En el Nombre de Jesucristo confieso todos los pecados de mis antepasados, y por la redención en la sangre de Jesús, rompo el poder de cada maldición transmitida a mí por la línea ancestral.
Ahora confieso y me arrepiento de cada y de todo pecado que cometí, conocido y no conocido, y acepto el perdón de Cristo. El me ha redimido de la maldición de la ley. Escojo la bendición y rechazo la maldición. En el nombre de Jesucristo, rompo el poder de toda maldición que se habló contra mi persona. Cancelo la fuerza de toda predicción proferida en mi contra, intencional o no, y que no fue pronunciada de acuerdo a las bendiciones prometidas por Dios. Yo bendigo a todos los que me maldijeron. Yo perdono a toda persona que me calumnió y que habló maldición en mi contra. En el Nombre de Jesucristo yo ordeno que todo espíritu de maldición me deje ahora."
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