jueves, 21 de diciembre de 2017

¿QUIÉN SOY?



¿Quién soy? Me dicen a menudo
que salgo de mi celda,
sereno, risueño y seguro,
como un noble de su palacio.

¿Quién soy? Me dicen a menudo–,
cuando hablo con mis carceleros,
libre, amistosa y francamente,
como si mandara yo.

¿Quién soy? Me dicen también
que soporto los días de infortunio
con impasibilidad, sonrisa y orgullo,
como alguien acostumbrado a vencer.

¿Soy realmente lo que otros dicen de mí?
¿O bien sólo soy lo que yo mismo sé de mí?
¿Intranquilo, ansioso, enfermo,
cual pajarillo enjaulado,
aspirando con dificultad la vida,
como si me oprimieran la garganta,
hambriento de colores, de flores, de cantos de aves,
sediento de buenas palabras y de cercanía humana,
temblando de cólera ante la arbitrariedad y el menor agravio,
agitado por la espera de grandes cosas,
impotente y temeroso por los amigos en la infinita lejanía,
cansado y vacío para orar, pensar y crear,
agotado y dispuesto a despedirme de todo?

¿Quién soy? ¿Éste o aquel?
¿Seré hoy éste, mañana otro?
¿Seré los dos a la vez? ¿Ante los hombres, un hipócrita
y ante mí mismo, un despreciable y quejumbroso débil?
¿O tal vez lo que aún queda en mí se asemeja al ejército derrotado
que se retira en desorden
sin la victoria que se creía segura?

¿Quién soy? Las preguntas solitarias se burlan de mí.

Sea quien sea, Tú me conoces, tuyo soy, ¡oh, Dios!

Dietrich Bonhoeffer, escrito en el cautiverio.

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