Cargado de años y de pecados lleno
y con tan triste uso enraizado y fuerte,
cerca me veo de una y otra muerte,
y aún nutro el corazón de ese veneno.
Fuerzas me faltan en este cieno
para cambiar de vida, amor, hábito o suerte,
sin tu divina y luminosa escolta,
de todo falaz camino guía y freno.
Caro Señor mío, no basta que anhele
el cielo para que resulte el alma,
como al principio, de la nada hecha.
Antes que del cuerpo la arranques y despojes,
acórtame tan alta y yerta vía,
y mi vuelta será más clara y cierta.
Michelangelo
Buonarroti, incluido en Antología esencial de la poesía italiana
(Editorial Espasa Calpe, Madrid, 1999, selecc. y trad. de Antonio
Colinas).
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