Dios de alegría:
Te entreví
en pleno día.
La túnica de luz
se enredaba en el árbol
sin memoria de cruz.
Tu paso de cristal
bajaba la escalera
del manantial.
El cielo sonreía.
Iban flor y guijarro
en buena compañía.
Todo era lenguaje
divino.
Cada ala era un viaje
hacia el Dios de alegría,
todo luz.
El mundo ardía.
Jorge Carrera Andrade
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