miércoles, 29 de agosto de 2018

Suicidio y falta de sueño




Un nuevo estudio confirma una relación entre el insomnio y pensamientos de suicidio, lo que sugiere que la evaluación específica y tratamiento de problemas de sueño concretos puede reducir el riesgo de suicidio en personas con síntomas depresivos, según las conclusiones de la investigación, publicadas en ‘Journal of Clinical Sleep Medicine‘.



“El insomnio y las pesadillas, que a menudo se confunden y van mano a mano, son factores de riesgo para el suicidio y cómo contribuyen era desconocido hasta ahora” dijo el doctor W. Vaughn McCall, autor principal del estudio y director de la Facultad de Medicina del Departamento de Psiquiatría y Comportamiento de la Salud en la Universidad de Georgia Regents (Estados Unidos).



El estudio utilizado pruebas psicométricas para evaluar objetivamente el estado mental de 50 pacientes con depresión que reciben tratamiento hospitalizado, ambulatorio o en el Servicio de Urgencias. Los participantes tenían entre 20 y 84 años, el 72 por ciento eran mujeres y el 56 por ciento previamente había intentado suicidarse al menos una vez.



Los resultados muestran que los participantes tenían un grado moderado de los síntomas del insomnio, en promedio, utilizando el Índice de Severidad del Insomnio. A pesar de que la desesperanza se relaciona con la ideación suicida, no fue significativamente relacionada con el insomnio, las creencias disfuncionales o las pesadillas, pero las tres variables del sueño se correlacionaron con pensamientos suicidas.



Los investigadores detectaron que cuando el insomnio y los pensamientos suicidas eran considerados de forma aislada, el insomnio fue, como era de esperar, un predictor de pensamiento suicida. Cuando el sueño era perturbador o una grave pesadilla, las creencias disfuncionales y la gravedad de actitud se incluyeron en el modelo estadístico, y el insomnio per se ya no estaba relacionado con el pensamiento suicida.



“Resulta que el insomnio puede conducir a un tipo muy específico de la desesperación y la desesperanza por sí mismo, por lo que es un poderoso predictor de suicidio”, afirmó McCall. Según los autores, el estudio sugiere que las pesadillas y las creencias y actitudes disfuncionales sobre el sueño pueden representar nuevas dianas para la prevención del suicidio.




http://www.psiquiatria.com/noticias/trastornos_del_sueno/comorbilidad521/58768/

sábado, 25 de agosto de 2018

Chesterton salvado de un suicidio espiritual



Testimonio de Gilbert K. Chesterton, gran escritor del Siglo XX.

El niño Chesterton llegó hasta donde una mente despierta puede examinar a fondo el mundo, con un estado de ánimo siempre alegre. No tenía un solo enemigo y poseía duplicada, como mínimo, la capacidad para disfrutar de las cosas. Desde pequeño tuvo un sentido del humor enormemente desarrollado, igual que el concepto de belleza y de veneración.
En 1892, el fin del colegio y el ingreso en la Universidad dispersó a los amigos. La pérdida fue para Chesterton muy profunda. En su Autobiografía describe esta nueva época como "llena de dudas, morbos y tentaciones que han dejado en mi mente, para siempre, la certeza de la solidez objetiva del pecado". También dirá que "el ambiente de mi juventud no era sólo el ateísmo, sino la ortodoxia atea, y esa postura gozaba de prestigio". En Ortodoxia reconoce que: “A la edad de doce años era yo un poco pagano, y a los dieciocho era un completo agnóstico, cada vez más hundido en un suicidio espiritual”.

En el University College de Londres estudia arte, literatura inglesa, francés y latín. Allí se dedicó, entre otras cosas, al espiritismo, hasta llegar a "un estado de melancolía enfermiza y ociosa".
Lo que yo llamo mi temporada de locura coincidió con un período de ir a la deriva y no hacer nada. Una época en la que alcancé la condición interior de anarquía moral, sumiéndome cada vez más en un suicidio espiritual. Supongo que mi caso era bastante corriente. Sin embargo, el hecho es que ahondé lo suficiente para encontrarme con el demonio, incluso para reconocerle de manera oscura.

Años más tarde, cuando Chesterton entabla amistad con el sacerdote John O'Connor y le expone su experiencia del mal, descubre con asombro que "el padre O'Connor había sondeado aquellos abismos mucho más que yo".
Me quedé sorprendido de mi propia sorpresa. Que la Iglesia Católica estuviera más enterada del bien que yo, era fácil de creer. Que estuviera más enterada del mal, me parecía increíble.

El padre O'Connor conocía los horrores del mundo y no se escandalizaba, pues su pertenencia a la Iglesia Católica le hacía depositario de un gran tesoro: la misericordia.

Después de haber permanecido algún tiempo en los abismos del pesimismo contemporáneo, tuve un fuerte impulso interior para rebelarme y desechar semejante pesadilla. Como encontraba poca ayuda en la filosofía y ninguna en la religión, inventé una teoría mística y rudimentaria: que incluso la mera existencia, reducida a sus límites más primarios, era lo suficientemente extraordinaria como para ser estimulante.

Esa teoría personal le hace "seguir unido a los restos de la religión por un tenue hilo de gratitud: daba las gracias a cualquier dios existente". Años más tarde, a propósito del pesimismo existencial que rezumaba la pluma de muchos escritores, escribe:
En mi opinión, la opresión del pueblo es un pecado terrible; pero la depresión del hombre es un pecado todavía peor.

Un día de otoño de 1896, Chesterton vio a Frances Blogg por primera vez y se enamoró de ella. Aquella noche escribió en la soledad de su habitación unos versos "a la mujer que amo", donde explica que Dios creó el mundo y puso en él reyes, pueblos y naciones sólo para que así se lo encontrara Frances. En el mismo cuaderno escribiría poco después que Frances "sería la delicia de un príncipe".

Pero Frances practicaba la religión. Esto era algo extraño para mí y para el mismo ambiente de cultura alborotada en que ella vivía. Para todo ese mundo agnóstico, practicar la religión era algo mucho más complejo que profesarla.
En 1901 Chesterton se casa con Frances y empieza a ser uno de los periodistas más conocidos y polémicos del país. De vacaciones en Yorkshire, los Chesterton conocen al padre O'Connor, un sacerdote que les sorprende con su inteligencia y simpatía. Pero Chesterton reconoce que: “Si me hubieran dicho que diez años más tarde sería yo un misionero mormón en alguna isla de caníbales, no me hubiera sorprendido tanto como la idea de que quince años después yo haría con él mi confesión general y sería recibido en la iglesia que él servía”.

En el padre O'Connor, Chesterton nos dice que encontró un sacerdote, un hombre de mundo, un hombre del otro mundo, un hombre de ciencia y un viejo amigo.

De algunos de sus contemporáneos escribió Chesterton que, al instalarse en el escepticismo y en una divagación sin contornos precisos, se hundían en la indeterminación de los animales errantes y en la inconsciencia del campo: "porque está claro que los árboles no producen dogmas, y que los nabos son muy tolerantes". Alguien le echó entonces en cara la comodidad de juzgar la visión de la vida de los demás sin haber expuesto la propia. Así surgió Ortodoxia en 1908, curioso libro de un autor que se confiesa apasionado por la visión cristiana de la vida sin ser cristiano. Ortodoxia sostuvo en la fe o llevó hasta ella a muchos lectores, y rozó el límite de la paradoja porque Chesterton no se convertiría al catolicismo y se bautizaría hasta pasados trece años. Ortodoxia constituye también una pacífica provocación intelectual: “Si alguien me pregunta, desde el punto de vista exclusivamente intelectual, por qué creo en el cristianismo, solo puedo contestarle que creo en él racionalmente, obligado por la evidencia”.

Chesterton repite que su cristianismo es una convicción racional, y que los agnósticos se han equivocado al escoger sus hechos. Además, nos dice que tiene otra razón más profunda para aceptar la verdad cristiana, y es que la enseñanza de la Iglesia es algo vivo, no muerto: algo que nos explica el pasado y nos alumbra el futuro: “Platón os comunicó una verdad, pero Platón ha muerto. Shakespeare os deslumbró con una imagen, pero no lo hará de nuevo. En cambio, figuraos lo que sería vivir con ellos, saber que Platón podría leernos mañana algo inédito, o que Shakespeare podría conmover al mundo con una nueva canción. El que está en contacto con la Iglesia viviente es como el que espera encontrarse con Platón o Shakespeare todos los días, en el almuerzo, con nuevas verdades desconocidas”.

Chesterton supo confirmar en la fe a muchos amigos y conocidos. Un día escribe a la hija de unos amigos: “Mi querida Rhoda: la fe también es un hecho y está relacionada con hechos. Yo sé razonar al menos tan bien como los que te dicen lo contrario, y me extrañaría que quede por ahí alguna duda que yo no haya albergado, examinado y disipado. Yo creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y creo en las otras cosas extraordinarias que decimos en esa oración. Y mi fe es tanto mayor cuanto más contemplo la experiencia humana. Cuando te digo "que Dios te bendiga, mi querida niña", dudo tan poco de Él como de ti”.

En 1910 publica Chesterton La esfera y la cruz, una discusión de dos hombres honrados sobre lo que el autor considera la cuestión más importante del mundo: la verdad del Cristianismo. El mismo año, un artículo de Robert Dell afirmaba que el hombre que se hace católico "deja su responsabilidad en el umbral y cree en los dogmas para librarse de la angustia de pensar". Chesterton responde así:
Euclides, al proponer definiciones absolutas y axiomas inalterables, no libra a los geómetras del esfuerzo de pensar. Al contrario, les proporciona la ardua tarea de pensar con lógica. El dogma de la Iglesia limita el pensamiento de la misma manera que el axioma del Sistema Solar limita la Física: en lugar de detener el pensamiento, le proporciona una base fértil y un estímulo constante.
Poco después, en el Daily News, Chesterton invita a los racionalistas a ser realmente razonables y lógicos: “Yo creo -porque así lo afirman fuentes autorizadas- que el mundo es redondo. Que pueda haber tribus que crean que es triangular u oblongo no altera el hecho de que indudablemente el mundo tiene una forma determinada, y no otra. Por tanto, no digáis que la variedad de religiones os impide creer en una. No sería una postura inteligente”.

1922. Conversión
“En primer lugar quisiera decir que mi conversión al catolicismo fue completamente racional. Cuando la gente me pregunta "¿por qué ha ingresado usted en la Iglesia de Roma?", la primera respuesta es: para desembarazarme de mis pecados. Pues no existe ningún otro sistema religioso que haga realmente desaparecer los pecados de las personas”.
Catorce años antes de su conversión había escrito en el Daily News, en respuesta a cierto articulista: “A su juicio, confesar los pecados es algo morboso. Yo le contestaría que lo morboso es no confesarlos. Lo morboso es ocultar los pecados dejando que le corroan a uno el corazón, que es el estado en que viven felizmente la mayoría de las personas de las sociedades altamente civilizadas”.

Chesterton hubiera estado plenamente de acuerdo con estas palabras de Evelyn Waugh: "Convertirse es como ascender por una chimenea y pasar de un mundo de sombras, donde todo es caricatura ridícula, al verdadero mundo creado por Dios. Comienza entonces una exploración fascinante e ilimitada". Hubiera suscrito estas palabras porque consideraba al Cristianismo como un hecho histórico excepcional, verdaderamente único, sin precedentes, sin semejanza con nada anterior ni posterior. No una teoría, sino un hecho: el hecho de que el misterioso Creador del mundo ha visitado su mundo en persona. El hecho más asombroso que ha conocido el hombre, la historia más extraña jamás contada.

Sé que el catolicismo es demasiado grande para mí, y aún no he explorado todas sus terribles y hermosas verdades. No sé explicar por qué soy católico, pero ahora que lo soy no podría imaginarme de otra manera. Estoy orgulloso de verme atado por dogmas anticuados y esclavizado por credos profundos (como suelen repetir mis amigos periodistas con tanta frecuencia), pues sé muy bien que son los credos heréticos los que han muerto, y que solo el dogma razonable vive lo bastante para que se le llame anticuado”.

Sobre la Iglesia Católica dirá: “No existe ninguna otra institución estable e inteligente que haya meditado sobre el sentido de la vida durante dos mil años. Su experiencia abarca casi todas las experiencias, y en particular casi todos los errores. El resultado es un plano en el que están claramente señalados los callejones sin salida y los caminos equivocados, esos caminos que el mejor testimonio posible ha demostrado que no valen la pena, el testimonio de aquellos que los han recorrido antes (...). Además, la Iglesia defiende dogmáticamente a la humanidad de sus peores enemigos, esos monstruos horribles, devoradores y viejos que son los antiguos errores”.
El párroco de Chesterton recuerda que "la mañana de su Primera Comunión era plenamente consciente de la inmensidad de la Presencia Real, porque el sudor le cubría por completo en el momento en que recibió a Nuestro Señor. Cuando le felicité me dijo: Ha sido la hora más feliz de mi vida". Con anterioridad, Chesterton le había confiado: "Me aterra la tremenda Realidad que se alza sobre el altar. No he crecido con ello y es demasiado abrumador para mí".

Chesterton murió el 14 de junio de 1936. Chesterton concebía el cielo según la expresión terra viventium, de Tomás de Aquino: la tierra de los vivos. También solía decir que la muerte es una broma del Rey bueno, escondida con muchísimo cuidado. Y en dos versos dejó escrito que jamás se ha reído nadie en la vida / como yo me reiré en la muerte. Había envejecido sin aburrirse un solo minuto, y daba gracias por su "protagonismo en este milagro que supone estar vivo y haber recibido la vida del único que puede hacer milagros".

domingo, 19 de agosto de 2018

Edwin S. Shneidman (1918–2009), fue pionero en el campo de la Prevención del Suicidio





En el año 2003 el suicidio se declaró como un problema de salud pública por la World Health Organization (WHO), y por tanto la Organización de las Naciones Unidas (ONU), junto con la Asociación Internacional de Prevención de Suicidio (IASP), declararon al 10 de septiembre como el Día de la prevención del suicidio. Esto fue posible gracias al trabajo y dedicación del doctor Edwin S. Shneidman quien logró obtener la atención pública y política sobre el fenómeno suicida y sus graves consecuencias sociales.

Edwin S. Shneidman (1918–2009), fue pionero en el campo de la Prevención del Suicidio además de un prolífico pensador y escritor de este tema, manteniéndose a la vanguardia en sus estudios y reflexiones durante más de 50 años. Su creatividad, sensibilidad y agudeza de conocimiento hicieron posible crear una nueva disciplina: la Suicidología, término incluso que él mismo acuñó. Pocas personas tienen la magnífica oportunidad de crear una nueva disciplina, darle nombre, forma y trabajar para contribuir a ella de la manera en que él lo hizo; y más aún, para sensibilizar a otros investigadores competentes e incentivarlos a invertir en ella haciéndola crecer y ganarse un lugar importante en las ciencias de lo humano.


El trabajo central de Shneidman, la Suicidología, está basado teóricamente, y de manera primordial en las causas psicológicas y sociológicas del suicidio. Creía que la vida se enriquece con la contemplación de la muerte y el morir; y concibió a la Psicología como la ciencia que debería estar presente en el estudio de estas formas de expresión de la compleja individualidad de la persona, pues consideraba al suicidio, básicamente, como una crisis psicológica. El estudio del suicidio y su propuesta acerca de que éste podría evitarse, se convirtieron en la pasión de su vida.

Las contribuciones principales de Shneidman han sido conceptuales. Acuñó palabras y conceptos como suicidología, autopsia psicológica, posvención, muerte sub–intencionada, dolor psicológico. Su trabajo en el campo del suicidio puede ser subdividido así: Evaluación conceptual y teórica del comportamiento suicida; Notas póstumas (o recados suicidas); Aspectos administrativos y programáticos; Aspecto clínico y de comunidad; Autopsia psicológica y posvención.

El suicidio se manifiesta como un fenómeno innegable y profundamente significativo para todas las sociedades del mundo histórico. Es síntoma claro de la pugna entre las pasiones del hombre, su base biológica y las fuerzas culturales de su entorno. No obstante, aunque el suicidio es un mismo evento en todos los casos (una persona se quita voluntariamente la propia vida por medio de diversos medios), cada sociedad ha mantenido hacia éste consideraciones y acercamientos tan variables como sus peculiares principios culturales, religiosos, morales e ideológicos.

El sociólogo Émile Durkheim1 introdujo el acto suicida dentro del catálogo de los problemas fundamentales de la cultura occidental: consideraba que el suicidio y sus consecuencias en la comunidad rebasaban el mero plano de lo moral y se mostraban como una mezcla de condiciones psicopatológicas y condiciones sociales efectivas, esto es, que el suicidio tenía un trasfondo que se anclaba en la dinámica comunitaria, y sus efectos en la psique individual.

Sin embargo, a pesar de que el hecho suicida era ya un tema científico y su estudio estaba nutriéndose de sus propios presupuestos y conceptos –alejados de los populares o los religiosos–, las metodologías de investigación seguían siendo dispares, inconsistentes y ofrecían múltiples respuestas, muchas veces contrapuestas. En los años 1950 los científicos pensaban que sólo los enfermos mentales se quitaban la vida, es decir, que el suicidio no era un fenómeno que se diera entre las personas que no demostraban claros signos de psicopatología y trastorno mental.

Sin embargo, nuevas teorías y perspectivas de análisis científico dieron cuenta de que el estudio del acto suicida debía incorporar muchos factores que hasta ese momento habían pasado inadvertidos, en aras de entenderlo a cabalidad y, además, poderlo prevenir. Dos fueron las grandes aportaciones a este respecto. En primer lugar, un descreimiento al presupuesto de que únicamente los pacientes psiquiátricos eran susceptibles de atentar contra su propia vida: la tesis a defender era no todo suicida es psicótico, así como no todo psicótico es suicida. Por otro lado, la propuesta de que todo estudio del fenómeno acerca de la auto–aniquilación consciente debía diferenciar, en primera instancia, a los suicidios consumados de aquellos que se hubieran quedado solamente en tentativas suicidas, o lo que es lo mismo, comprender que el estudio del suicidio no debía centrarse solamente en la muerte del sujeto sino también en el momento de su planeación y en los rastros materiales y textuales que éste dejaba.

Esta visión innovadora que nuestra sociedad occidental contemporánea le otorga al suicidio fue uno de los legados del doctor Shneidman.

Continuar leyendo:
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0185-33252010000400008&script=sci_arttext


miércoles, 15 de agosto de 2018

María y la suicida



Se cuenta en el Tesoro del Rosario, que un  caballero casado y muy devoto de la Madre de Dios, habiendo hecho en su palacio un oratorio, pasaba en él mucho tiempo delante de una imagen de la misma Señora, no sólo de día, sino también de noche, quitándoselo del sueño.

Su mujer, que le sentía levantarse a deshora, salir del cuarto y volver tarde entró en sospechas, y con esta inquietud un día se atrevió a preguntarle resueltamente si, fuera de ella, amaba a alguna otrá mujer. 
El respondió, sonriéndose, que amaba a una Señora, la más amable del mundo, a quien había dado todo su corazón, y que primero moriría que dejar de quererla. «Tú misma, si la conocieses -añadió-, me estimularías a tenerle más amor aún». 

Entrando su esposa en mayores recelos, para acabar de asegurarse, le volvió a preguntar si cuando salía de la alerta iba acaso a buscarla. El caballero, que no sabía lo que pensaba su mujer, respondió que sí. 

Con esto, persuadida de lo que no era, una noche, luego que se vio sola, tomó un cuchillo, y, desesperada, se degolló. Cuando el caballero volvió, después de sus devociones, notó que la cama estaba muy humedecida. Llamó a su mujer, y no respondió; la movió pero no reaccionó. 

Buscó una luz, y vio el lecho bañado en sangre y muerta a la infeliz, con la cuchilla en la garganta. Entonces conoció que los celos la habían arrebatado a cometer aquella maldad. Echó la llave, volvió a la capilla, y, postrado delante de la Virgen Santísima, comenzó allorar amargamente y a decir: «Madre mía, ya veis en qué aflicción tan grande me veo. Si ahora Vos no me consoláis, ¿a quién he de acudir? Por mi devoción he tenido este infortunio de ver a mi mujer muerta y condenada. ¡Vos, Señora, podéis remediarlo: hacedlo por vuestra bondad!»
¡Oh, y cuan cierto es que todo el que acude a esta Madre de misericordia halla el consuelo y remedio que desea! Al acabar la súplica, oye la voz de una criada, diciéndole que le estaba llamando la señora. Apenas, de alegría, lo podía creer, y le mandó que se enterase bien si era cierto.  Ella volvió asegurándolo, y que viniese pronto, pues la señora le esperaba. Fue corriendo, abrió la puerta y halló viva y sana a su mujer, la cual, llorando se le echó a los pies y pidiéndole mil perdones le dijo: «¡Ah esposo mío! Por tus ruegos me ha librado del infierno la Madre de Dios.» 

Empezó él también a llorar, y fueron juntos a la capilla a dar a la Virgen las gracias. 

Un día hubo convite, al que asistieron todos los parientes, en cuya presencia le mandó el marido que contase lo que había pasado. 
Ella lo hizo, mostrando la cicatriz que había quedado en el cuello para testimonio de la verdad, y a vista de tan gran prodigio, todos sintieron en sus corazones nuevos deseos y estímulos al amor y devoción para con la Sacratísima Virgen


Fuente: http://religionlavozlibre.blogspot.com.es/2014/01/la-virgen-maria-resucita-una-suicida.html

jueves, 9 de agosto de 2018

Si estás preocupado por alguien que da signos de conducta suicida... háblado con él



Si has identificado los signos del suicidio en una persona allegada, puede que estés dudando sobre si será buena idea decir algo. ¿Qué tal si te equivocas? ¿Qué tal si la persona se molesta contigo? En tales situaciones, es normal sentirse incómodo o preocupado. Pero si una persona habla sobre suicidio o muestra otros signos necesita ayuda inmediata, mientras más pronto mejor.

Hablar con una persona sobre suicidio.

Hablar con un amigo o un miembro de tu familia sobre ideas y sentimientos suicidas puede ser extremadamente difícil.  Si no estás seguro si alguien está en una situación suicida, la mejor forma de averiguarlo es preguntando.  No puedes incitar a una persona al suicidio mostrando tu preocupación. De hecho, dándole la oportunidad a la persona de expresarse libremente, sus pensamientos y sentimientos, puede proveer un alivio a su sensación de soledad y sus sentimientos negativos reprimidos, lo cual puede prevenir un intento de suicidio.

Algunas maneras de comenzar una conversación sobre suicidio:
.-Tengo una sensación de preocupación por ti últimamente.
.- Últimamente, he notado algunos cambios en ti y me pregunto cómo te está yendo.
.-Me interesa  preguntarte algunas cosas porque no he visto que seas tú mismo los últimos días.

Preguntas que puedes hacer:
.- ¿Cuando comenzaste a sentirte así?
.- ¿Sucedió algo para que comenzaras a sentirte de esta manera?
.- ¿Cuál es la mejor manera de apoyarte en este momento?
.-  ¿Has pensado en solicitar ayuda?

Qué puedes decir que sea de ayuda:
.- No estás sólo en esto, estoy aquí contigo.
.- Puede ser que no lo creas ahora, pero la manera en la que te sientes va a cambiar.
.- Puede que no comprenda exactamente cómo te estás sintiendo, pero me preocupo por ti y quiero ayudarte.
.- Cuando quieras darte por vencido y rendirte, dite a ti mismo que aguantarás  un día más, una hora, o minuto, cualquier cosa que puedas manejar.

FUENTE:  /http://piensasolucionesenpsicologia.wordpress.com/2012/02/21/prevencion-del-suicidio-si-estas-preocupado-dilo/


domingo, 5 de agosto de 2018

Este es el abrazo que le pediste a Dios



Testimonio de yahvista (09/11/04).

Quisiera contarles algo personal. Hubo una noche muy oscura de mi vida, antes de ser verdadero creyente (aunque crecí en una casa de pastores evangélicos) mi vida era un verdadero desastre (fui abusado sexualmente por 4 hombres a mis 15 años, entre muchas otras cosas).
Llegué a pensar que mi vida no tenía sentido, sobre todo porque en los últimos 22 días mis únicos 5 amigos se habían suicidado. Entonces decidí hacer lo mismo. Estuve unas cuantas horas llorando y reclamándole a Dios (fui irrespetuoso con Dios, pero Él me escuchaba). Le dije que si esa era la vida que el había planeado para mi, que se la devolvía. No la deseaba.

Esa noche le hice una sola petición a Dios. Yo oré "Dios, no te pido que limpies mis venas de todo el pecado y adicción que hay en ellas, no te pido que resucites a mis amigos, no te pido que soluciones mis relaciones familiares, ni que traigas ahora mismo comida a mi estómago hambriento de 3 días; lo que deseo es que me des un abrazo!!!" y continué "Qué clase de Dios eres, que solo puede hacer milagros grandes??? qué clase de Dios eres, que puedes abrir los mares y derribar murallas, pero no me das un abrazo???? Si no me abrazas, hoy me quito la vida"

Y no me abrazó… Entonces intenté y por muy poco lo consigo (prometo que contaría el proceso pero seria muy largo) pero Dios lo impidió (como podrán comprobarlo). Me deprimí aun mas, imagínense, hasta suicidarme me salía mal (jajajajaj) era un verdadero perdedor!!!

Durante años, seguí sufriendo muchísimo; la depresión no me daba tregua. Sé lo que es amanecer empapado de sudor, lagrimas y dolor. Hasta que un día, una novia cristiana que tenía (eso era lo único que no me gustaba de ella jajaja), me invitó a un culto juvenil. Me excusé, pero ella me convenció con la promesa de acompañarme a una fiesta después del culto.
Estando en el culto, el pastor hizo un llamado general; ella me volteó a ver, yo renegué; pero esa carita que saben hacer las mujeres me convenció.
Pasé al frente sin creer en aquello, odié todo en ese lugar, y me juré que si el pastor me tocaba, le iba a dar un puñetazo.

En un momento, sentí cómo algo me envolvía: eran los brazos del pastor. El no oró por mi, solo se me acercó al oído y me dijo: "este es el abrazo que le pediste a Dios, ¿Te acuerdas?"

Yo pensé: "¿Quién le fue con el chisme?" Pero era imposible, porque esa petición la había hecho hacía años y en un rincón de España. Y ese día, en un rincón de Costa Rica, un desconocido me dice que Dios sí se acordó de mi abrazo!!!!

Ese día dios cambió mi vida, para siempre.

http://www.yeshuanet.com/foro-cristiano/archive/index.php/t-500.html