Complicado y doloroso: el suicidio siempre plantea grandes interrogantes y un profundo pesar. ¿Qué ocurre con el alma de quienes se suicidan?
El suicidio: Lo humano nos confunde, lo sobrenatural nos afianza
“No se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que El sólo conoce la ocasión de un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida.” Catecismo de la Iglesia Católica, no. 2283.
El suicidio
El suicidio es una realidad terrible de la cual el mundo parece no poder escapar; en los últimos años se ha incrementado de una manera alarmante; sin embargo, poco sabemos acerca de este fenómeno que tanto aqueja a la sociedad y que tanto dolor produce.
El suicidio es causado por dolor y causa dolor, es buscar una salida equivocada a los problemas que uno pueda tener sean de la gravedad que sean. Es un hecho que nace de la desesperación en un ser humano y que puede llevar a la desesperación a los que le rodean después del terrible acto.
Nuestro corazón y nuestra mente se inquietan ante la noticia de un suicidio, aún más, sin duda, si se trata de un ser cercano, querido. Un dolor profundo, muchos sentimientos de impotencia y desolación se apoderan de nuestra persona y muchas dudas asaltan a nuestra mente ¿Porqué lo hizo? ¿Cómo no me di cuenta? ¿Ya no hay esperanza, se condenó?
La muerte humanamente nos duele
La muerte es sin duda un hecho inevitable. Hay muchas formas de concebirla. La muerte es el último hito, el final de la vida que conocemos. “La vida es corta. Más corta para algunos que para otros”, observó Gus, uno de los personajes centrales de la película de televisión Lonesome Dove.
“Desde el punto de vista fisiológico, la muerte es la terminación irrevocable de las funciones vitales. Morir significa dejar de sentir, abandonar a los seres queridos, dejar cosas inconclusas y entrar en lo desconocido (Kalish, 1987). Pero conviene recordar que la muerte es un proceso natural, no importa si ocurre en forma prematura por una enfermedad o un accidente o al final de una vida plena y rica. Todas las criaturas mueren, la muerte forma parte esencial del desarrollo tanto como la vida.” Craig.
La muerte en sí de un ser cercano y querido estremece, deja un vacío, aunque uno entienda que es parte de un proceso natural. Aún es más difícil cuando la muerte no sobreviene como una cuestión natural sino que se muestra como una decisión personal así como lo significa el suicidio, viene un dolor y un desconsuelo terrible porque taladra el alma saber que una persona perdió la esperanza, el sentido de su vida, que no encontró una salida para la solución de sus problemas, que se sentía solo, desconsolado, deprimido y defraudado de sí mismo y de la vida misma. Duele sobremanera imaginar lo que pudo pasar por su mente y por su corazón cada día, duele saber que no pudo más y prefirió dejar de existir.
El duelo por la pérdida del ser amado
Sin embargo, el dolor, no debe cegarnos, ante la muerte de un ser querido nos enfrentamos a un duelo. El término duelo procede etimológicamente del vocablo latino dolium, que a su vez se deriva del verbo, doleo (dolerse). El duelo es la actividad y actitud de la persona ante la reacción emocional, espontánea y natural del sufrimiento producido por la pérdida de la persona que ama; la omisión de lo que no se pudo hacer o amar.
Por Ma. del Rosario G. Prieto Eibl
Fuente: http://encuentra.com/articulos.php?id_sec=144&id_art=3351&id_ejemplar=0
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