite otra terapia porque es otra etapa de la vida”, explicó.

Comentó que a lo largo de la vida se atraviesan diferentes etapas y, cuando llegan a esas, puede ser que un evento que les sucedió en la infancia retome otra vez vida de alguna forma, aunque no son recaídas, pero se enfrentan a otras cosas.

Una persona que fue víctima de violación en la infancia no necesariamente de adulto se convierte en un agresor, es hasta cierto punto una creencia que se puede manejar, de acuerdo con la coordinadora.

“Si es menor de edad, es necesario que los papás le crean, apoyen y se den cuenta que derivado de eso se van a presentar muchos síntomas; luego empezamos a etiquetarlos, porque a veces no nos hacemos conscientes como adultos de que a veces todos esos síntomas son derivados de esta afectación o situación.

Hacemos todo el esfuerzo para que acudan a terapia, cómo se hace, cuando la persona llega al área de psicología del Cejum. Si las compañeras advierten que la persona está en algún tipo de riesgo se comunican con nosotros para agilizar el proceso. Todas hacen la cita, pero muchas ya no regresan; cuando faltan la primera vez las buscamos una segunda para que aprovechen el apoyo al que tienen derecho, pero mencionan que no pueden asistir por alguna situación y no se les obliga”, señaló.

Expuso que las personas a veces tienen su propio recurso para salir adelante de algunas situaciones, pero otras que no acuden a terapia siguen presentando síntomas y ahí los van rezagando y no tienen una completa mejoría.

“Las personas que acuden a terapia sí logran acomodar este suceso porque es algo que definitivamente no se puede olvidar, entonces lo que hacemos es únicamente acomodar eso en su vida, de tal forma que no afecte en el trabajo diario, que se pueda ser funcionales en toda la esfera de su vida, en el área familiar, social, laboral; después de un caso como este se ven afectadas. Las que no lo hacen entran en una crisis psicológica y emocional impresionante, entonces a veces dejan de acudir a sus trabajos, de quererse relacionar con la familia, los amigos”, dijo.

En este año van 39 víctimas de abuso sexual en Chihuahua capital y 14 por violación en la Zona Centro, de acuerdo con la FEM.

La autoridad realizó el arresto de 24 presuntos responsables y los llevó ante un tribunal, pero 15 siguen prófugos.

En el 2015 las víctimas fueron 154 personas por abusos sexuales y 14 por violación.

Los datos históricos de la FEM refieren que se han logrado 474 sentencias condenatorias en delitos sexuales: 269 en la zona norte, 146 en la centro, 30 en la sur y 29 en la occidente.


sábado, 15 de abril de 2017

Testimonio: Salvada por Cristo al borde del suicidio, esclavizada por el sexo y alcohol

«Fui creciendo con amigos y amigas mayores que hablaban de sexo, pero no de amor»



Las estadísticas indican que aunque hombres y mujeres se ven igualmente tentados por tener relaciones sexuales inapropiadas con otra persona (le sucede a entre un 9% de ellos y ellas), en lo que se refiere a la pornografía son muy distintos: ésta tienta con fuerza a un 28% de hombres, pero sólo a un 8% de mujeres.

La revista “Amaos”, editada por el Movimiento de los Corazones Puros, de origen polaco, recoge en su tercer número en español el testimonio de una chica que fue expuesta a la pornografía muy joven y eso la dañó en su sexualidad llevándola al alcohol y la depresión.

El acosador, la amiga y el primer porno

La muchacha, que firma como A.N., probablemente polaca, explica que de niña era víctima de intentos de abuso sexual por parte de un conocido de la familia que a menudo estaba borracho.

Aunque se zafó de él, “ese hombre despertó en mí la curiosidad”. Ella tenía 11 años. Una amiga algo más mayor le puso una película porno. “Lo que vi me gustó mucho”, recuerda. “Fui creciendo con amigos y amigas mayores que hablaban de sexo, pero no de amor”.

Sexo sin amor

Su padre siempre estaba ausente en el trabajo o en sus hobbies, y no mostraba amor por su madre, a la que humillaba. Ella dedujo que el sexo era pura biología placentera, sin nada más. Quería experimentarlo. Al acabar el primer curso de formación profesional, cuando le dejaron ir a la discoteca, tuvo su primera relación sexual. Enseguida estableció una relación sólo sexual, sin compromisos, con un chico.

Dejó completamente la iglesia, se volcó en la música heavy y punk de tipo satánico y empezó a beber en exceso, a veces hasta perder el conocimiento.

Una vez soñó con Jesucristo, tal como aparece en el cuadro de la Divina Misericordia, el “Jesús, confío en ti”, muy extendido en Polonia. “Jesús me miró con tristeza y me dijo que me convirtiera, que Él venía en breve. Pero pensé que era sólo un sueño, no le di importancia”.

Beber contra el temor y la vergüenza

Ella ya tenía reputación de chica sexualmente disponible, recibía llamadas groseras y muchos chicos se burlaban de ella. “El temor y la vergüenza eran tan fuertes en mí que para salir de casa tenía que beber algo fuerte”, recuerda. Se acostaba con su primer “novio”, pero también con otros chicos y con algunos hombres casados.

Una voz en el suicidio

“Empecé a creer que de verdad acabaría como prostituta. En mi interior sentía un dolor que me despedazaba por dentro. Deseaba morir, me odiaba a mí misma. Y decidí acabar con mi vida. Pero aquella noche oscura, en el lago grande, junto al embarcadero, comprendí que suicidarme me condenaría a vivir eternamente en el mismo estado en el que me encontraba, que iba a arrojarme al infierno, lugar de desesperación, tinieblas y dolor”.

“Pero Alguien estaba a mi lado, y en medio de mi vacilación me susurró al corazón: Huye, ¿no lo ves?, allí hay luz.” Ella vio unos bloques de vivienda iluminados. El momento había pasado.

Entre Dios y las drogas

Volvió a casa, asustada, a la espera. Escuchó testimonios de satanistas que habían dejado esos ambientes y se habían vuelto hacia Dios. Se planteó si Dios podía ayudarla. Su madre no la ayudaba mucho porque lo que ella decía desanimaba más que apoyaba: “cuando tengas marido se avergonzará de ti, tus hijos sentirán vergüenza de su madre”, etc…

Así que la chica ya pensaba en iniciarse en las drogas, porque el alcohol no bastaba para ahogar estas penas.

“Y un día, después de una llamada telefónica francamente asquerosa, grité en mi interior: ¡ya no puedo más, ya no aguanto más! Y justo entonces, Jesús vino a mí. Lo vi interiormente. No sabría como explicarlo. Me dijo: Te amo, apóyate en Mí y ya no peques más”.

“Fue el día más feliz de mi vida, me había dado fuerzas, me había abierto los ojos a su presencia”, recuerda ella.

Esa noche se encomendó a Jesús. En pocos días, pese a su miedo, se confesó con un sacerdote, y al acabar sintió una gran alegría. Empezó a ir a misa a diario.

Conversión y tentaciones

Ella se había convertido y con oración estaba venciendo al alcohol y la lujuria. Cortó con todos sus novios. Tenía tentaciones, pero las controlaba. Se fue a otra ciudad a estudiar Reinserción Social, para ayudar a otros jóvenes. Durante dos años se sintió bien encarrilada. Incorporó el Rosario diario.

Después sufrió un periodo espiritualmente muy duro. Durante un año, en cuanto empezaba a orar o entraba una iglesia le asaltaban imágenes y pensamientos groseros y blasfemos que la perturbaban y distraían. Volvieron los antiguos miedos y el ansia de alcohol. “Me sentía repugnantemente impura, merecedora únicamente de la ira de Dios”. Eran tentaciones para quitarle la esperanza y la estabilidad.

Un sacerdote le apoyó todo ese año, se mantuvo con su rosario y misa diaria, añadió la adoración eucarística cada día y acudió a unos ejercicios ignacianos. “Fue una época de aceptarme a mí misma y de perdonarme, y el Señor me estaba abriendo mucho más a Él”.

Entrega total y sanación

Un poco más tarde cometió “un pecado contra la pureza”, pero fue el último y arrepentida hizo una opción firme por entregarse entera a Dios: “con mi mente, mi cuerpo y mi sexualidad”.

Desde entonces, ha aprendido a tratarse con la gente y los hombres sin temores. También señala que “no es sencillo encontrar compañía de gente diferente y decente”.

Y tiene un mensaje para quienes pasan por dificultades similares. “Deseo a todos los que luchan contra la impureza, el alcohol y otras formas de esclavitud y pecado, que no tengan miedo de dirigirse a Jesús. Él nos quita esos males, nos purifica, nos libera y nos sana y se entrega a Sí mismo”.

Píldoras de Fe

http://www.haztesentir.mx/secciones/religion/item/2107-testimonio-salvada-por-cristo-al-borde-del-suicidio-esclavizada-por-el-sexo-y-alcohol

martes, 11 de abril de 2017

Voy a hablar de la esperanza






   Yo no sufro este dolor como César Vallejo. Yo no me duelo ahora como artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase César Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más abajo. Hoy sufro solamente.

   Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo, que no tuvo ya causa ni carece de causa. ¿Qué sería su causa? ¿Dónde está aquello tan importante, que dejase de ser causa? Nada es su causa; nada ha podido dejar de ser su causa. ¿A qué ha nacido este dolor, por sí mismo? Mi dolor es del viento del norte y del viento del sur, como esos huevos neutros que algunas aves raras ponen del viento. Si hubiera muerto mi novia, mi dolor sería igual. Si la vida fuese, en fin, de otro modo, mi dolor sería igual. Hoy sufro desde más arriba. Hoy sufro solamente.

   Miro el dolor del hambriento y veo que su hambre anda tan lejos de mi sufrimiento, que de quedarme ayuno hasta morir, saldría siempre de mi tumba una brizna de yerba al menos. Lo mismo el enamorado. ¡Qué sangre la suya más engendrada, para la mía sin fuente ni consumo!

   Yo creía hasta ahora que todas las cosas del universo eran, inevitablemente, padres o hijos. Pero he aquí que mi dolor de hoy no es padre ni es hijo. Le falta espalda para anochecer, tanto como le sobra pecho para amanecer y si lo pusiesen en la estancia oscura, no daría luz y si lo pusiesen en una estancia luminosa, no echaría sombra. Hoy sufro suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente.

César Vallejo


domingo, 9 de abril de 2017

Volver del infierno (4)





Una experta en enfermedades mentales revela su lucha personal

Transitando el día
“Decidí probar con personas supersuicidas, los casos más extremos, porque imaginé que eran las personas más sufrientes del mundo: piensan que son malignos, que son malos, malos, malos. Y yo entendía que no eran así. Comprendía su sufrimiento porque estuve allí, en el infierno, sin ninguna idea de cómo salir”, sostiene.
Eligió, en particular, tratar a personas con el diagnóstico que le habían dado a ella cuando joven: el trastorno límite de la personalidad, una condición pobremente comprendida que se caracteriza por las apego excesivo, estallidos e impulsos autodestructivos que con frecuencia llevan a cortes o quemaduras. Bajo terapia, los pacientes borderline pueden ser aterradores: manipuladores, hostiles, a veces siniestramente mudos y notables frecuentemente por salir del consultorio amenazando con suicidarse.
La Dra. Linehan observó que la tensión de la aceptación al menos podía mantener a las personas dentro de la habitación: los pacientes aceptan quienes eran, aceptan que sienten las ráfagas mentales de ira, vacío y ansiedad de manera mucho más intensa que la mayoría de las personas. Los terapeutas, a su vez, aceptan que dado todo esto, los cortes, quemaduras e intentos de suicidio tienen sentido.
Finalmente, el terapeuta pide al paciente un compromiso por cambiar su conducta; una promesa verbal a cambio de una oportunidad de vivir: “La terapia no funciona con las personas que están muertas”, dice Linehan.
Sin embargo, aún mientras ascendía por la escalera académica, yendo desde la Catholic University of America a la University of Washington en 1977, sabía a partir de su propia experiencia que la aceptación y el cambio difícilmente eran suficientes. Durante aquellos primeros años en Seattle a veces sentía las tendencias suicidas mientras conducía hacia su trabajo; incluso hoy todavía siente ráfagas de pánico, como le sucedió hace poco mientras conducía a través de unos túneles. Recurrió a terapeutas de tanto en tanto a lo largo de los años, en busca de apoyo y de guía (aunque no recuerda haber tomado medicamentos después de dejar el instituto).
El naciente enfoque para el tratamiento de la Dra. Linehan —llamado ahora terapia dialéctica conductual o DBT [dialectical behavior therapy]— tendría que incluir también habilidades para el día a día. Después de todo, un compromiso significa muy poco si las personas no tienen las herramientas para llevarlas a cabo. Así que utilizó algunas herramientas de otras terapias conductuales y agregó más elementos, como la acción opuesta, en la que los pacientes actúan de forma opuesta a la que sienten cuando una emoción es inapropiada; y la meditación mindfulness, una técnica zen por el que las personas se concentran en su respiración y observan sus emociones ir y venir sin ejercer ninguna acción sobre ellas (en la actualidad el mindfulness es de amplio uso en muchos tipos de psicoterapia).
En estudios llevados a cabo durante las décadas del 80 y 90, investigadores de la University of Washington y de otros centros siguieron el progreso de cientos de pacientes límites con alto riesgo de suicidio que asistieron semanalmente a sesiones de terapia dialéctica. En comparación con pacientes similares que acudieron a tratamientos de otros expertos, aquellos que aprendieron el enfoque de la Dra. Linehan realizaron muchos menos intentos de suicidio, llegaron a los hospitales con menor frecuencia y tuvieron muchas más probabilidades de permanecer en tratamiento. En la actualidad DBT es ampliamente utilizada para una gran variedad de pacientes inflexibles, incluyendo delincuentes juveniles, personas con trastornos alimenticios y  adicción a las drogas.
La actualidad DBT es ampliamente utilizada para una gran variedad de pacientes inflexibles, incluyendo delincuentes juveniles, personas con trastornos alimenticios y  adicción a las drogas
“Creo que la razón por la que DBT se ha extendido tanto se debe a que se dirige a algo que antes no podía tratarse; las persona no sabían qué hacer cuando se trataba de trastorno límite. Pero considero que el motivo por el que DBT ha resonado tanto dentro de la comunidad terapéutica tiene mucho que ver con el carisma de Marsha Linehan, con su habilidad para conectarse tanto con personas en tratamiento como también con la audiencia científica”, afirma Lisa Onken, directora de la filial de tratamiento conductual e integrativo del National Institute of Health.
Quizás lo más destacable sea que la Dra. Linehan ha alcanzado un lugar en el que puede mantenerse de pie y contar su propia historia, sea como sea. “Ahora soy una persona muy feliz”, dijo en una entrevista en su casa cerca al campus, en donde vive con su hija adoptada, Geraldine; y con Nate, el esposo de ésta. “Por supuesto, todavía tengo altas y bajas, pero creo que son como las de cualquiera”, sostiene.
Después de su exposición la semana pasada, visitó el cuarto de reclusión en el que estuvo, que ahora se ha convertido en una pequeña oficina. “Bueno, vean eso, han cambiado las ventanas. Ahora hay mucha más luz”, dijo, levantando sus palmas.
Artículo previamente publicado en Grupo ACT y compartido para Psyciencia.