¡Qué negación de Dios, qué sima oscura
cuando llegó la noche poderosa,
hermética tiniebla, inmensa losa
sepultando principios de hermosura!
Creía en Dios, creía en la blancura
del mundo, sentí un día la amorosa
mano de Dios sobre mi frente hermosa
de niño. ¡La mañana era tan pura!
Sálvame tú, mi amor apasionado,
mi única estrella, mi razón de vida
en la noche sin Dios, súbita y triste.
Necesito vivir iluminado.
Dame tu luz de amor más encendida.
Existe al menos tú, si Dios no existe.
Vicente Gaos
Fuente: http://peregrinos-robertoyruth.blogspot.com/2008/06/madre-teresa-buscando-en-oscuridad-dios_13.html
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