sábado, 31 de marzo de 2018

Oración en momentos de especial apuro



¡Señor Dios!

Una gran miseria ha venido sobre mí.
Mis preocupaciones quieren ahogarme.
Ya  no sé qué hacer.
¡Dios mío, sé misericordioso y ayúdame!
¡Dame fuerza para soportar lo que me envías!
¡No permitas que el temor me domine!
¡Cuida paternalmente de los míos,
especialmente de mi esposa y de mis hijos!
¡Protégelos con tu poderosa mano
de todo mal y de todo peligro!
¡Oh Dios misericordioso,
perdona todo cuanto he pecado contra Ti
y contra los hombres!
Confío en tu gracia
y pongo mi vida entera en tus manos.
Haz conmigo
lo que te parezca bien y lo que sea bueno para mí.
Tanto si vivo como si muero,
estoy contigo y Tú estás conmigo, ¡Dios mío!

¡Señor, aguardo tu salvación y tu reino. Amén.

Dietrich Bonhoeffer


jueves, 29 de marzo de 2018

¿Psiquiatra o confesor?

El Director del Hospital Psiquiátrico de Valladolid, en un artículo publicado en el Norte de Castilla afirma que muchos pacientes necesitan más bien un confesor  









   Necesita un psiquiatra... ¿o más bien un confesor? Una suposición frecuente sobre la tarea de los psiquiatras nos recuerda nuestra disfrazada condición de confesores. Quien nos los imputa, que acompaña generalmente su atribución de cierta sonrisita, sabe bien que si no acierta del todo tampoco dice ninguna tontería.   


Si tomamos en serio este criterio popular, deberíamos detener de una vez nuestras cábalas acerca de la multitudinaria concurrencia que satura hoy las consultas. Pues estamos perdiendo el tiempo con conjeturas epidemiológicas por no tener en cuenta el factor confesional que nos insinúan. Si atendemos en cambio a la mordaz comparación, podremos ya dirigirnos al gerente del recién estrenado Sacyl y decirle respetuosamente: «Don Antonio María, sepa usted que no vamos a resolver los problemas de salud mental mientras se confiese tan poco en esta Autonomía».  Resulta que muchos de nosotros nos hemos buscado la vida en una profesión que nos parecía laica, e incluso provista de cierta dosis de anticlerecía, y hete aquí que acabamos convertidos en indulgentes confesores.   


Porque buena parte de las consultas que recibimos, descartada la cada vez más minoritaria presencia en nuestros dispensarios de la locura, la componen los problemas cotidianos con la culpa. Muchos malestares de los ciudadanos, aunque comparezcan bajo la apariencia de depresiones, miedos o angustias, son pequeñas indigestiones de culpa. Dispepsias morales que antes se resolvían con una confesión rutinaria, o mediante confesión general si la gravedad lo exigía, pero que actualmente no tienen dónde acudir si no es a un especialista, bien dispuesto, eso sí, a aceptar como enfermos a simples penitentes ávidos de excusa.  


Sin saberlo del todo, aunque secretamente lo presuman, las gentes acuden a consulta buscando absolución antes que cura. Vienen a que les traten, sin duda, pero sobre todo a que les eximan. Y para este fin nada es tan eficaz como la confesión sacramental. Porque en su seno uno examina la conciencia, propone la enmienda, cuenta lo que puede y se libera después de la mórbida carga con una agridulce penitencia. Es decir, que pasada su pequeña contrición, el pecador se puede marchar tranquilo, exento ya de responsabilidad y dispuesto a seguir confesando la misma falta cuantas veces la tentación le persiga.   


La clínica, por contra, no alcanza esta sublime perfección, aunque lo intente con porfía. Con nosotros, estos consumidores crónicos de comprensión y consejo también encuentran fácil disculpa, dado que pueden atribuir sus males a algún defecto de aprendizaje o a cualquier hipótesis bioquímica. Igualmente, nuestras buenas palabras van a intentar animarles sin censura y hacerles ver que los sufrimientos son universales, que la depresión es producto del estrés social y que cualquiera tiene malos días. Para penitencia disponemos de halagüeños ejercicios de autoayuda y, si es necesario, de alguna píldora. Pero debemos desengañarnos. Ni podemos proteger el futuro como la religión ni lavar la culpa como la confesión.  


A la vista de las circunstancias, lo más sensato será renunciar al poder que la sociedad nos ha confiado y devolver a los confesores la dirección de conciencia que a la chita callando les hemos usurpado. La confesión, que durante siglos fue el instrumento más poderoso de control y normalización de la sociedad, debe volver por sus fueros, mientras nosotros prestamos de nuevo toda nuestra distraída atención a los psicóticos que, por su parte, son auténticos maestros a la hora de despojarse de la culpa. 




Fuente: http://www.es.catholic.net/psicologoscatolicos/348/2373/articulo.php?id=29133

martes, 27 de marzo de 2018

domingo, 25 de marzo de 2018

Vas a sanar empezando a relacionarte con Dios Testimonio de José Guadalupe.





Soy bipolar, tengo 39 años, casado, padre de tres varoncitos. Viví mi primer episodio de depresión a los veinte años. Para salir de ella utilicé el alcohol. Seguí con mi consumo de alcohol cada vez que tenía momentos de tristeza. Me casé a los 27 años y todo pintaba muy feliz (a esta edad ya había terminado mi carrera de Ingeniero Químico Administrador en una prestigiosa empresa tecnológica del país).
Iniciando un negocio propio, una esposa bonita, satisfacciones materiales, etc. que más podría pedirle a la vida. El negocio prosperó rápidamente así como toda la problemática que esto implica y a su vez, mi consumo de alcohol. Yo me comía todos los problemas, propios y ajenos. Siempre me caractericé por ser nervioso y muy aprehensivo.
Así, empezaron a llegar los hijos. Cuando estábamos esperando al tercero, mi adicción al alcohol ya me venía causando serios estragos. Llegó el momento en que decidí dejar el alcohol, al mes de haber nacido el tercero. A los quince días caí en depresión profunda y aquí es donde comienza la etapa fatídica de mi vida: fui internado de gravedad en seis ocasiones: 4 por depresión y 2 por euforia. Todo nuestro patrimonio lo perdí. Duré dos años y medio sin poder trabajar. Me la pasaba en un cuarto oscuro encerrado día y noche, sin querer ver a nadie, temblando, sudando frío y con crisis de llanto e insomnio hasta por 6 días consecutivos. En mis etapas eufóricas me dio por recuperar el tiempo perdido y trabajaba compulsivamente, haciendo según yo, negocios grandiosos, hasta que me internaban. En principio yo no sabía de esta enfermedad, así que me agarré visitando médicos, psicólogos, psiquiatras, brujos, hechiceros. No logré nada, solamente tres diagnósticos de psiquiatras que coincidieron con mi enfermedad bipolar. Me dijeron que esta enfermedad no era curable, que tendría que estar sometido a medicamentos y terapia sicológica de por vida; que mis crisis sólo se podrían atender en una clínica siquiátrica. Ante este diagnóstico, la pérdida económica y el no poderme relacionar adecuadamente ni con mi pareja ni con mis hijos, me llevó a pensar seriamente en el suicidio. Una vez lo intenté con una pistola pero apareció mi esposa en el momento que lo iba a realizar. Algo en mi interior me indicaba que esperara. Yo me sentía como en un túnel negro, sin salida, prácticamente en el infierno; sin ninguna esperanza y mucho menos fe. Algo comenzó a suceder después...
Durante mi etapa bipolar tomé los siguientes medicamentos: transmetil, anafranil, anafranil retard, victam, lexotán, rivotril, ludiomil, anapsique, adepsique, carbolit, glucomato de litio, prozac,
Aurorex, efexxor, tafil, rohipnol, akineton, akinetón retard, sinogam, surgam, frisium, clonazepam, halción y muchos más.
Tal parece que no me hicieron efecto positivo, quizá por no llevar un tratamiento adecuado. Lo que sí obtuve fue una destrucción de mi flora intestinal, por los efectos secundarios de estos medicamentos al grado de padecer un severo estreñimiento, lo que desembocó en hemorroides. Curiosa y paradójicamente cuando veía ya todo perdido, fui a visitar al proctólogo. Me operó las hemorroides y me preguntó que porqué tan joven y ya con este mal; a lo que le respondí que por tanto medicamento para mi trastorno bipolar. El me miró fijamente y me dijo:"mire amigo, yo no soy psiquiatra, lo que sí sé es que tanto el trastorno bipolar, como la depresión son enfermedades del espíritu. Trate de relacionarse con Dios como usted lo entienda y de la manera más sencilla, y tómese este medicamento (wellbutrin) diariamente. Nada más una cosa sí le pido: hágalo con fe, fe y fe”. Tomé el medicamento durante dos meses y rezaba un Padrenuestro diario, y no veía ninguna mejora. Esta vez no me desesperé, porque cada que me tomaba el medicamento y rezaba retumbaban en mi oído la palabra fe, fe, fe. Para mi entendí que la fe consistía en que algún día esto que estaba haciendo tendría efecto, simplemente confiando; y así fue, al tercer mes comencé a sentir una pequeña mejoría...(continuará)
Alguien por allí me sugirió que asistiera a un grupo de autoayuda, específicamente a un grupo de Alcohólicos Anónimos. No me agradó nada la idea puesto que yo no me consideraba alcohólico y además mi enfermedad era el trastorno bipolar no el alcoholismo. De cualquier manera me dí la oportunidad de asistir, total nada perdía. Comencé a asistir y los primeros ocho meses se me fueron en blanco. Seguía sin ninguna esperanza y con crisis bastante severas. Paralelamente a este tiempo comenzó a hacer efecto el medicamento; cada día, aunque fuera mínimo, me sentía mejor. Así se me empezó a clarificar la mente y a tener más energías para afrontar mi vida diaria. Comencé a vislumbrar una luz al final del túnel cuando muchos compañeros mayores que yo me dijeron que me diera la oportunidad de practicar el programa de 12 pasos de los alcohólicos, que este programa había sido aplicado con éxito para todo tipo de adicción y para todo tipo de enfermedades, lo único que yo requería era tener una mente abierta y receptiva y a tener la buena voluntad de primero probar los principios antes de descartarlos, y así lo hice. Me dediqué con todo mi empeño y los resultados no se dejaron esperar.
Hoy en día voy para mi cuarto año sin beber alcohol y segundo año sin probar medicamento ni tener un trastorno ni depresivo ni maniaco. Estoy trabajando con mi esposa que dañé bastante y ha mejorado mucho. Hoy día reconozco una gran verdad para mí: el trastorno bipolar fue para mí, padecer de anemia espiritual, puesto que viví vacío mucho tiempo alimentando mi cuerpo, más no mi espíritu. Un muy buen amigo me dijo durante mi recuperación me dijo lo siguiente:”Mira Pepe, todos los seres humanos estamos compuestos por espíritu, mente y cuerpo; y así como el cuerpo necesita del alimento para su subsistencia, así la mente y el espíritu ,para en conjunto formar un todo armónico, y aquí hay un gran secreto: si te esmeras en sanar tu parte espiritual, las otras dos sanarán automática y gradualmente. En principio tu parte física la vas a nutrir con una buena alimentación y vas a seguir tu tratamiento médico disciplinadamente. Tu parte emocional y mental la vas a nutrir con la asistencia a tus juntas en donde vas a expresar lo que más te duela desde tu infancia sin temor a ser juzgado y con la plena seguridad de que todo lo que hables se mantendrá anónimo, es decir vas a poder expresar tus emociones y pensamientos libremente, además que vas a encontrar amigos verdaderos unidos por el mismo dolor. Tu parte espiritual la vas a sanar empezando a relacionarte con Dios (como tu lo entiendas ,para evitar controversias) de la manera más sencilla ,dialogando diariamente diez minutos con Él como si fuese tu mejor amigo y pidiéndole FE para tu sanación y fortaleza para salir adelante; agradeciéndole por tu enfermedad (aunque suene paradójico) Y BENDICIENDO A TUS PADRES. Yo en principio no creí, pero como era mi última carta, la jugué y por la GRACIA DE DIOS, puedo decir en este instante que estoy sano y en paz. Este es mi testimonio verdadero, no tengo necesidad de mentir ni de ser tendencioso. Tomen lo que de el les sirva y lo demás deséchenlo. Lo que gratis se me dio, gratis lo comparto.

http://www.bipolarweb.com/Mi%20historia/JGuadal.htm

miércoles, 21 de marzo de 2018

Siempre la claridad viene del cielo...



Siempre la claridad viene del cielo;
es un don: no se halla entre las cosas
sino muy por encima, y las ocupa
haciendo de ello vida y labor propias.
Así amanece el día; así la noche
cierra el gran aposento de sus sombras.

Y esto es un don. ¿Quién hace menos creados
cada vez a los seres? ¿Qué alta bóveda
los contiene en su amor? ¡si ya nos llega
y es pronto aún, ya llega a la redonda
a la manera de los vuelos tuyos
y se cierne, y se aleja y, aún remota,
nada hay tan claro como sus impulsos!

Oh, claridad sedienta de una forma,
de una materia para deslumbrarla
quemándose a si misma al cumplir su obra.
Como yo, como todo lo que espera.
Si tú la luz te la has llevado toda,
¿cómo voy a esperar nada del alba?

Y, sin embargo -esto es un don-, mi boca
espera, y mi alma espera, y tú me esperas,
ebria persecución, claridad sola
mortal como el brazo de las hoces,
pero abrazo hasta el fin que nunca afloja.


Claudio Rodríguez

lunes, 19 de marzo de 2018

95% de los suicidios consumados esconden patología mental.






El 95 por ciento de los suicidios consumados en España tienen detrás una patología mental asociada, según han advertido tanto el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, Julio Bobes, como el catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Sevilla, José Giner, quienes además han alertado de que en 2010 los comportamientos suicidas en jóvenes fueron la primera causa de muerte, por delante ya de los accidentes de tráfico. 


Estos expertos, que han participado en Sevilla en un encuentro sobre psiquiatría, en el que se ha analizado precisamente la conducta suicida y al que han asistido cerca de 400 profesionales del ramo, han admitido que para los especialistas en la materia las tasas de suicidio en España, "sobre todo en la población joven, se nos presenta como un auténtico reto, ya que es algo en lo que podemos hacer prevención". 


De hecho, han aclarado que los enfermos mentales graves, "por paradójico que se pueda pensar, no es la población con mayor tasa de suicidio a pesar de todo, ya que están perfectamente diagnosticados y más controlados". 


Según Giner, este fenómeno en jóvenes y adultos sanos puede responder en parte al "incremento paulatino" de cuadros ansioso-depresivos que se viene registrando en las sociedades avanzadas, que ha denominado como "la patología de la vida cotidiana", un extremo que, en el caso de los jóvenes, respondería al fenómeno de que "máxima cualquier fracaso, aunque sea de tipo amoroso, haciendo del mismo una frustración absoluta en su vida". 


No obstante, ambos especialistas han puntualizado que estos fenómenos por sí mismos "no explican que existan más tasas de suicidios", siendo la conjunción de factores como el alcohol y las drogas, "cada vez más alcance de los jóvenes", elementos que potencian estos comportamientos en los jóvenes. 


"El problema es que los jóvenes cada vez tienen un acceso más fácil a medios para intentar suicidarse", ha alertado Giner, quien ha insistido en el hecho de que entre la población joven "es muy fácil que, por un simple desengaño amoroso, una joven se intente suicidar; algo muy raro que ocurriese en una señor o una señora de 50 años, por poner un ejemplo". 


Pese a recalcar que las frustraciones "son muy mal absorbidas por los jóvenes" y a admitir que el porcentaje de intentos de suicidios en jóvenes "es mucho mayor que en adultos", ha matizado, en cualquier caso, que los adultos "lo consiguen más". 


Estos especialistas han precisado que los países del Este de Europa, "con una tasa de 45 suicidios por 100.000 habitantes", son los que ostentan la tasa de suicidio más alta en el continente; "seguido los países escandinavos y los países anglosajones". 


También ha hecho referencia a Francia, "que tiene una tasa de muertes por suicidio tres veces más alta que por ejemplo España". Sin embargo, han advertido de que en España "hemos pasado en los últimos 50 años de tener unas tasas de riesgo de suicidio muy bajas a tener unas tasas medias". 


Así, han reseñado que en la década de los 60 del siglo pasado las tasas de riesgo de suicidio en España "estaban por debajo de 6 suicidios por 100.000 personas", siendo en la actualidad de un 11 por 100.000. Preguntado por los posibles factores, han coincidido que la herencia genética, "aunque sea un factor, no hay un determinismo genético como tal, pesando más los factores ambientales". 


Según los datos del INE, cada año se producen en España más de 3.000 suicidios, aunque son muchos más los que lo intentan sin llegar a conseguirlo. Se calcula que por cada suicidio consumado, se producen unos 20 fallidos. Esto supone que alrededor de unas 60.000 personas muestran cada año algún tipo de conducta suicida. Por comunidades, Galicia, Asturias y Andalucía, con 10,58 suicidios por 100.000; 10,41, y 9,91 son las que ostentan las mayores tasas. Por contra, Ceuta, Madrid y Cantabria, con 2,5; 2,8 y 4, tienen las tasas de suicidio más bajo. 


Por ello, tanto Giner como Bobes han considerado necesario "establecer programas de atención, evaluación y seguimiento en los pacientes que realizan un intento de suicidio, ya que el hecho de haberlo intentado es el primer factor de riesgo de suicidio consumado", a lo que han agregado "los casos atendidos e identificados en los servicios de urgencias hospitalarios representan una oportunidad para iniciar estos programas




http://www.psiquiatria.com/noticias/psiq_general_y_otras_areas/urgencias_psiq/suicidio/51570/?


jueves, 15 de marzo de 2018

“Yo intenté quitarme la vida” Anita Estrada, enfermera


“Creo que siempre he tenido pensamientos suicidas, incluso en la niñez. Nunca lo intenté de pequeña pero recuerdo pensar: bueno, espero acostarme a dormir y no despertar. Crecí en un hogar cristiano y el suicidio era un pecado, así que nunca se lo conté a nadie. Todo se hizo más obvio en mis veintes cuando me diagnosticaron depresión con ansiedad atípica, y después de mi primer intento lo cambiaron a desorden bipolar. Mi último intento fue en 2011 y fue muy feo. En esa época yo no quería estar medicada por el resto de mi vida, así que, contra la voluntad de mi médico, dejé de tomar las pastillas. Dejé de comer y de dormir y después intenté quitarme la vida. Estuve hospitalizada casi dos semanas. Pero con la terapia y la medicación todo mejoró. Lo que no quiero decirle a nadie que amo es que nunca lo haré de nuevo porque no lo sé. No puedo predecir el futuro, ni saber si los medicamentos dejarán de funcionar o si cambiarán mis circunstancias y ya no podré pagarlos”.

Por: Univision


Encuéntralo en este enlace: http://uni.vi/14P6100FM9p

domingo, 11 de marzo de 2018

Palabras para el ángel de Cecilia




Ángel, tú que la guardas, yo te pido
que no la dejes un instante sola.
La vida, bien lo sabes, es a veces
un subterfugio, una expiación, un hábito.
Pero ella es inocente,
su edad se mece todavía
entre las flores del almendro
y los compases mágicos de Mozart.

Yo sé que no soy digno,
que no merezco la infinita gracia
de hablar contigo, Ángel,
ni siquiera en la lengua rumorosa del verso.
Pero lo hago por ella que es ahora
lo más cierto de mí, lo único noble
que acaso un día me redima y salve.

Ángel, hazla sensible y dulce,
haz que sus actos no traicionen su alma
y gobierne su amor el equilibrio
que sostiene en la noche a las estrellas.
Da sentido a su vida, dale fuerzas
para volcarla en los demás. Ayúdala
a descifrar el mundo con las armas
de la ternura y el conocimiento.

Ángel, tú que la guardas, yo te pido
lo que no tengo y desearía
poder legarle: un resto de pureza
y de confianza en el milagro.
Porque ella es inocente,
porque ella es tan pequeña que no tiene
sino su propia desnudez, su frágil
modo de estar apenas en la vida.

Yo te lo pido,
no la abandones, Ángel.


Antonio Requeni

viernes, 9 de marzo de 2018

Psicología y espiritualidad

Por alberto_rsanchez@yahoo.com.ar (Lic.Alberto Sánchez)

Entrevista al Dr. Martín Echavarría: Director de Estudios de Psicología, Universidad Abat Oliba, España. 


En la actualidad es difícil plantear una psicología intrínsecamente cristiana, que en sus fundamentos, contenidos y métodos sea en todo fiel al mensaje cristiano y constituya una herramienta eficaz para la perfección humana. Los intentos por lograr estos objetivos han inquietado a numerosos pensadores y ha suscitado no pocas polémicas en medio de una cultura secularizada, pues se trata de aspirar a una psicología que lleve a las personas al encuentro de la verdad sobre sí mismos y su realidad, basados en una recta visión del hombre, como unidad psicobioespiritual. Los psicólogos católicos consideran que el ejercicio de la profesión no puede limitarse sólo a un tratamiento psíquico, sino que debe orientarse a mirar el problema de fondo, que involucra la relación de la persona con Dios. 

Respecto a este tema conversó con Areópago el Dr. Martín Echavarría, Licenciado en Psicología y Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Argentina (1997), Doctor en Filosofía del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma (2004) y actual Director de Estudios de Psicología de la Universitat Abat Oliba, en Barcelona, España. 

¿Cuáles son los elementos que desde la psicología y la filosofía entran en juego a la hora de hablar de evangelizar cultura?

La filosofía juega un papel muy importante en el diálogo entre razón y fe, por lo tanto, la filosofía sirve de mediadora entre la fe, la teología y las disciplinas científicas particulares, de manera especial las ciencias sociales y las ciencias humanas. Evangelizar en esos ámbitos significa tener en cuenta la antropología filosófica, la filosofía moral, etc. El papel de la filosofía es muy claro y es un papel que hay que fomentar. Sería bueno que las universidades católicas tuvieran la Filosofía no sólo como carrera sino en todos los estudios, con una formación filosófica sistemática.

La psicología juega un papel a otro nivel, vivimos en una sociedad muy secularizada, para bien o para mal, mucha gente que recurría al sacerdocio ya no recurre más, incluso gente con fe y sin fe, y ahí el papel del psicólogo católico: no solamente es seguir a nivel del trastorno psíquico si lo hay, sino muchas veces debemos enderezar la vida de la persona hasta que reconozca la necesidad de un “tratamiento espiritual” a su verdadero problema de fondo que es su relación con Dios. 

¿Es posible mantener una relación entre psicología y religión? Hay quienes cuestionan esa relación... 

Es un prejuicio lamentablemente muy extendido, hay quienes lo hacen con buena intención de una mala intelección de la distinción entre razón y fe, saber natural y teología. La distinción no implica una separación sobre todo en la comprensión del hombre concreto y eso es lo que intenta la psicología práctica, por lo menos. La otra cosa es una psicología práctica académica, el estudio de la percepción. Yo creo que allí se puede hacer abstracción del tema de la gracia, del tema de la fe, en la comprensión del hombre concreto cuyos problemas vitales y existenciales que pone ante el psicólogo son, en última instancia, problemas que no tienen solución radical y profunda sino desde una relación con Dios, y la relación es clara. Hay temas que son muy técnicos, y más técnicos no quiere decir que no tengan una dimensión humana y teológica también, si es el caso de la fobia, la ansiedad, etc. Tal vez hay una vía muy técnica y muy concreta de ayudar a resolver esto, sin negar que hay una perspectiva teológica dependiendo del tema. La gente va al psicólogo por mucho más que resolver un problema concreto, va porque no tiene orientación en la vida, porque se siente frustrada, quiere autorealizarse y necesita alguien que le ayude a empinarse a sí misma para desarrollarse mejor. Y aquí es clara la necesidad, por parte del psicólogo, de la formación teórica y práctica muy honda desde el punto de vista cristiano. 

¿Cuáles son los elementos de la tradición cristiana necesarios para el desarrollo de una Psicología “fiel” al pensamiento cristiano? 

Magisterio pontificio sobre la psicología hay muy poco, Pablo VI tiene algunas alocuciones a los psicólogos, Juan Pablo II tiene varias intervenciones en ese sentido. Hay tres puntos que son claves y que han mencionado tanto Pío XII como Juan Pablo II, que son: la conciencia de la dignidad de la persona, que se basa en que el hombre ha sido creado por Dios, a imagen y semejanza suya, y ahí en los detalles se derivan muchas consecuencias importantes para la psicología. El segundo elemento es que la humanidad está caída por el pecado original, por lo cual existen consecuencias muy concretas y dramáticas para la vida de la persona a nivel de sus emociones, de sus relaciones con los demás, de su unidad y equilibrio psicológico, unidad entre su parte emocional y su razón, de sus creencias. Y el tercer elemento es que podemos recibir la gracia de Dios, la gracia santificante tiene un efecto elevante, pero primero que nada sanante, la gracia sana nuestra naturaleza, sana nuestros desequilibrios emocionales, todos recibimos inicialmente la gracia en la sustancia, en el alma como decía Santo Tomás, pero desde allí la gracia deriva, emana como un torrente hacia nuestras facultades, hacia nuestros actos y toda nuestra vida, y cambia verdaderamente la vida. Como decía Pío XII, sin los datos que mencionaba antes, la personalidad cristiana resulta incomprensible y la psicología, sobre todo la aplicada, se expone a incomprensiones y errores. Si ignoramos los efectos concretos que estas realidades tienen en la vida psíquica, concreta y que experimentamos todos los días en los hombres, realidades que conocemos por Revelación, no las podríamos comprender.


El psicoanálisis tiene profundas implicancias filosóficas y culturales, que ha generado diversas confusiones en diferentes ámbitos de la vida cristiana. ¿Cómo contrarrestar tal influencia? 

Yo creo que el análisis subjetivo del pensamiento, por lo menos de Freud, muestra claramente la incompatibilidad de su pensamiento con la visión cristiana del hombre. Creo que las vías son muchas y la principal es la de la formación universitaria. Si nuestras universidades católicas enseñan el psicoanálisis como la mejor psicología, la única posible, esto no se va a solucionar. La solución de este tema pasa por las universidades, por la investigación, por el estudio, por la enseñanza. Lo que pasa es que en este camino no hemos ni comenzado a andar, nos movemos en soluciones de compromiso, ponemos en las cátedras gente conocida de distintas corrientes que nos resulta confiable, como si lo que tuviéramos que hacer es optar por una corriente u optar por gente confiable, y no lo que es la tarea de la universidad (católica): repensar los temas desde sus fundamentos a la luz de la razón y de la fe. Esto en otras áreas se ha trabajado más, en educación, en derecho, en medicina, en bioética, pero en psicología esto está casi virgen. 

Has escrito algunos artículos sobre el psicólogo católico Rudolf Allers. Éste plantea que el pecado es la base de la sicopatología, ¿qué piensas acerca de eso? 

Allers es un autor de un período concreto del desarrollo de la psicología, y tiene muchos puntos fuertes que yo creo que merecen la pena recuperarse: en primer lugar es el único representante verdaderamente católico en la época clásica de la psicoterapia, está en un momento clave del desarrollo de la psicoterapia y psicoterapia no se entiende sino desde esa época. Fue alumno de Freud, discípulo de Adler, maestro de Frankl, en fin, estuvo en una época crucial y fue el único representante católico fiel a los principios básicos de una antropología cristiana. Creo que es un autor que merece ser destacado, merece recordarse, incluso ser una especie de emblema de un repensamiento, replanteamiento de la psicología y en particular de la psicoterapia. En segundo lugar, en algunos puntos concretos hay observaciones muy importantes, aunque muy discutidas, como por ejemplo la relación establecida por él entre el desorden moral y el desorden psicológico, lo que se llama el carácter neurótico, creo que ahí hay unas observaciones muy inteligentes que pueden ser precisadas, mejoradas, pero que poca gente ha hecho con la lucidez que ha hecho Allers. 

¿Si la psicología estudia al hombre y busca darle respuesta a sus necesidades por qué crees que no tiene una antropología de base? 

La psicoterapia moderna, la psicoterapia del s. XX es elaborada por médicos inicialmente, neurólogos y psiquiatras. Estos neuropsiquiatras por la mentalidad en que surge la psicoterapia, finales del s. XIX, ya han formado una mentalidad positivista, que por principio no sólo cierra e ignora lo filosófico, lo teológico, sino que lo combate. En segundo lugar, porque muchos de los autores principales están imbuidos de ideologías anticristianas, comprenden la psicoterapia como una alternativa a la guía espiritual cristiana. La psicoterapia nació en un ambiente ideológico hostil al cristianismo: ambiente positivista, formación científica de personas que son médicos y por otra parte, ya en una cuestión más voluntaria, una ideología de combate contra la antropología cristiana. 

Y ese ambiente hostil continúa...por lo tanto la influencia de la psicología católica es débil...

Una influencia prácticamente nula y ambientes no sólo extracristianos. Una tarea totalmente por hacer y no se llegará a eso del todo si no llegamos a las universidades católicas porque las iniciativas individuales dependen de la fuerza individual y la fuerza individual no puede poner tiempo y dinero en proyectos de investigación que son fundamento muy necesario para una labor sistemática, coherente, y proponible de una psicología cristiana, de una psicología de verdad. 

De cara a la reunión de Aparecida, como psicólogo y filósofo ¿cuáles son los puntos en los que se debería centrar el diálogo en la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano?


Yo creo que hay un gran tema que atraviesa muchas de las áreas, es el tema de la educación católica, en colegios y particularmente de cara al futuro de la nueva evangelización, en las universidades católicas...Yo creo que ahí hay un gran tema, el de la educación católica y en particular el de las universidades católicas, porque cada vez más la tendencia será la influencia de lo académico, 
y además, lo lógico es que crezca el número de personas en la universidad, por lo cual yo creo que es un punto fundamental.

Fuente: ACAPSI



lunes, 5 de marzo de 2018

He aquí la vida de un ex homosexual, ex adicto a la pornografía, ex adicto al sexo, ex promiscuo, ex co-dependiente, ex depresivo, ex deseoso del suicidio"





La historia de vida de Carlos, como la de cualesquier ser humano, es de luces y sombras. Sin embargo al escuchar su testimonio él mismo nos deja en evidencia que en ella hubo períodos donde la violencia, lo aberrante, la angustia y el desamparo eran extremos. Hoy, dice, proclama su gratitud a Jesucristo por haberlo “liberado de la homosexualidad”.

El editor de Portaluz le contactó telefónicamente para confirmar la veracidad de su testimonio que él mismo registró en video (ver  al final) y que ha complementado con nuevos registros narrando el proceso vivido desde enero de 2015, cuando Dios le mostró de forma extraordinaria su amor de Padre, su poder que es misericordia.

Dardos de fuego en la niñez

Los “dardos de fuego del Maligno” que San Pablo refiere en carta a los Efesios (6,16) sirven de contexto a Carlos para hablar de un período brutal de su vida: la infancia y adolescencia.

Sus padres se divorciaron cuando él tenía siete años de edad y esta pérdida significó un dolor que el niño no logró resolver. Pero además, agrega, “desde los cinco a los 12 años de edad fui abusado sexualmente”. En uno de sus videos señala que decir públicamente “quién fue el abusador o abusadores no es importante”.  Para él lo fundamental, lo que cree, es que con el paso de los años esas experiencias reiteradas de abusos sexuales son las que “produjeron en mi lo que los psicólogos hoy llamarían una hipersexualidad… había sido expuesto a tantas cosas que a muy temprana edad mi mente pensaba solo en sexo”.

Además la ausencia del padre –recuerda Carlos en otro de sus videos públicos-, la distancia afectiva del progenitor,  fue un factor que afectó su ser íntimo. Desde el quiebre matrimonial no vio a su padre por meses. Al reencontrarlo estaba emocionado y corrió para besarlo en la mejilla. Pero el papá evitó aquél beso y sumó unas palabras que demolieron al niño (quien además estaba siendo abusado desde hacía ya un año)… «Los hombres no se besan», le escuchó decir. Años después –siendo adolescente- un nuevo rechazo de su padre potenciaría una rebeldía autodestructiva, dice Carlos, que terminó trastocando su ser. “Yo tenía una necesidad de cariño y la terminé erotizando”.

Convulsionado por lo ocurrido con su padre, lo vivido en la infancia, lleno de rabia y pena, no se limitó en sus experiencias homosexuales, según él mismo testimonia… pornografía a tope, promiscuidad, prostitución, adicción al sexo fueron cotidianos por años. Pero también la depresión e ideación suicida.

Hoy, en la cabecera que presenta su portal en YouTube, se puede leer: “He aquí la vida de un ex homosexual, ex adicto a la pornografía, ex adicto al sexo, ex promiscuo, ex co-dependiente, ex depresivo, ex deseoso del suicidio, y que ahora es un adicto a JESUCRISTO. Así lo viví y así lo cuento”.

Sanado, reconciliado, liberado

Fue el año 2004 cuando Carlos hizo una experiencia de Dios que no olvidaría, mientras miraba en el cine la película La Pasión de Cristo. Al verla, comenta, “yo pude entender lo que era el perdón y que yo había sido perdonado de todo lo que había hecho. Que el Señor lo había tirado al fondo del mar para no recordarlo nunca jamás. Si Él no iba a recordar nunca jamás mi pecado entonces yo podía ser libre. Esto me permitió (con el tiempo) entender el perdón y –a pesar de que seguí teniendo una vida torcida- pude entender lo que es el perdón y pude perdonar tanto a la persona que me abusó como también a mi papá, a mi mamá”...

Pero su batalla recién comenzaba. Tenía novia, asistía a una iglesia cristiana, pero al mismo tiempo continuaba viviendo su adicción a la pornografía, gustando compulsivamente el sexo con hombres y retorciéndose por la culpa, en la angustia, perdido. De tiempo en tiempo clamaba a Dios y finalmente tras años lo extraordinario ocurrió…

Transcurría enero del año 2015. Estaba sólo en una habitación meditando lo que consideraba era una miseria de vida, la suya. De improviso desde lo profundo de su ser, sin fuerzas siquiera para protestar, oró humilde por fin a Dios, aceptándolo como el Señor de su vida...

“En esa oración dije: «Señor ¿sabes qué? no puedo más, yo me abandono, yo renuncio, mira el desastre de vida que hice, necesito que tú seas mi Señor, ya no tendrá importancia si yo voy a ser gay, heterosexual, asexual o lo que sea, ya no me interesa nada de mí, no me interesan mis sueños, mis metas, no me interesa nada de mi vida, la destruí toda, necesito que tú seas el Señor de mi vida... toma el control y ¿sabes qué? ya estoy en paz porque mi futuro está en tus manos. En el nombre de Jesús, amén». Fue la primera vez en mi vida en la que renunciaba al deseo de cambiar, en la que renunciaba a todo y… recuerdo también haber dicho: «quiero seguirte Señor»".

Desde entonces, recuerda, experimentó una vida nueva y concluye que aquella madrugada fue “liberado de la homosexualidad” por gracia de Dios.

Lección a tener en cuenta: El demonio no tiene misericordia

El enemigo nunca tiene misericordia –reflexiona Carlos en uno de sus videos- y por su experiencia está convencido que ataca al ser humano desde que es gestado. “El enemigo puede atacarnos en nuestra niñez, el enemigo puede atacarnos para destruir nuestra verdadera identidad… Yo no entiendo por qué razón yo jugaba con muñecas, yo no entiendo por qué razón yo era la mamá cuando jugábamos al papá y la mamá. Es verdad, yo fui abusado sexualmente, pero no fue violento. El hecho que te den placer no quiere decir que vas a desarrollar conductas femeninas como por efecto secundario, no tiene sentido… quizás somos negligentes con los niños pues olvidamos equiparlos para una guerra espiritual… hay que entrenar a los niños, hay que protegerlos y hay que orar por ellos…cubrirlos con la sangre de Cristo, porque el enemigo no va a esperar, el enemigo va a atacar. Así como lo hizo con el Señor Jesús cuando siendo Niño mandó a matarlo por medio de Herodes… así como hizo con Moisés cuando mandó a matarlo por medio del faraón. Sin tregua, sin misericordia. Qué nos hace pensar que nosotros no vamos poder vivir lo mismo si hasta el Señor Jesús lo vivió? A veces somos muy ilusos… quien entiende de lucha espiritual sabe de qué estoy hablando”, reflexiona.

La homosexualidad ¿volvió?

Carlos ya no tiene dudas sobre quién es el único que -desde su infancia- ha deseado destruirlo… En sus videos reiteradamente denuncia la acción permanente de Satanás y sus demonios que utilizó a unos abusadores sexuales, que incidió seguramente en las conductas de sus progenitores, luego se sirvió de su propia afectividad dañada e incluso hoy continúa intentando ponerle trampas –concluye-, para alejarlo de Dios…como señala en otro de sus videos que puedes ver pulsando aquí


Si deseas contactarlo visita su Facebook o si te encuentras en Canadá suele asistir a la iglesia cristiana Église Sans Frontières ubicada en St-Hubert Québec.

sábado, 3 de marzo de 2018

Som un riu - Txarango (Esnebeltza & Les Ogres de Barback)



Mil desitjos a la lluna, som tot allò que vindrà. Mil desitjos a la lluna, a la lluna. Som com la onada que avança calmada però mai no descansa a la dansa del mar. 

Allez les "ogras" Ecoute, la chanson qui pousse  Ecoute, le son des sirènes Si le peuple voit rouge, nos coeurs sans barrages Allons soeurs, frères, marchons têtes à l'envers et le tour de la terre sera notre adage, sera notre courage. 

Som un riu, riu, som bala, bala, una bomba sota l'aigua estancada, som foguera i batucada. Som un riu, riu, som una onada i junts som una tempesta huracanada, som revolta i batucada. 

 Ilunabarraren bakardadean Eta fantasiaren menpeko liluran Ura sentitzen dugu behatzen artean Korronteak garamatza Askatasunera Bagara itsasoa Bagara tantaz tanta Bagara gure borroka Bagara kaleko sua Bagara itxaropena 

 Je chante mes joies, mes peines pour tous les marmots qui courent le coeur à l'envers, presque sans bagage juste une grande valise vide et les yeux grands ouverts vers l'aventure et le partage 

 Som el dia que comença Som pallassos i soldats Som el dia que comença Som la conquesta, del tro a la tempesta, del foc a la festa, de l'aigua a la vall. 

Rebelate! Porque juntos somos moles Somos como grandes soles Un mundo de mil amores  Somos un jardín de flores Rebelate y no llores! Juntos somos flores  Somos todos los colores Somos pan y vino Somos un huracán que arrasa Somos fuego divino Somos todo lo que pasa en la calle Somos barrio, somos lucha!  Somos todo lo que no quiere la gente que no escucha Y no es fácil, por eso brindo!  Por este mundo aunque sea frágil!  Rebelate y no llores!

jueves, 1 de marzo de 2018

Sin llave



Me tienes y soy tuya. Tan cerca uno del otro
como la carne de los huesos.
Tan cerca uno del otro
y, a menudo, ¡tan lejos!...
Tú me dices a veces que me encuentras cerrada,
como de piedra dura, como envuelta en secretos,
impasible, remota... Y tú quisieras tuya
la llave del misterio...
Si no la tiene nadie... No hay llave. Ni yo misma,
¡ni yo misma la tengo!


Ángela Figuera Aymerich en Mujer de barro