miércoles, 3 de noviembre de 2010

ADOLESCENCIA


¡Qué negación de Dios, qué sima oscura

cuando llegó la noche poderosa,

hermética tiniebla, inmensa losa

sepultando principios de hermosura!


Creía en Dios, creía en la blancura

del mundo, sentí un día la amorosa

mano de Dios sobre mi frente hermosa

de niño. ¡La mañana era tan pura!


Sálvame tú, mi amor apasionado,

mi única estrella, mi razón de vida

en la noche sin Dios, súbita y triste.


Necesito vivir iluminado.

Dame tu luz de amor más encendida.

Existe al menos tú, si Dios no existe.


Vicente Gaos


Fuente: http://peregrinos-robertoyruth.blogspot.com/2008/06/madre-teresa-buscando-en-oscuridad-dios_13.html

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