Este joven intentó suicidarse a los 16 años y a los 21 ha
ayudado a numerosos adolescentes
Luke Maxwell tiene 21 años pero pese a su corta edad ha
ayudado a numerosos adolescentes que caen en la depresión y no se atreven a
contárselo a nadie. Así ha impedido que muchos se hayan intentado suicidar. Y
la fuerza con que lo hace le viene de su propia experiencia, pues él fue uno de
esos adolescentes.
A los 12 años este joven estadounidense empezó sentir los
síntomas de la depresión pero fue a los 16 cuando la situación estalló. Tenía
una tristeza permanente, grandes problemas para dormir, le faltaba la energía
para afrontar el día y además perdió su fe en Dios.
Fue un conductor kamikaze
Este adolescente que era monaguillo y crecía en una familia
católica feliz sentía lo contrario, que nadie le quería ni se preocupaba de él.
Y así fue como el 3 de diciembre de 2012 tomó una decisión que cambió su vida pero
que podía habérsela costado.
Luke tomó la camioneta de su familia y se fue con ella. Sin
cinturón de seguridad a propósito, este joven vio que en sentido contrario se
aproximaba otro coche por lo que aceleró al máximo y a más de 100 km/h se
empotró de frente contra el otro vehículo buscando evitar el sufrimiento
mediante el suicidio.
Contra todo pronóstico este joven sobrevivió y ahora
aprovecha la oportunidad que Dios le dio.
Sufría un trastorno depresivo
Tras este intento de suicidio y ser por fin tratado de un
problema que se empeñaba en esconder, Luke fue diagnosticado de un trastorno
depresivo provocado por un rasgo genético hereditario, lo que le hacía creer
tras rezar el Rosario todas las noches con su familia que “Dios no me ama. Si
hay un Dios, que no permita que esto me pase a mí, estoy solo”.
En una entrevista en The Christophers, Luke recuerda que “mi
visión del mundo se convirtió en un realidad que no era cierta”. Avergonzado de
sus sentimientos provocados por esta depresión se fue encerrando en sí mismo y
cada vez pasaba más tiempo en su dormitorio.
El problema salió a la luz
Ni él sabía lo que padecía ni su familia lo sospechaba por
lo que los síntomas fueron creciendo hasta que intentó matarse con el
coche. El único punto positivo, si se puede llamar así, que se pudo
extraer del intento de suicidio es que sacó a la luz el problema que tenía. “Mi
peor pesadilla se había hecho realidad, porque ahora todo el mundo lo sabrá, no
podré mantener mi secreto más tiempo”, fue el primer pensamiento que le vino a
la cabeza cuando vio que había sobrevivido.
Cuando llegó la Policía confesó que había provocado el
accidente por lo que fue detenido y llevado al hospital para que le hicieran
pruebas, entre ellas un escáner cerebral. Fue trasladado a una unidad
mental donde por fin fue diagnosticado y empezó a recibir un tratamiento.
Recuperar su vida de fe
Pero más importante incluso que la medicina fue cómo quedó
completamente descolocado cuando sus padres le dijeron que le querían y que
podía contar con ellos para contarles cualquier cosa.
Con la ayuda de la familia y de una terapeuta su vida dio un
giro que se vio muy ayudado con su vuelta a una vida de fe. Recuperó el tiempo
de oración y participó activamente en los sacramentos. Todo era un engranaje
que iba funcionando. Sacar a la luz el problema provocó que pudiera ser ayudado
y llevar una vida espiritual ordenó sus pensamientos.
Su vida era otra pero tocaba afrontar las consecuencias de
sus actos pues en su intento de suicidio se abalanzó contra otro vehículo, lo
que podría haber provocado la muerte del conductor, Lenny Ross.
El fiscal iba a imputar a Luke por intento de asesinato e
iba a pedir para él la pena máxima. Se reunió con el joven y éste le contó lo
que hoy es su gran obra, la importancia de mostrar a los adolescentes la
importancia de abrirse a sus padres sobre estos síntomas y cómo su experiencia
podría servir a otros para no pasar por lo mismo que él.
La importancia del perdón
Finalmente, el fiscal defendió que Luke fuera declarado
inocente e hizo de intermediario para que este joven pudiera disculparse con su
víctima.
Ese momento ocurrió ocho meses después. El encuentro
se produjo en una cafetería. “Cuando llegó le di un gran abrazo y todo lo que
pude decir fue: ‘lo siento’”. Su víctima, por su parte, dio un paso atrás y le
dijo: “eso es todo lo que necesitaba oír”. El perdón le quitó un gran peso de
encima. Ambos hablaron durante horas.
"Les hablo de la vida real"
Fue así como poco después decidió crear UcantbeErased, un
sistema de ayuda a adolescentes y padres para detectar y ayudar a jóvenes con
depresión. “Soy Luke, y después de superar mi propia trágica historia de
depresión en mi adolescencia y mi intento de suicidio, es ahora mi misión
ayudar a otros adolescentes y a los que les rodean para reconocer, superar, y
sin vergüenza, sus problemas de salud mental. ¿Te unes a mi movimiento para
salvar al menos una vida preciosa?”. Así es como se presenta en esta página
web, que ya ha ayudado a muchos adolescentes y a sus familias.
No les cuenta cuentos ni les endulza la verdad. “Les hablo
de la vida real”. La gran mayoría no le llegan en persona sino que empiezan a
escribirle por mensajes de Facebook. El mismo reconoce que el 60% de los que le
piden ayuda tiene entre 12 y 13 años de edad.
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