domingo, 13 de mayo de 2012

EL PASO DEL DOLOR



La noche del dolor es grave y densa. 
En dos filas formaos, 
poetas, hijos de la noche inmensa, 
y dejad de pensar.
¿En qué se piensa 
cuando en el alma se desploma el caos?

Una noche infinita, 
con su mortal gravitación de roca, 
sobre la soledad se precipita. 
En ella entremos.
  A nosotros toca saber 
lo que esa noche entraña y grita.

Por aquí va la entrada
de esa noche sin límites ni nada
a que os convido yo.
Venid conmigo. 
Vuestra pisada huelle la pisada 
que hollando va la del dolor que sigo.

Nadie penetrará más que nosotros 
en esa noche imperturbable y quieta. 
Tan difícil la entrada y tan secreta 
puso a Dios a los otros, 
como a la mano y fácil al poeta.

Ninguna flor de luz abre su broche. 
Mas no habrá que temblar ante el derroche 
de tanta sombra que dormita en calma. 
Vosotros, como yo, tenéis el alma 
grande, y triste también, como la noche.

En dos filas formaos,
poetas, seres que acaricia el caos,
y entremos ya. 
Cuando el dolor sintiereis, 
si teneros en pie no consiguiereis, 
de rodillas estad. ¡Arrodillaos…!

Alfredo R. Placencia  

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