sábado, 7 de noviembre de 2009

Siempre hay solución


Hola, yo soy Rocío y tengo 17 años

Soy una chava como tu, con unos papas estrictos, unos hermanos fastidiosos Tengo que levantarme también temprano para ir a la escuela, me importa el cómo me veré y cuido cada detalle. Me gusta tener amigos y sentirme especial...

Hoy soy muy feliz.

Pero hace tiempo me sentía muy triste, sentía que nadie me quería o que a nadie le importaba, así como te pasa a ti. En la escuela mis compañeros me trataban mal, me ofendían con comentarios que tal vez para ellos eran graciosos, pero para mi no.

Mis papas me sofocaban con sus reglas o sus problemas... Yo quería gritar.
Con el tiempo me fui hundiendo en una tristeza enorme, me sentaba al final en el salón de clases; en mi casa, no quería salir de mi cuarto.

¿ A ti te ha pasado así ? Como si tuvieras muchas ganas de llorar y recuerdas que no puedes hablar con tus papas porque son muy estrictos, dirán que eres una inmadura; ni con tus compañeros porque se burlan de ti, les darás otro motivo para hacerlo...

Yo caí en depresión, me deprimía el sentirme sola. Me deprimía el no querer salir, el sentirme confundida. No dejaba de llorar en mi cuarto con tantas cosas en mi cabeza e incluso no podía dormir de tanto que pensaba...

Hasta que un día, después de no poder dormir bien en una semana decidí tomarme unas pastillas para dormir, pues ya no soportaba el peso de mi tristeza ni lo pesado de mis ojos de haber llorado tanto...

No chequeé que pastillas eran y si lo hubiera hecho igual no hubiera sabido para que sirven, pues no soy medico...No recuerdo cuantas fueron, pero fueron las suficientes para despertar en el hospital.

Mis papás pensaban que quería suicidarme... Y la verdad, ni yo misma sé si quería hacerlo; yo quería dormir, dormir mucho para no sentirme así y en ese momento si "suicidio" significaba dejar de sufrir, asi tal vez lo hubiera querido...

Mi mamá comenzó a cuestionarme. Yo lloraba aun más porque no me gustaba el hospital, todos me encaraban y me acusaban de algo que tal vez yo no quería hacer, algo sobre lo que estaba confundida; me sentía atrapada...

Entonces tuve que hablar, no tenía otra, y le conté a mamá que no me sentía a gusto en la escuela y que en la casa me sentía sola, pues mis papas nunca estaban y le prestaban un poco mas de atención a mis hermanos; que en la escuela me decían cosas y que no quería salir a ningún lado, solo quería dormir...

Cuando salí del hospital, mi mama me explico que si le ponía atención mas a mis hermanos era porque estaban pequeños y que sentía que yo podía con todo, que la disculpara.

Mi papá me dijo que había hablado con la prefecta de la escuela y ella a su vez con mis compañeros para detener la burla... Cuando reto mi vida, pensé que fácil hubiera sido si yo hubiera hablado con mi mamá desde el principio... Pues ahora veo que no es difícil, solo tengo que encontrar el momento y listo...

Por eso el día de hoy, soy muy feliz, pues no siento dudas ni tristezas que me aten a mi cama ni a mi cuarto y puedo ver lo bonito que es ser joven y disfrutar cada momento fuera de mi habitación.


Porque, siempre hay una solución


Por Rocio Banda

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