domingo, 3 de febrero de 2013

Memorias de una celda




Era un día soleado, el cartero entregó el sobre que contenía la “maestra”, la que abre todas las puertas, el regalo del dios Midas dorado, la varita platinum que todo lo convierte.
Mis méritos me hacían merecedor y digno del crédito
yo estaba fichado con nombre, número y fecha de vencimiento
era súbdito del águila internacional y su misteriosa franja electrónica.
El espejo me hizo bonito
en casa todos sonreían
no sumaba, el plástico sobraba
dios me protegía con secretos intereses.
El salario lo engullía religiosamente el banco: el trueque y las monedas son signos del pasado,  basta tener nombre, número y fecha de vencimiento.
En noviembre pagué septiembre
en enero, octubre
en marzo tenía el plástico gastado
en abril el crédito vencido
en mayo rogué al dios malvado, que dijo: debes pagar lo debido.

Maldita tarjeta de nada
de sombras, de sueños amargos,
de marchitas alegrías, de sonrisas congeladas, de vacíos oropeles,
de canciones inauditas,
de anhelos malheridos,
de plásticos sudores, de castillos en arena, de robo permitido,
de letargos aritméticos, de acuerdos carcomidos, de préstamos gimnásticos,
de arcas usureras,
de diarreas financieras,
de insomnios carcelarios, de muebles rematados, de llantos perdonados,
de meses derrotados, de teléfonos cortados,
de números y claves de esclavos.

Hoy llegó una carta, contenía la “Diamante super dorada” y decía: tu club te espera...

Marcos Concha, Octubre 2005

  http://circulo.repdeval.com/Sanacion/maestrasanacion.php

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