Quise morirme; pensé suicidarme pero el Señor Jesús me salió al encuentro... y ahora vivo
sábado, 27 de febrero de 2016
Prevención del Suicidio - Tu vida - SEJUVE Coahuila
Etiquetas:
PUBLICIDAD
domingo, 21 de febrero de 2016
DECIMA
¡Esta noche interminable
en que me buscas, Señor,
mientras voy tras otro amor
y su delicia palpable!
Dulce visión codiciable
que entre las sombras se crece.
Tu piedad no desfallece
a pesar de mi desvío.
Por fin venciste, Dios mío.
¡Qué lentamente amanece...!
Ernestina de Champourcin
Etiquetas:
Poesía
miércoles, 17 de febrero de 2016
Campaña prevencion del suicidio en adolescentes - Todos ayudamos
Etiquetas:
PUBLICIDAD
jueves, 11 de febrero de 2016
LA VISITA DE DIOS
Pasada se halla ahora la mitad de mi vida.
El cuerpo sigue en pie y las voces aún giran
y resuenan con encanto marchito en mis oídos,
mas los días esbeltos ya se marcharon lejos;
sólo recuerdos pálidos de su amor me han dejado.
Como el labrador al ver su trabajo perdido
vuelve al cielo los ojos esperando la lluvia,
también quiero esperar en esta hora confusa
unas lágrimas divinas que aviven mi cosecha.
Pero hondamente fijo queda el desaliento,
como huésped oscuro de mis sueños.
¿Puedo esperar acaso? Todo se ha dado al hombre
tal distracción efímera de la existencia;
a nada puede unir esa ansia suya que reclama
una pausa de amor entre la fuga de las cosas.
Vano sería dolerse del trabajo, la casa, los amigos perdidos
en aquel gran negocio demoníaco de la guerra.
Estoy en la ciudad alzada para su orgullo por el rico,
adonde la miseria oculta canta por las esquinas
o expone dibujos que me arrasan de lágrimas los ojos.
Y mordiendo mis puños con salvaje tristeza
aún cuento mentalmente mis escasas monedas,
porque un trozo de pan aquí y unos vestidos
suponen un esfuerzo mayor para lograrlos
que el de los viejos héroes cuando vencían
monstruos, rompiendo encantos con su lanza.
La revolución renace siempre, tal un fénix
llameante en el pecho de los desdichados.
Esto lo sabe el charlatán bajo los árboles
de las plazas, y su baba argentina, su cascabel sonoro,
silbando entre las hojas encanta al pueblo
robusto y engañado con maligna elocuencia
y canciones de sangre acunan su miseria.
Por mi dolor comprendo que otros inmensos sufren
hombres callados a quienes falta el ocio
para arrojar al cielo su tormento. Mas no puedo
copiar su enérgico silencio, que me alivia
este consuelo de la voz, sin tierra y sin amigo,
en la profunda soledad de quien no tiene
ya nada entre sus brazos, sino el aire en torno,
lo mismo que un navío al alejarse sobre el mar.
¿Adónde han ido las viejas compañeras del hombre?
Mis zurcidoras de proyectos, mis tejedoras de esperanzas
han muerto. Sus agujas y madejas reposan
con polvo en un rincón, sin la melodía del trabajo.
Como una sombra aislada al filo de los días,
voy repitiendo gestos y palabras mientras escucho lejos
el inmenso bostezo de los siglos pasados.
El tiempo, ese blanco desierto ilimitado,
esa nada creadora, amenaza a los hombres
y con luz inmortal se abre ante los deseos juveniles.
Unos quieren asir locamente su mágico reflejo,
mas otros lo conjuran con un hijo
ofrecido en los brazos como una víctima,
porque de nueva vida se mantiene su vida
como
el agua del agua llorada por los hombres.
Pero a ti, Dios mío, ¿con qué te aplacaremos?
Mi sed eres tú, tú fuiste mi amor perdido,
mi casa rota, mi vida trabajada, y la casa y la vida
de tantos hombres como yo a la deriva
en el naufragio de un país. Levantados de naipes,
unos tras otros iban cayendo mis pobres paraísos.
¿Movió tu mano el aire que fuera derribándolos
y tras ellos, en el profundo abatimiento, en el hondo vacío,
se alza al fin ante mí, la nube que oculta tu presencia?
No golpees airado mi cuerpo con tu rayo;
si el amor no eres tú, ¿quién lo será en el mundo?
Compadécete al fin, escucha este murmullo
que ascendiendo llega como una ola
al pie de tu divina indiferencia.
Mira las tristes piedras que llevamos
ya sobre nuestros hombros para enterrar tus dones:
la hermosura, la verdad, la justicia, cuyo afán imposible
tú sólo eres capaz de infundir en nosotros.
Si ellas murieran hoy, de la memoria tú te borrarías
como un sueño remoto de los hombres que fueron.
Luis Cernuda
Etiquetas:
Poesía
domingo, 7 de febrero de 2016
BULLYING "EL ENEMIGO OCULTO EN LAS AULAS"
BULLYING "EL ENEMIGO OCULTO EN LAS AULAS" from CanalTeleantioquia on Vimeo.
Diariamente en el mundo 3 de cada 10 niños son intimidados, burlados, golpeados, sometidos o maltratos por sus compañeros en aulas de clase, colegios e instituciones.
Bullying no es solo una palabra que se escucha en colegios europeos o estadounidenses. Es un fenómeno que también se vive en las aulas de clase colombianas, en donde el acoso, las peleas, la intimidación y las ofensas por parte de los alumnos más “populares o fuertes” hacia los más “débiles” hacen parte de la cotidianidad de nuestras instituciones educativas.
A pesar de que el fenómeno siempre ha estado presente en las diferentes sociedades del mundo, apenas ahora las comunidades educativas, los padres de familia, y los mismos alumnos están empezando a ser concientes de las consecuencias que se derivan del mismo. El aislamiento, los bajos rendimientos académicos, la depresión infantil, la deserción escolar, e incluso el suicidio son apenas algunos de los efectos negativos que el bullying ocasiona en las víctimas.
Hoy en día, la masificación de Internet y de las nuevas tecnologías, ha dado cabida a un nuevo fenómeno: el Cyberbullying, en donde a través de las distintas redes sociales se produce un daño masivo y por lo tanto de mayor afectación para el estudiante víctima del acoso escolar.
No deje de ver en INFRARROJO los testimonios de varios jóvenes que han sido víctimas y victimarios del bullying o acoso escolar y cómo este hecho ha marcado para siempre sus vidas. Conozca además cómo se está interviniendo el fenómeno, y por qué Colombia sigue siendo uno de los países más atrasados en prevención e investigación del bullying a nivel latinoamericano.
Etiquetas:
PUBLICIDAD
lunes, 1 de febrero de 2016
Entro, Señor, en tus iglesias...
Entro, Señor, en tus iglesias... Dime,
si tienes voz, ¿por qué siempre vacías?
Te lo pregunto por si no sabías
que ya a muy pocos tu Pasión redime.
Respóndeme, Señor, si te deprime
decirme lo que a nadie le dirías:
si entre las sombras de esas naves frías
tu corazón anonadado gime.
Confiésalo, Señor. Solo tus fieles
hoy soy esos anónimos tropeles
que en todo ven una lección de arte.
Miran acá, miran allá, asombrados,
ángeles, puertas, cúpulas, dorados...
Y no te encuentran por ninguna parte.
(De Roma, peligro para caminantes)
Rafael Alberti
Etiquetas:
Poesía
Suscribirse a:
Entradas (Atom)