Estás solo, sin Dios. ¿Has entrevisto
lo que es un hombre solo ? ¿Cabe tanta
soledad en un hombre? ¿No te espanta
sentir la vida a solas? Yo—que existo
a medias, porque Dios, visto y no visto,
no siempre está en mis ojos, y, en su santa
noche, la sombra que yo soy no canta —
ya la vida de veras he previsto.
Tras tanta muerte engañadora, asisto
en el amanecer, que se levanta
antes que el sol, a mi existir, y existo,
porque Dios, que se enciende, pone tanta
verdad en mí, que resucita Cristo
como un raudal de luz en mi garganta.
Juan José Domenchina
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