miércoles, 13 de junio de 2012

Voz de esperanza




Tienes ojos de orgullo desesperado y de fuego cubierto
Tienes carne color tormento milenario como los 
    desiertos de cólera variada y en el fondo idéntica 
Tu tristeza es sentir la injusticia vertiginosa que 
    enmohece la marcha
Y arrastra los pedazos
Tu dicha sería romper las ataduras que te llaman 
a las tinieblas
Y crear con tus manos un planeta en forma de corazón

Oyes la tos de los esclavos y un horno ruge en tus
    entrañas 
Oyes las maldiciones abatidas 
Oyes gemir y gimes
Oyes los gritos del hambre bajo sombreros como 
    tabacos deshojados 
Bajo los harapos de nocturna factura 
Oyes el llanto y lloras
Oyes la muerte que sale de la noche entrando en los 
    huesos 
Oyes el cuerpo del mundo retorcido en lamentos 
Oyes al angustiado hermano de los pechos sin aire 
Oyes gemir y gimes
Con todo tu esqueleto de amarguras inmensas 
Mojado de siglos y catástrofes mojado de esperanzas 
Oyes la súplica de los mares empuñados 
Oyes caer las lágrimas a lo largo de la noche
Y las ves atravesar el día 
Oyes sufrir y sufres
Oyes llorar al hombre y lloras como el hombre

Pero una fiebre de mariposa gigantesca
Parte del alba retardada entre redes opacas
Nace una hoguera y nace una voz rodeada de fuego
Una voz que redime a un astro ciego y taciturno
Una voz que se ha lavado en largos sueños
Una voz de torrente sacudido
Una voz de pavorosas profundidades
Una voz que levanta los gestos
Blandiendo el mundo entre centellas iracundas
Martillando en la fragua del universo
Una voz cansada de llorar
Y que se alza de sus principios
A la dignidad negada por inmundas razones
Y exigida por todas las raíces de su ser invencible 
Una voz cansada de gemir
El hombre es paciente
Pero no tanto como el tiempo contemplado
Desde la orilla de la noche
El hombre es sufrido
Sus músculos labrados a golpe de milenios 
Pero la tierra es suave y le comprende y le ama 
De tantos siglos hasta tantos 
El hombre es afable
La tierra le ama y pide un modo de armonía
Y quiere una forma de fraterna dulzura 
No quiere estar cubierta de tragedias
Ni rodar bajo crímenes entre fiebres sangrientas
La tierra le ama
(Que sea siempre así)
Quiere su luz de flor meditativa
Quiere su dicha como un canto necesario a la marcha
Que caigan entonces los que construyen la desgracia
Los que cierran el horizonte
Los que impiden el canto
Que se entierren al fondo de su noche
Que caigan sí que caigan
Y vamos descargando los muertos al borde del planeta 
Arrojemos carroñas al vacío
Y que el cometa del mal agüero les envuelva en 
    su sudario
Y les arrastre a la nada sin memoria

Se acercan los hombres en marcha desprendida 
De montañas geológicas y llenos de ternura 
Viene el hombre amado de la tierra 
Con sus ojos de abrazo suficiente 
Llega el hombre a pedir sus derechos 
Yo me descubro a tu paso como ante un mar que viene 
de la noche
Y te entrego mis manos y te entrego mi pecho
Y dejo a tus plantas la actitud de mi cerebro

Tienes un cuerpo traspasado como alarido de perro 
nebuloso
Tienes tu voz de lágrima a sonrisa
Tienes tu cielo como un mar levantado por sus ansias
Tu tristeza es ver que no saben lo que vales bajo tu 
    piel terrestre
Tu alegría amasar el futuro de tus hijos como hierbas
    entusiastas 
De tu mujer como árbol de dulzura

Árboles árboles velad sobre el destino 
Árboles cantando su existencia 
Sed luminosos sobre el sueño del aprecio 
¿Qué hora sería en el revés del mundo 
Cuando tu corazón sintió su hora
Y que tu piel terrestre fue traspasada de alaridos? 
Árboles árboles qué desnudez se acerca
Y qué mañanas de metal cantante se preparan 
Las hojas contaban a la tierra sus proezas
Y la visión del venidero ilustre se alzó en algunos ojos 
    exclusivos
Que desde entonces lloran de fiebre entusiasmada

Qué hora sería qué hora
Cuando el mundo te trajo la noticia del futuro coronado
Los pies se hicieron rápidos
El cuerpo se vistió de desnudez en estatuas de viento
Y los ojos devorándose entre ellos como dos locos 
    furibundos 
Rodaron entre soles y vidrios por todo el universo

Tus manos qué delirio de fuego qué ancha simpatía
Qué lento abrazo a los ruidos de la vida
Tu corazón en buzo bajando a sus raíces
Nadando en sus comienzos 
De pie en su objeto comprendido
Tenías tanta hambre de ti mismo

Ruta de obscuras geologías de selvas submarinas
Y de sombras arrodilladas bajo el viento
Hasta el momento que una tiza en el sueño trazó 
    el destino 
Levantó los gestos de sus profundidades
Y te dijo lo que eras y tendrías que ser 
Sobre ese pedestal que recorres inconsciente

Qué hora sería qué hora cayendo de los árboles 
Cuando los muertos dieron la orden de despertar
Y las tribus soñolientas mirando las estrellas
Se pusieron en marcha hacia la forma de sus lenguas 
Hacia su esencia de memorias desveladas
Y su pasión de ser en penetrante vida
Idea redentora como un pan obscuro que se hace luz 
    de sangre y células 
Qué hora sería entonces 
El huracán rugía entre sus barbas sorprendido
Y el viaje era una estatua de su raíz al tronco y al ramaje
Un trabajo invisible de siglos y cimientos anhelantes 
    de aire 
No hay detención posible hasta el arco de flores
y horizontes 
Que señala su triunfo

Es el hombre
El hombre de pie sobre sus sueños

Vicente Huidobro

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