Testimonio de yahvista (09/11/04).
Quisiera contarles algo personal. Hubo una noche muy oscura de mi vida, antes de ser verdadero creyente (aunque crecí en una casa de pastores evangélicos) mi vida era un verdadero desastre (fui abusado sexualmente por 4 hombres a mis 15 años, entre muchas otras cosas).
Llegué a pensar que mi vida no tenía sentido, sobre todo porque en los últimos 22 días mis únicos 5 amigos se habían suicidado. Entonces decidí hacer lo mismo. Estuve unas cuantas horas llorando y reclamándole a Dios (fui irrespetuoso con Dios, pero Él me escuchaba). Le dije que si esa era la vida que el había planeado para mi, que se la devolvía. No la deseaba.
Esa noche le hice una sola petición a Dios. Yo oré "Dios, no te pido que limpies mis venas de todo el pecado y adicción que hay en ellas, no te pido que resucites a mis amigos, no te pido que soluciones mis relaciones familiares, ni que traigas ahora mismo comida a mi estómago hambriento de 3 días; lo que deseo es que me des un abrazo!!!" y continué "Qué clase de Dios eres, que solo puede hacer milagros grandes??? qué clase de Dios eres, que puedes abrir los mares y derribar murallas, pero no me das un abrazo???? Si no me abrazas, hoy me quito la vida"
Y no me abrazó… Entonces intenté y por muy poco lo consigo (prometo que contaría el proceso pero seria muy largo) pero Dios lo impidió (como podrán comprobarlo). Me deprimí aun mas, imagínense, hasta suicidarme me salía mal (jajajajaj) era un verdadero perdedor!!!
Durante años, seguí sufriendo muchísimo; la depresión no me daba tregua. Sé lo que es amanecer empapado de sudor, lagrimas y dolor. Hasta que un día, una novia cristiana que tenía (eso era lo único que no me gustaba de ella jajaja), me invitó a un culto juvenil. Me excusé, pero ella me convenció con la promesa de acompañarme a una fiesta después del culto.
Estando en el culto, el pastor hizo un llamado general; ella me volteó a ver, yo renegué; pero esa carita que saben hacer las mujeres me convenció.
Pasé al frente sin creer en aquello, odié todo en ese lugar, y me juré que si el pastor me tocaba, le iba a dar un puñetazo.
En un momento, sentí cómo algo me envolvía: eran los brazos del pastor. El no oró por mi, solo se me acercó al oído y me dijo: "este es el abrazo que le pediste a Dios, ¿Te acuerdas?"
Yo pensé: "¿Quién le fue con el chisme?" Pero era imposible, porque esa petición la había hecho hacía años y en un rincón de España. Y ese día, en un rincón de Costa Rica, un desconocido me dice que Dios sí se acordó de mi abrazo!!!!
Ese día dios cambió mi vida, para siempre.
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