Por Eugenio Torres
Cofundador de la Alianza Floridiana Para el Progreso, Inc. y parroquiano de San Isidro.
Como trabajador social escolar, a menudo se me presentan situaciones para las cuales necesito mucha fe. Tal fue el caso de una señora a cuyo esposo le hicieron seis disparos a quemarropa. Después de tres meses, falleció en un hospital del condado Broward. Fue un trago amargo para sus tres hijos, dos de los cuales están en tercer y cuarto grado de una escuela elemental en la que trabajo.
Los servicios a esta familia fueron muy intensos. Necesitaban dinero y era necesario ayudar a esta señora a comunicarse con toda la familia y coordinar el entierro pues ella no sabe inglés, ni casi leer o escribir. Lo más difícil fue mantener su salud mental y la de los niños. Por suerte la escuela a la que asisten los niños es sensible a estos problemas y pudimos ayudarles en todo lo posible.
La señora no mejoraba su condición mental y llegó un día en que habló de suicidio o algo parecido. Las agencias correspondientes determinaron que ella no era un caso para internarla en un hospital siquiátrico pero que necesitaba mucha e intensa ayuda, la cual nos ofrecimos a darle.
La señora me contaba que no podía trabajar porque no podía pagar para que le cuidaran a su hija. Encontró un trabajo de noche y no podía dormir de día porque cada vez que su hijita de tres años le veía dormida la despertaba temiendo que, igual que su padre, su madre no volviera a despertar. Su depresión se agudizaba y ni las medicinas le ayudaban.
Hace una semana fui a visitarla. La encontré lavando ropa a mano y hablando con unas amigas. Vino hacia mí, me invitó a entrar a su apartamento y allí me di cuenta de que tanto ella como sus hijos se encontraban muy bien. Su semblante era alegre. Ya no lloraba. Le dije lo bien que se veía y me contestó que la razón era que le habían llevado una imagen de la Virgen María y todas las noches sus amigas iban a rezar a su casa. Vi una imagen de más de cuatro pies de altura, la cual lucía esplendorosa. Era la Virgen de Guadalupe.
Sin salir de mi asombro por el cambio que se había logrado en la salud mental de esta señora y sus hijos, me explicaba que ya no oía voces de noche y que dormía y comía bien. Una hora después salí de su casa y pensé: lo que no pudimos hacer con terapia, lo hizo la Virgen María en una sola visita.
Esa tarde, al llegar a mi casa, mi esposa me dijo muy contenta: “Eugenio, hoy nos traen la imagen de la Virgen María, así que te pido que prepares tu guitarra y toques y cantes canciones para ella y que ores con todos nosotros”. Esa tarde no fui a mi trabajo nocturno. Tenía una cita con alguien más importante: la Virgen María, consoladora de los afligidos.
http://www.alexlib.com/vozcatolica/41/torres.htm
Quise morirme; pensé suicidarme pero el Señor Jesús me salió al encuentro... y ahora vivo
sábado, 31 de julio de 2010
Una cita con la Virgen María, consoladora de los afligidos
jueves, 29 de julio de 2010
¿Dónde está Dios?
y está en los pecadores
en los templos vetustos
y en la efímera pompa de unas flores.
Para que no lo adores
semanalmente sólo, a plazos justos
está en la noche insomne de disgustos
y en la aurora de férvidos colores.
Escondido en el fondo de tu fuerte
paciencia o tozudez y en esa frágil
tenue esperanza de vencer la muerte
y en esa atada inteligencia ágil
reina cautiva que conoce cierto
que hay una puerta y -no sé dónde- un Puerto.
Leonardo Castellani
martes, 27 de julio de 2010
De un suicidio programado a monja en Medjugorje: Sor Emmanuel
UNA PERSONA SE ENCAMINA A LA MUERTE
Después del almuerzo y de algunos intercambios de los que me mantuve alejada, hubo una nueva asamblea de oración (carismática) espontánea (a la que fue invitada aquel día concreto). Eran las 15:30. Mi fin estaba próximo, le había dicho a Dios: a las 17. Me senté con ellos como una autómata, sumida en la mayor desolación. No prestaba más atención a sus oraciones. Hacia las 16, llegó una señora y se unió al grupo. Estaba muy retrasada y no había participado del resto del programa. Se llamaba Andrée T. Ni siquiera le presté atención. Entre la treintena de católicos presentes ese día, ella era la única protestante. Apenas llegada, comenzó a agitarse en su silla. Algo le inquietaba. El Señor acababa de mostrarle una luz, y ¡era necesario que la expusiera frente a todo el mundo! Todos los temores se abatieron entonces sobre ella, el miedo a ser juzgada en vista de la magnitud de lo que tenía que decir... ¿Y si eso fuera a caer en bolsa rota?
Yo estaba postrada como un pobre ente atontado, cabizbaja, cuando una voz de trueno que retumbó en la asamblea me sacó de mi lodazal. Entre las hermosas plegarias, el mensaje parecía estar completamente fuera de lugar. Su tono era dramático. Lo que pasaba es que Andrée, no pudiendo contenerse más, entregaba con autoridad lo que el Señor le había mostrado:
-Hermanos y hermanas, entre nosotros hay una persona que se encamina a la muerte. Esta persona se ha dejado engañar por el Enemigo y ha hecho lo que le disgusta a Dios. Ha practicado el espiritismo y la adivinación, y Satanás la ha encadenado. Pero Cristo tiene el poder de liberada de manos del Enemigo y de devolverla a la vida. Ella puede venir a nosotros y oraremos por ella en el poder del nombre de Jesús.
La asamblea estaba consternada. Por mi parte, desde las primeras palabras del mensaje: "una persona se encamina a la muerte", mi corazón había comenzado a latir precipitadamente. Se trataba de mí, ¡era evidente! ¿Dios le había mostrado el estado de mi alma a esa señora que nunca me había visto en su vida? ¿Qué entendía ella por "hizo lo que le disgusta a Dios"?
¡Pasó a ser mi turno de agitarme en la silla! Aguardaba con impaciencia que la oración terminara para poder ir al encuentro de esa desconocida.
Eran más de las 4:30 cuando el canto finalmente concluyó. Entonces, me abalancé sobre ella.
-Señora, usted habló de alguien que se encaminaba hacia la muerte ... Andrée me acogió como lo hacen aquellos auténticos enviados de Dios: ningún remilgo, ninguna pleitesía inútil, van al grano con seriedad, conscientes de que la situación no les pertenece y de que hay vidas que están en juego.
-¡Ah, eres tú! Bueno, ven aquí... Dime, ¿qué hiciste? Has estado en el campo del enemigo, fuiste a ver a los astrólogos, a los adivinos, ¿fue eso? ¿Has interrogado el espíritu de los muertos, has hecho girar las mesas? =Sí, lo he hecho desde mi adolescencia, con mis amigas, no sabía que ... -Pero, [si está escrito en la Biblia! Dios ha prevenido a su pueblo, ¡todo eso es una abominación a sus ojos! ¿Crees en Cristo?
-Sí, soy cristiana.
-Bien, voy a llamar a dos o tres hermanos para que oren conmigo
sobre ti. No quiero hacerlo sola, Cristo ha dicho: "Cuando dos o más se reúnen en mi nombre, Yo estoy en medio de ellos".
JESÚS TIENE EL PODER DE LIBERARTE DE TUS ATADURAS
Era el mes de junio. Andrée me hizo salir al jardín bien florecido de las Hermanas de la Asunción. Allí había un banco. Al ver mi agotamiento, me
hizo sentar, pero ella permaneció de pie con sus acólitos que me rodeaban. Me encontraba en la situación más impensable que pudiera darse, sobre todo porque se pusieron a cantar en lenguas desde el comienzo. ¡Me preguntaba en qué manicomio había ido a dar!
Ella dirigió las operaciones con toda maestría y planteó la cuestión de la confianza que iba a ser determinante en caso de obtener la victoria:
-Tú misma te has puesto entre las garras del Enemigo. Te tiene amordazada y te tortura. Intenta matarte. Pero Jesús lo ha vencido en la cruz. ¿Crees que hoy Jesús tiene el poder de romper tus ataduras para que tengas la libertad de caminar en la luz?
Me quedé estupefacta al oír la pregunta. Miraba a Andrée, esta mujer muy sencilla, pobre, que seguramente superaba los cien kilos. Su fe infantil estaba preparada para desplazar montañas. Tenía 25 años y era la primera vez que escuchaba a alguien que hablara así de Jesús. ¿Un Jesús que iba a hacerme el bien a mí? ¿Hoy mismo? ¿Como en el Evangelio?
-¡Sí, lo creo! -mi voz era tímida pues, a decir verdad, era más apropiado decir que hubiera querido creer.
-Bueno, vamos a hacer una oración de liberación... Los demonios que has aceptado en ti serán expulsados por el poder del nombre de Jesús ...
No tenía ni la menor idea de lo que ese lenguaje -nuevo para mí - implicaba. Me imaginaba que mi corazón era como una caja en la que hubiera dejado penetrar a unos usurpadores y que, en el nombre de Jesús, esos intrusos iban a salir.
-Sabes, Andrée, aún si Jesús me libera, prefiero morir de todas formas. Porque los demonios hicieron tanto daño en mi corazón que no puedo soportar más este sufrimiento.
Andrée no se dejaba vencer tan fácilmente, ¡era una evangelista que se había topado con casos mucho más graves!
-Pero si crees que Jesús tiene el poder de expulsar a los demonios que te han herido, ¡¿no crees que también tiene poder para sanar tus heridas?!
Nueva sorpresa sobre la identidad de Jesús. También puede sanarme. ¿A mí? ¿Y ahora? Qué pobre idea me había hecho de Él hasta entonces: un Salvador, sí, pero que había salvado a toda la humanidad (al por mayor) un día, (no hoy, en todo caso). Y he aquí que nuevamente se parecía al Jesús del Evangelio, a aquel que había curado a un fulano aquel día al ponerse el sol... ¡¿Y él es mi Salvador personal, que está vivo y actúa hoy.´!
-¡Sí, creo que puede sanarme!
-¿yte comprometes a no practicar más todas esas abominaciones?
¡Porque cuidado! Si vuelves a reincidir, [re sucederán cosas peores! Escucha ... Y comenzó a leer Deuteronomio 18, 9-14: "Cuando entres en la tierra que el Señor, tu Dios, te dará, no aprendas a practicar las abominaciones que cometen estas naciones. Que no haya entre vosotros nadie que inmole en el fuego a su hijo o a su hija, ni practique la adivinación, la astrología, la magia o la hechicería. Tampoco habrá ningún encantador, ni consultor de espectros o de espíritus, ni evocador de muertos. Porque todo el que practica estas cosas es abominable al Señor, tu Dios, y por causa de estas abominaciones, él desposeerá a esos pueblos delante de ti. Tú serás irreprochable en tu trato con el Señor, tu Dios. Porque las naciones que vas a desposeer escuchan a los astrólogos y adivinos."! Y me fue explicando punto por punto el sentido de cada versículo. Tenía a duras penas el vocabulario necesario para expresarse, de tan simple que era; pero para las cosas de Dios, tenía una inteligencia espiritual sorprendente.
-Puedes contar conmigo -le dije-, ¡no volveré a cometer nuevamente la misma tontería!
No había tiempo que perder. Andrée y sus compañeros comenzaron a alabar a Dios alegres y confiados. Luego Andrée intercedió con poder por la pecadora que yo era y ordenó a los demonios (que fue nombrando uno por uno) a que me dejaran ... Quebró también el lazo de maldición que ese adivino hindú de Nueva Delhi me había impuesto y que me aplastaba inexorablemente. Después hubo nuevas alabanzas y bendiciones, y luego se hizo silencio. Todo había acabado.
-Ya está. Se terminó -me dijo ella-o Puedes unirte al grupo para la misa. Pero continúa alabando al Señor y colocándote bajo su preciosa Sangre. ¡Necesitas su protección!
Jamás olvidaré el preciso instante en que me levanté de ese banco.
Durante la oración, no había experimentado ningún estremecimiento, ninguna nueva emoción, nada. Pero una vez de pie, ¡caí en la cuenta de que mi angustia mortal se había esfumado! Repetidamente me llevaba la mano al corazón como alguien que palpa su bolsillo en busca de sus gafas o de su billetera. ¡Mi sufrimiento había desaparecido! Jesús había realmente pasado por allí ... ¡Había hecho su trabajo de Salvador y me había devuelto a la vida!
En mi reloj, eran las cinco de la tarde...
Tenía cita con la muerte pero, a la hora D, quien había acudido a mí había sido el Dios vivo, y no la muerte. Mi pobre existencia en ruinas h sido entonces abrazada por la vida. Sentía al buen Pastor cerca de mí, había descendido al fondo de mi sórdida fosa y me había sacado de allí, tomando sobre su propio cuerpo mis heridas de muerte. Sentía que su vida corría dentro de mí como un torrente de delicias. ¡Todo mi ser estaba sumergido en la alegría de una resurrección!
Juan García Inza
juan.garciainza@gmail.com
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=7774
domingo, 25 de julio de 2010
Santiago Apostol y el suicida
Yendo ellos por el camino encontraron a un mendigo que iba a Santiago. Lo tomaron consigo en razón de su compañía, pero más por amor al Apóstol, dándole además el alimento. Y así durante muchos días prosiguieron su camino; el diablo, viendo esta caritativa y pacífica compañía, se llegó calladamente al joven que había fornicado en su casa, en forma humana bastante distinguida y le dijo: «¿No sabes quien soy?» Y él: «De ninguna manera». Y el otro le dice: «Yo soy el apóstol Santiago a quien cada año desde hace ya mucho tiempo, acostumbras visitar y honrar con tus donaciones. Tienes que saber qué contento estaba contigo. Cuántas cosas buenas pensaba que vendrían por ti, pero recientemente, antes de salir de tu casa has fornicado con una mujer y ni entonces ni hasta ahora has hecho penitencia ni has querido confesar y así has emprendido viaje con tu pecado como si tu peregrinación pudiera ser aceptable para Dios y para mí. Primero es necesario que abras tus pecados a una humilde confesión y después pagues lo cometido peregrinando. A quien obrare de otra forma, no le sería aceptada su peregrinación». Dicho esto, desapareció de sus ojos.
CONSERVADA EN UN CÓDICE DEL ARCHIVO DE LA CATEDRAL DE SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
viernes, 23 de julio de 2010
Una reflexión cristiana sobre el suicidio (3)
miércoles, 21 de julio de 2010
SpotTV "AntiSuicidio" - Municipio Juarez
lunes, 19 de julio de 2010
CARLA ALEXEIEVNA
sábado, 17 de julio de 2010
Una reflexión cristiana sobre el suicidio (2)
jueves, 15 de julio de 2010
La soledad del que queda
martes, 13 de julio de 2010
Una reflexión cristiana sobre el suicidio (1)
sábado, 10 de julio de 2010
No te hagas ningún mal
1 Reyes 16.18-20
“Y prendió fuego a la casa consigo y murió”.
Esto es un suicidio; Zinri viéndose perdido y expuesto a la humillación de una muerte de guerra, prefiere acudir al medio de quitarse la vida y encerrado en el palacio real le prende fuego y muere dentro. Escogió su propia muerte. En la Biblia hay otros casos de suicidios pero por causas diferentes, sólo la del rey Saúl es similar cuando se arrojó sobre su espada para quitarse la vida y no enfrentarse a los filisteos. Sansón también cometió “un acto suicida” cuando echó abajo la casa donde se hallaba para matarse junto con sus enemigos. Algo parecido en tiempos modernos han hecho aviadores o chóferes de carros bombas. También se suicidó Judas Iscariote cuando no pudo resistir el peso de su pecado en la conciencia, salió y fue y se ahorcó.
Sobre el aspecto moral del suicidio la Biblia dice poco y sobre el aspecto, como se llama hoy, sicopatológico, dice menos; pero teniendo los casos, uno puede asumir algunas respuestas del porqué ciertas personas se suicidan.
El enfoque bíblico es espiritual. Si observas el texto hallarás que parece indicar un juicio sobre su pecado, que esta forma de morir es un severo juicio con el cual Dios castiga a los que se han endurecido contra él. No porque Dios mismo los obligue a que se quiten la vida, sino que los entrega a una mente reprobada que fácilmente cae debajo de la acción de “las potestades de las tinieblas”; Satanás le sugiere primero y luego le presiona el entendimiento, le turba su razón y lo incita a cometer violencia contra su vida. Esta fuerza espiritual interna ha sido casi descubierta por la ciencia moderna que asegura cada vez más que el suicidio no es una cosa tan voluntaria como se ha venido pensando. No porque diagnostiquen un diablo dentro del pensamiento sino que afirman que se trata de una perturbación mental incontrolable, una idea fija que se le impone espantosamente sin poder resistirla, un insoluble estado depresivo interno, etc.
Esas cosas son ciertas pero son sólo síntomas de una causa espiritual ocasionada por el archienemigo de Dios que empuja a las almas para matarse y así perderlas definitivamente. Las respuestas psicológicas son muchas y hasta morales, para justificar el acto, como las que suelen ofrecerse para recurrir a la eutanasia o muerte asistida. Nosotros hallamos la razón del suicidio en un terreno mucho más allá de la sicopatología. El que se quita la vida o llama a un médico para que le ayude sufre algo más que una pura patología mental, una crisis emocional o un conflicto moral con su enfermedad. ¿Por qué se suicidó Zinri? ¿Por lo mismo que se suicidó el rey Saúl, para no enfrentar la humillación de otro tipo de muerte, porque le pareció una salida más virtuosa, menos vergonzosa, heroica, como si arrojara en llamas contra sí mismo la furia que sentía contra sus enemigos? ¿Por qué se arrojó Saúl sobre una espada como si se hiciera un haraquiri? ¿Para escoger una mejor muerte?
No amados, esas son grandes equivocaciones, no es una muerte mejor la que hay que buscar sino una mejor resurrección; y ante el evento de la muerte, es menos importante tener una muerte más heroica que otra. Quizás habría que hacer cierta distinción entre una muerte suicida por patriotismo o para evitar confesar secretos militares y políticos arrancados por torturadores y verdugos, y el propiamente llamado suicidio. ¿Por qué se suicida una persona? ¿Porque no puede cargar con su responsabilidad? ¿Porque no puede enfrentar por más tiempo su situación, económica, familiar, de salud? ¿No puede enfrentar las consecuencias de sus errores, la culpabilidad de su conciencia, la pérdida que sufrió, la vergüenza, la falta de significado de su existencia, la carga que es para otros? El suicidio no es la solución. Hay una forma de enfrentar la tendencia suicida, la situación suicida, la presión espiritual y diabólica sobre el pensamiento: Llamar al Espíritu Santo. Llamar al Espíritu Santo, clamar a él.
El problema del suicida se halla dentro suyo no afuera, no son las situaciones en exceso difíciles las que lo conminan a quitarse la vida, la mayor potencia viene desde dentro misma, como se mira lo de afuera, como se siente lo de afuera. La opresión mental es producto de un enfoque, de una forma como se están tomando las cosas. Hay tratamientos sicológicos para resolver esa situación y alejar el cuchillo de la garganta del individuo, la cuerda de su cuello y el fósforo del cuerpo; pero yo conozco una mejor, la oración a Dios. Si Dios concede su Santo Espíritu a quien se lo pida, el Espíritu lo transforma interiormente, lo hace una nueva criatura, lo engendra de nuevo y las cosas viejas pasan. El pecado es perdonado, la conciencia se tranquiliza, el carácter se vuelve otro y el sentido de vivir se llena de alegre colorido.
Quizás estas palabras lleguen a alguien, porque las digo como San Pablo al carcelero en Filipos cuando tenía su espada lista para suicidarse: “No te hagas ningún mal pues todos estamos aquí”. No te hagas ningún mal, hay alguna iglesia en alguna parte, un evangelio en algún púlpito, un Dios muy cerca de ti que te dice: “No te dañes ni dañes a otros, aquí estamos, ven, oremos por ti, por tu situación y por los espíritus que te acosan” Amén.
http://pastorhp.blogspot.com/2009/09/suicidios-no-te-hagas-ningun-mal.html
miércoles, 7 de julio de 2010
Nada te turbe
Preciosa letrilla de la mística española que sufrió durante cuarenta años una tremenda noche oscura (hoy lo llamaríamos depresión).
martes, 6 de julio de 2010
mi lucha contra ana y mia
domingo, 4 de julio de 2010
Ya funciona de nuevo nuestro formulario de contacto
Ya funciona de nuevo nuestro formulario de contacto. Me he dado cuenta hoy de que no funcionaba porque llevaba 5 semanas sin recibir peticiones de ayuda. En el fondo me alegra, porque eso significa que este blog lo lee poca gente y hay pocas personas que teclean en su buscador las palabras "quiero suicidarme". Desearía que así fuera, pero por si acaso, el formulario vuelve a funcionar y estamos en contacto directo con varios monasterios de clausura de Avila, Orense, Tarragona, Barcelona, Málaga, Burgos, Valencia, Madrid, Segovia, Navarra, León que rezan por las personas que pidan ayuda.
¿Necesitas AYUDA? Contacta con un sacerdote; entra en las intenciones de oración de 12 monasterios
Pinchando aqui se desplegará un formulario confidencial y reenviaremos tu mensaje y tu direccion de correo a un sacerdote que te contestará personalmente. Si estás desesperada, te ronda la obsesión del suicidio, no puedes quitártelo de la cabeza y quieres que te aconsejen o que simplemente recen por tí ponte en contacto a través de este formulario confidencial o mándanos un mensaje a nuestro correo quierosuicidarme@gmail.com.
Reenviaremos tu mensaje 12 monasterios españoles que se han ofrecido a rezar personalmente por cada una de las personas que pidan ayuda a través de este formulario. Ellas son mujeres que han dejado todo por amor del Señor Jesucristo y que te aman más que cualquier amistad humana. Monjas del Cister, Salesas, Mínimas, Clarisas, Concepcionistas Franciscanas y Carmelitas de toda España que rezarán al unísono para que vuelvas a encontrar el sabor a la vida, la senda correcta y la verdad luminosa en el Señor que te creo y te ama. Su carisma no es dar consejo, pero ten la seguridad de que rezarán por tí.
Reenviaremos también tu mensaje a uno de los sacerdotes que conocemos para que te de una palabra de aliento. No obstante, la comunicacion on line no puede sustituir al sacramento de la penitencia, por lo que te sugerimos que te pongas en contacto con un sacerdote en la parroquia mas proxima.
Busca tambien ayuda en tu entorno: familia, grupos de ayuda, profesionales de la medicina. Y sobre todo, pide ayuda a tu madre la Virgen Maria y GRITA A JESUS..., incesantemente, y El te dara un signo de su amor que cambiara tu vida.
Tambien puedes utilizar esta cuenta de correo para contarnos como JESUS te ayudo a vencer la tentacion del suicidio y, si lo deseas, lo publicaremos en nuestra seccion de testimonios.