viernes, 23 de noviembre de 2018

Diez cosas que los padres pueden hacer para prevenir el suicidio




A medida que los niños se convierten en adolescentes, es más difícil para los padres saber cómo se sienten y qué están pensando. ¿Cuándo los cambios de temperamento se convierten en algo en algo de preocupación?

Es importante saber qué factores pueden poner al adolescente en riesgo del suicidio. Invierta algo de su tiempo en leer estas 10 formas de ayudar a prevenir que una tragedia ocurra. Entre más sepa, estará mejor preparado para entender qué puede poner en riesgo a su niño.

1. No permita que la depresión o la ansiedad de un adolescente aumente sin control.
Tal vez su hijo simplemente esté teniendo un mal día, pero podría ser algo más si dura más de una par de semanas.

Realidad: Nueve de cada diez adolescentes que se quitan la vida habían sido previamente diagnosticados con un trastorno psiquiátrico, más de la mitad de ellos con un trastorno del estado de ánimo como la depresión o la ansiedad.

Las personas deprimidas suelen aislarse, cuando en secreto están llorando para que se les rescate. Muchas veces sienten demasiada vergüenza para comunicar su tristeza a otros, incluidos a mamá y papá. Los hombres en particular pueden intentar ocultar sus emociones debido a la creencia errónea de que exhibir vulnerabilidad es una muestra de debilidad.

No esperemos a que los jóvenes vengan a nosotros con sus problemas. Toque a su puerta, siéntese en la cama y dígale, “Te noto triste. ¿Hay algo de lo que te gustaría hablar? Tal vez te puedo ayudar”.

2. Escuche a su hijo adolescente, incluso cuando no está hablando.
No todos, pero la mayoría de los menores que están pensando en el suicidio (a lo que se le llama ideación suicida) transmiten su estado mental atormentado por medio de conductas conflictivas. Los estudios han descubierto que un rasgo común de las familias destrozadas por el suicidio de un hijo o una hija es la mala comunicación entre los padres y el hijo. Sin embargo, existen por lo general tres o más factores o circunstancias que están presentes al mismo tiempo en la vida del niño cuando él o ella están pensando en quitarse la vida.

Estas incluyen, pero no se limitan a las siguientes:

Pérdida mayor (por ejemplo, rompimiento de una relación o muerte)
Abuso de sustancias
Presión social o parte de pares
Acceso a las armas de fuego
Humillación pública
Una enfermedad crónica
Agresividad o falta de reflexividad
Historial de suicidio en la familia
Si su instinto le dice que un adolescente podría ser un peligro para sí mismo, preste atención a sus instintos y no permita que se quede solo. En este caso, es mejor exagerar que restarle importancia. Lea: Como comunicarse con su adolescente.

3. Nunca ignore las amenazas de suicido como un melodrama típico de los adolescentes.
Cualquier declaración escrita o verbal que diga "Me quiero morir" o "Ya no me importa nada" debe considerarse con seriedad. Con frecuencia, los menores que intentan suicidarse les dijeron a sus padres en repetidas ocasiones que pretendían matarse. La mayoría de la investigación sustenta que las personas que amenazan abiertamente con el suicidio, en realidad no intentan hacerlo y que la amenaza es sólo un llamado desesperado pidiendo ayuda. Aunque esto es cierto en muchos casos, ¿qué padre o madre se arriesgaría a equivocarse?

Cualquiera de estas otras llamada de auxilio requieren de su atención y acción inmediata y de pedir ayuda a un profesional lo más pronto posible:
“Nada me importa”.
“Me pregunto cuántas personas vendrían a mi funeral”.
“A veces quisiera solo dormirme y no volver a despertar”.
“Todos estarían mejor sin mí".
“No tendrás que preocuparte por mí por mucho tiempo”.
Cuando un adolescente empieza a hacer comentarios poco disimulados como esos o directamente admite que está pensando en suicidarse, intente no sobresaltarse (“¡¿Qué, estás loco?!”) ni menospreciar (“¡Qué cosa más ridícula dices!”). Sobre todo, no le diga, “¡No lo dices en serio!”; aunque es probable que usted esté en lo correcto. Esté dispuesto a escuchar sin juzgar a lo que realmente está diciendo, que es: “Necesito tu amor y atención porque siento muchísimo dolor y no puedo con esto yo solo”.

Ver a un hijo tan perturbado podría romperle el corazón a cualquier padre. Sin embargo, el enfoque inmediato debe ser consolarlo; después podrá expresar lo que usted siente. En voz calmada puede decir, “Entiendo. Realmente has de sentir mucho dolor por dentro".

4. Busque ayuda profesional de inmediato.
Si la conducta de su hijo adolescente le tiene preocupado, no espere a comunicarse con el pediatra. Contacte a un proveedor de salud mental en su localidad que trabaje con niños para que le haga una evaluación a su niño lo más pronto posible para que su hijo o hija puedan empezar a recibir terapia o asesoramiento si no corren el riesgo de hacerse daño a sí mismos. Sin embargo, llame a la línea telefónica de ayuda o grupo de apoyo en su comunidad o vaya a la sala de urgencias si usted cree que su niño está considerando seriamente el suicidio o puede hacerse daño a sí mismo. 

5. Comparta sus sentimientos.
Hágale saber a su hijo que no está solo y que todos nos sentimos tristes o deprimidos a veces, incluso las mamás y los papás. Sin minimizar su angustia, reconfórtelo diciéndole que esos malos momentos no durarán para siempre. Dígale que las cosas realmente van a mejorar y que usted puede ayudarle durante la terapia y otros tratamientos para que las cosas mejoren para él o ella.

6. Anímelo para que no se aísle de la familia y los amigos.
La mayoría de veces es mejor estar con otras personas que estar solo. Pero no lo obligue si dice que no.

7. Recomiende el ejercicio.
La actividad física tan simple como caminar o tan vigorosa como levantar pesas, puede aminorar la depresión leve a moderada.

Existen varias teorías que explican por qué:
Hacer ejercicio hace que una glándula del cerebro libere endorfinas, una sustancia que se cree que mejora el estado de ánimo y reduce el dolor. Las endorfinas también reducen la cantidad de cortisol en la circulación. El cortisol que es una hormona que se ha vinculado con la depresión.
El ejercicio distrae a las personas de sus problemas y les hace sentir mejor de sí mismos.
Los expertos recomiendan ejercitarse de treinta a cuarenta minutos al día, de dos a cinco días a la semana.
Cualquier forma de ejercicio funciona; lo que es importante es que los jóvenes disfruten la actividad y lo hagan de forma constante.

8. Anime a su hijo para que no se exija demasiado por ahora.
Hasta que la terapia comience a hacer efecto, es probable que no sea momento para asumir responsabilidades que podrían resultar abrumadoras. Sugiera que divida las tareas grandes en tareas más pequeñas y manejables siempre que sea posible y que participe en sus actividades que disfrute y que le causen menos estrés. El objetivo es volver a fomentar la confianza y la autoestima.

9. Recuérdele a un adolescente que esté bajo tratamiento que no espere resultados inmediatos.
La terapia conversacional o los medicamentos suelen tomar tiempo para mejorar el estado de ánimo, por lo que no debe sentirse desilusionado ni culparse si no se siente mejor de inmediato.

10. Si usted tiene armas de fuego en el hogar, guárdelas en un lugar seguro o cámbielas a otro lugar hasta que la crisis pase.
Realidad: Suicido con armas de fuego entre los jóvenes estadounidense alcanzó su mayor cifra en 12 años en el 2013, en los cuales la mayoría de las muertes involucraban un arma de fuego que pertenecía a un miembro de la familia, de acuerdo con un informe del Centro Brady para Prevenir Violencia con Armas de Fuego. Cualquiera de estas muertes podría haber sido evitadas si el arma de fuego no estuviera disponible.
Si sospecha que su hijo o hija es suicida, sería una buena medida mantener el alcohol y los medicamentos bajo llave; incluso las medicinas de venta libre.




NOTA IMPORTANTE:
BUSQUE LA AYUDA DE DIOS.
¡NUNCA FALLA!


sábado, 10 de noviembre de 2018

Cristo dijo:



Cristo dijo

No quiero que mi alma
Sea un árbol abandonado
en el perfil andino de la noche
esperando en la oscuridad
ese amor que nunca tuve
por eso gritare una y otra vez 
en los desvelos de los que están naciendo
¡Que la bondad existe!
después  me levantare en silencio
con los brazos abiertos
como una cruz entre los pueblos.

Gregorio Polany - Mario Latorre

Imagen de internet.

sábado, 29 de septiembre de 2018

Suicidio y psicopatología asociada a la imagen corporal


Autor-es: Iris Luna Montaño.. Psiquiatra UPB Especialista en salud mental y fármacodependencia. Universidad Católica de Colombia.







“Lo que ves en el espejo no te gusta/tus labios no te gustan, es grande tu nariz/ El espejo son los otros que te miran / habitas el espejo y él decide por ti// Lo que muestras no eres tú , ni lo que eres/Nos muestras lo que piensas que otro espera de ti/Y no das nunca la talla que te piden/Y el espejo se rompe y te vuelve a pedir/ Y al fin lo que ves ya no dice de ti/ te buscas y no llegas y no sabes al fin si eres tu la que ves/Te miras y no encuentras. Lo que ves en el espejo es lo que piensas que quieren los que miran, los que esperan de ti; y te miras al espejo y no te encuentras/ El espejo es esa cárcel que te vuelve infeliz”



Pedro Guerra.

Letra de la canción: CUERPO (HIJAS DE EVA) (1)





El comportamiento suicida es frecuente en los pacientes que padecen de trastornos de la conducta alimentaria y el trastorno dismórfico corporal. En la valoración y tratamiento de estas patologías es imperioso conocer las estadísticas actuales, identificar los factores de riesgo para intentos suicidas, buscando establecer medidas de prevención e intervención eficaces y oportunas. En este trabajo hago una revisión general acerca del suicidio, como también sobre la psicopatología asociada a las distorsiones de la imagen corporal y el riesgo suicida presente en dichos trastornos. La personas con trastorno dismórfico corporal son 45% mas susceptibles a cometer suicidio que la población general. Quienes sufren de TDC presentan una distorsión severa de la imagen corporal y piensan obsesivamente en su apariencia física, durante muchas horas al día. Este trastorno a menudo lleva a auto desprecio y aislamiento social marcado.



En la Anorexia nervosa la mortalidad se sitúa en un 10%; siendo el suicidio la segunda causa más común de muerte después de las complicaciones médicas y metabólicas de dicho trastorno de la conducta alimentaria. Se ha visto que el riesgo de suicidio en la anorexia nervosa es similar al riesgo de suicidio de la depresión mayor y está asociado a la cronicidad y la comorbilidad frecuente con abuso de sustancias, trastornos afectivos, trastornos de ansiedad y trastornos de personalidad del grupo B.


http://www.psiquiatria.com/articulos/psiq_general_y_otras_areas/urgencias_psiq/29111/

martes, 25 de septiembre de 2018

Mi testimonio. De satánico a cristiano (1)




Ofrecemos este mes el testimonio sobrecogedor de Pedro Manuel, alguien que ha vuelto de los infiernos para contarnos su experiencia horrenda y dar Gloria a Dios que lo sacó de allí. Por ser muy largo su testimonio lo publicaremos en varios días. 
Saludos, hermanos en Cristo.
Que la fuerza del Espíritu Santo repose en sus corazones, anhelando el amor eterno de nuestro padre celestial. Que la Paz sea con vosotros.
Mi nombre es Pedro Manuel. Nací en 1986 en Republica Dominicana, Santo Domingo. Hijo de Pedro Manuel y de Damaris Pérez (madre biológica); nieto de Dora (madre de crianza) quien se ha encargado de mi cuidado durante mi infancia y adolescencia.
Desde muy pequeño, la suerte no me tocó al no conocer verdaderamente mi madre y mis hermanos. Sin conciencia desarrollada y en plena inocencia de mi infancia, nunca reconocí el extraño abandono de mi madre pero en el fondo de mi corazón la perdono pues reconozco que no sabia lo que hacia. A pesar de no conocer el verdadero amor de mi madre y hermanos, crecí en un ambiente muy recto, donde se me golpeaba mucho, no me mostraban afecto maternal ni paternal como era debido. Como niño los años pasaban y como todo buen niñito cometí travesuras, disfruté la edad de oro de la infancia, hasta los comienzos de mi vida educativa.
El primer día de escuela fue normal, me tomé tiempo para adaptarme, conocí amigos, cometí travesuras, disfrute de una pre-adolescencia muy sana. Conocí un poco de Cristo pero siendo pequeño y con la conciencia dormida era muy distraído, y estaba siempre absorto en mi gran mundo de juegos y alegrías en vez de tomarme más tiempo para Dios y Cristo.
Ya saliendo de mi pre-adolescencia y entrando a la adolescencia-pubertad, todo normal, llegué a cometer travesuras de adolescentes y hacer cosas de adolescentes. Entrando a mis estudios secundarios conocí amigos, pero algo me sucedió en esta etapa de mi vida; me fui olvidando de Cristo y de Dios. Estaba sumergido en problemas familiares y más preocupado en buscar mi independencia que de tomar los caminos de Cristo. En mi búsqueda de independencia, durante mi adolescencia, cometí pecados como la ira, la lujuria, la gula, la herejía, la incredulidad. El engaño, el desprecio y la envidia a los demás se apoderaron de mí. Eso me fue empeorando como persona y alejándome de todos mis compañeros en la educación secundaria.
Durante mi camino hacia la independencia conocí una música tocada por las fuerzas de las tinieblas y Satanás a través de los principales medios tecnológicos (Radio, TV., Internet). Esa música se había convertido en un nuevo refugio para alejarme de las malas situaciones que me atormentaban, como una nueva forma de vida que cada vez mas me iba hundiendo en un agujero oscuro, mientras en mi pequeña mente yo me sentía muy poderoso e invencible.

Continuara...

domingo, 23 de septiembre de 2018

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Contra el suicidio, café... y mejor en compañía



El consumo de café puede reducir la depresión y el riesgo de suicidio, además de aliviar el estrés, efectos generalmente atribuidos a la cafeína del café. Pero aunque se han identificado unos 900 compuestos que se desprenden del grano, este es el primer estudio en evaluar sus posibles efectos.



Los hallazgos provienen de un equipo dirigido por Han-Seok Seo de la Universidad nacional de Seúl en Corea del Sur, y han sido publicados en la revista “Journal of Agricultural and Food Chemistry”.



El experimento se realizó con ratas de laboratorio, algunas de las cuales estaban estresadas por falta de sueño. Los investigadores realizaron detallados estudios genéticos que mostraban que la actividad de once genes aumentaba y la actividad de dos genes disminuía en las ratas que olían café, en comparación con las que no lo hacían. De hecho, el aroma del café ayudó a aliviar el estrés de los roedores privados de sueño.



Cuando las ratas inhalaban el aroma de café tostado, se activaba una variedad de genes, incluso algunos que producen proteínas que tienen una actividad antioxidante saludable, informaron los investigadores.



El experimento ofrece "por primera vez pistas sobre las actividades potenciales oxidantes o de relajación del estrés del aroma de los granos de café", escribieron los investigadores.



Y añadieron que "estos resultados explican indirectamente por qué tanta gente usa el café para mantenerse despierta toda la noche, aunque los compuestos volátiles de los granos de café no son del todo idénticos a los de los extractos de café. En otras palabras, el estrés causado por la pérdida de sueño mediante la cafeína podría aliviarse al oler el aroma del café".




http://www.psiquiatria.com/noticias/ansiedad/estres/prevencion847/37404/

sábado, 15 de septiembre de 2018

Hubo cinco suicidios en mi familia






Testimonio de Stefan


¡Alabado sea el Señor!
En Siegendorf recibí una sanación interna que me dio una nueva perspectiva de futuro. Hubo cinco suicidios en mi familia, por el lado de mi madre y por el de mi padre, y dos de mis hermanos también cometieron suicidio. ¡A la edad de sólo 30 años tuve que asistir a 3 funerales por suicidio! En el último suicidio de mi padrino de confirmación en junio de 2002 sentí como si el suelo se levantase sobre mis pies y no había allí nadie para ayudarme a excepción, esto es lo que pienso ahora, de la última mota de fe en mí. Yo no podía ir a un psico-doctor pues no creía en ellos. De una amiga recibí la información de que un psicoanalista podría escindir el árbol familiar sólo conmigo. Pensó que tendría que ser alguien que valiese la pena. La pregunta fue, ¿quién?. Gracias a Dios y Aleluya, trabajo en el Hospital de Santa María en Vorau. Allí las hermanas Christina y Maria-Johanna me animaron para que fuese a un retiro del P. James. El P. James era capaz de romper la maldición de mi familia.

Fui al retiro una semana después del último funeral por suicidio con muchos pensamientos entremezclados. (El lado bueno y el malo en mí estaban luchando una increíble guerra en mí ¡pero ya durante esta pelea la insondable gracia de Dios fue ganando!). Con la ayuda del Espíritu Santo fui a confesarme con el P. James aunque tenía muchas dudas a causa de mi pobre inglés. Pero fui arrastrada hacia el P. James. Desde entonces él es un apóstol para mí y para nosotros en estos tiempos de oscuridad. Alabo y agradezco al Señor por las gracias que nos concede a través del P. James. Durante esta confesión con el Apóstol P. James experimenté la fuerza de la imposición de sus manos sobre mí, lo cual no puedo describir con palabras.
Después me compadecí del P. James pues estoy seguro que los grandes pecados que cometí y que no confesé en los últimos 16 años le causaron un gran dolor interior y por tanto esta gracia de Jesús era tan ilimitada y liberadora para mí, que al dejar la sala de confesiones era una persona convertida. Durante la oración por la sanación experimenté más gracias del Señor, cuando escuché: "Stefan, Dios ha permitido que una luz caiga sobre tus ojos!", que fue seguido de testimonios increíbles (visiones, sucedidos durante la oración etc.). Dios me dio una vista interna mediante el Espíritu Santo.
El día que volví del retiro a mi casa, les pedí a mis padres perdón por todos los resentimientos, acusaciones, malas acciones, etc., algo que nunca había sido capaz de decir antes. ¡Las enseñanzas de la gente a mi alrededor me animaron en mi nueva vida!, la vida en la Santísima Trinidad. El testimonio más hermoso que me dio el Espíritu Santo ocurrió el día de trabajo siguiente. La última hermana que había sido llamada (a la vida religiosa), la hermana Klara-Maria en el hospital de Santa María en Vorau, después de escuchar que me había convertido, cogió un versículo de la Biblia de una bolsita -"bolsa de la Palabra de Dios"- de la cual se escogen versículos para el día. Sin conocer mi testimonio de sanación, escogió el salmo 18:29 en el que se lee: "efectivamente Tú, oh Señor, le diste luz a mi lámpara; Oh mi Dios, Tú das brillo a la oscuridad sobre mí.". Escribió este versículo con letras preciosas sobre su propia Biblia "de conversión" y me lo dio. ¡Rompí en lágrimas y alabé a Dios Todopoderoso!.
Mi novia Petra no podía enfrentarse a mi nueva vida así que, sin presión, y por su propia cuenta, decidió asistir al retiro "Fest für Jesus". En Graz ella también experimentó la gran gracia del Espíritu Santo y puede continuar su vida, a través, con y en Jesús. Podría escribir llenando muchas más páginas pero me detendré ahora.
¡Alabado sea el Señor!

http://www.jmanjackal.net/esp/esptest.htm



domingo, 9 de septiembre de 2018

Quien intenta un suicidio siempre querría vivir de otra manera


Carmen Tejedor, psiquiatra especializada en suicidología en el Hospital Sant Pau de Barcelona forma parte de un proyecto pionero en España de prevención de conductas suicidas, en el que además del citado Hospital participa el Centro de Psicoterapia de Barcelona, con el soporte de la Conselleria de Salut Mental de la Generalitat.



El intento de suicidio es algo que empieza a ser común entre los adolescentes. Se considera que por cada joven que comete suicidio, trescientos lo han podido intentar. La OMS calcula que el 90% de los casos de suicidio están asociados a desórdenes mentales como depresión, esquizofrenia y alcoholismo.



Cuestionado sobre qué intenta un suicida, Tejedor señala que hacerse daño, con mayor o menor intención de matarse. Poner en juego la vida para que cambie su vida, eso que se ha llamado "el grito de ayuda". Quien intenta un suicidio siempre querría vivir de otra manera. El que lo tiene muy claro, ya no hace un intento: lo suele conseguir, excepto esos que sobreviven de milagro tras lanzarse al vacío porque abajo había un toldo que los frenó.



Sobre el motivo más recurrente que tienen quienes intentan un suicidio, esta especialista apunta el amor. El primer y principal motivo siempre es la ruptura de una relación amorosa. Nos seguimos suicidando por amor. En todas las edades. Aunque en el caso de los adolescentes, aún más. La escasez económica ocupa el cuarto o quinto lugar entre los motivos para intentar suicidarse. Antes están, además del tema amoroso, la familia, los límites que ponemos, los hijos. Y la enfermedad mental, que conlleva un gran riesgo de suicidio.



Por último Tejedor indica que existe la creencia de que hablar del suicidio aumenta el riesgo. Se cree que es contagioso, porque un 90% de la conducta humana se aprende por imitación. Yo pienso que el suicidio se evita hablando de él. ¿Sabe qué es lo que más preocupa a quien ha intentado matarse y se lo han llevado en ambulancia de casa?: Volver a casa. Un vecino con tendencia suicida es mucho más censurado en el barrio que un borracho.



 

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Testimonio de Edith Stein, Santa Benedicta de la Cruz




Testimonio de Edith Stein, Santa Benedicta de la Cruz.

S.S. Juan Pablo II ha canonizado el 11 de octubre de 1998 a la que desde hace unos años era la Beata Edith Stein. Edith no nació católica, sino judía, en Breslau -entonces ciudad alemana, y hoy polaca con el nombre de Wroclaw-, en 1891. Era la menor de una familia numerosa, y perdió repentinamente a su padre apenas dos años después. Su madre se hizo cargo con fortaleza del negocio familiar de maderas y de la educación de sus hijos.

Su madre infundió un elevado código ético a sus hijos: Edith aprendió algunas virtudes que nunca perdería: sinceridad, espíritu de trabajo de sacrificio, lealtad... Pero, aunque se educó en un ambiente claramente judío, la fe era más bien superficial. A los diez años supo de la muerte de un tío muy querido, y acabó enterándose de la causa: suicidio, tras la quiebra de su negocio. Acudió al funeral. "El rabino inició la oración fúnebre. Yo ya había escuchado otras oraciones fúnebres. Eran un resumen de la vida del muerto, en que se realza todo lo bueno que había hecho durante la vida, removiendo el dolor de los familiares y sin que por ello se recibiese ningún consuelo. Por fin, con solemne y engolada voz, dijo el rabino: «si el cuerpo se convierte en polvo, el espíritu vuelve a Dios, que es quien se lo dio». Pero, detrás de todo esto, no había una fe en la pervivencia personal y en un volver a encontrarse tras la muerte.

Tuve una impresión totalmente distinta cuando al cabo de muchos años participé en un culto funerario católico, por primera vez. Se trataba del entierro de un sabio famoso. Pero nada se dijo en la oración fúnebre de sus méritos, ni del apellido que había llevado en el mundo. Solamente se encomendaba a la Misericordia de Dios su pobre alma mediante el nombre de pila. Ciertamente, ¡qué consoladoras y serenantes eran las palabras de la liturgia que acompañaban a los muertos a la eternidad!". Edith supo de bastantes más suicidios: sucedían cuando se derrumbaban las esperanzas terrenas de quienes hasta entonces parecían llenos de amor a la vida.
Las virtudes aprendidas en casa, junto a una profunda y despierta inteligencia, hicieron progresar a Edith en el mundo académico, a pesar de los prejuicios contra las mujeres y los judíos de aquella Alemania rígida. Destacó en el colegio, y fue a Göttingen a estudiar filosofía. Allí conoció a Husserl, y, junto con muchos otros, quedó deslumbrada por la nueva fenomenología. "Las Investigaciones lógicas (de Husserl) habían impresionado, sobre todo porque eran un abandono radical del idealismo crítico kantiano y del idealismo de cuño neokantiano. Se consideraba la obra como una «nueva escolástica». (...) Todos los jóvenes fenomenólogos eran unos decididos realistas". Edith, en filosofía, buscaba la verdad. Pero, a la vez, un intenso trabajo la absorbía, y no dejaba tiempo para la consideración de otras cosas; de hecho, no tenía fe.
Dios preparaba su cabeza, pero también otros aspectos que permitirían descubrirle; entre otros, el contacto con el dolor. En 1914 apareció de improviso la guerra. Muchos de los amigos de Edith fueron al frente. Ella no podía quedarse sin hacer nada, y se apuntó como enfermera voluntaria. La enviaron a un hospital austriaco. Atendió soldados con tifus, con heridas, y otras dolencias. El contacto con la muerte le impresionó. Tras ver morir a uno de los primeros, "cuando ordené las pocas cosas que tenía el muerto reparé en una notita que había en su agenda. Era una oración para pedir que se le conservase la vida. Esta oración se la había dado su esposa. Esto me partió el alma. Comprendí, justo en ese momento, lo que humanamente significaba aquella muerte. Pero yo no podía quedarme allí". Tras los trámites pertinentes, se volvió a refugiar en la incesante actividad. Edith recibió la Medalla al Valor por su trabajo en el hospital.
Tras dejar el hospital, siguió a Husserl a Friburgo, y trabajó como su asistente. Ordenó y recopiló los trabajos del maestro, pero, sin un futuro claro en ese puesto, decidió dejar a Husserl e intentar aspirar a una cátedra universitaria. No lo pudo conseguir por ser mujer, y se tuvo que conformar con la dirección de un colegio privado.
Algunas conversiones de amigos y algunas escenas de fe que pudo ver habían impresionado a Edith. Empezó a leer obras sobre el cristianismo, y el Nuevo Testamento. Un día tomó un libro al azar en casa de unos amigos conversos. Resultó ser la autobiografía -La Vida- de Santa Teresa de Jesús. Le absorbió por completo. Cuando lo acabó, sobrecogida, exclamó: "¡Esto es la verdad!". Inmediatamente, compró un catecismo y un misal. Al poco tiempo se presentó en la parroquia más cercana pidiendo que le bautizaran inmediatamente. Demostró conocer bien la fe, pero había que hacer algunos trámites, y se bautizó el día 1 de enero de 1922, con el nombre de Teresa Edwig.
Lo más duro que le esperaba a la recién conversa era decírselo a su familia. Edith era un orgullo para su madre. Por eso mismo se derrumbó y se echó a llorar cuando su hija se reclinó en su regazo y le dijo: "Madre, soy católica". Edith la consoló como pudo, e incluso le acompañaba a la sinagoga. Su madre no se repuso del golpe -lo consideraba una traición-, aunque no tuvo más remedio que admitir, viendo a su hija, que "todavía no he visto rezar a nadie como a Edith".
Todavía les resultó más costoso aceptar la decisión de Edith de hacerse carmelita descalza. Era una decisión meditada durante años, que se hizo realidad en 1934. Emite sus votos en abril de 1935, en Colonia. Se convirtió en Sor Benedicta de la Cruz.
Mientras todo esto sucede, el ambiente en Alemania se va haciendo progresivamente hostil contra los hebreos, desde la llegada al poder de Hitler en 1933. En 1939 sus hermanas del Carmelo de Colonia deciden que es prudente salga de Alemania, y se traslada al convento de Echt, en Holanda.
En la primavera de 1940 Holanda es ocupada por los nazis. A principios de 1942 se decide en las afueras de Berlín la "solución final": el exterminio programado de los judíos. Unos meses después, la Jerarquía católica holandesa escribe una carta al Comisario del Reich, Seyss-Inquart, protestando contra el trato vejatorio a los judíos; se oyen también protestas en los púlpitos, como la del Obispo de Utrecht. Las SS alemanas reaccionan con represalias, entre ellas la detención de los católicos de origen hebreo. En agosto de 1942 se presentan en el convento de Echt, en busca de Edith Stein y su hermana Rosa, refugiada allí. Al cabo de pocos días, salen de Holanda con destino desconocido. Pocos datos se conocen a partir de este momento, pero todos coinciden en testimoniar la serenidad y entrega ejemplar de Edith.
Por fin, todo se ha cumplido según la voluntad divina: el 9 de agosto de 1942 entrega su alma a Dios mientras se dispone a entrar en la cámara de gas del campo de Auschwitz. Ha hecho cuanto está a su alcance, ha cumplido la voluntad del Padre; ahora todo lo pone en sus manos: la vida pasada y la muerte que le espera. Y se dirigió a la muerte callando, orando, amando, sin juzgar a nadie. El misterio de la Cruz es misterio de amor, y por eso de silencio y de alegría, suceda lo que suceda.


miércoles, 29 de agosto de 2018

Suicidio y falta de sueño




Un nuevo estudio confirma una relación entre el insomnio y pensamientos de suicidio, lo que sugiere que la evaluación específica y tratamiento de problemas de sueño concretos puede reducir el riesgo de suicidio en personas con síntomas depresivos, según las conclusiones de la investigación, publicadas en ‘Journal of Clinical Sleep Medicine‘.



“El insomnio y las pesadillas, que a menudo se confunden y van mano a mano, son factores de riesgo para el suicidio y cómo contribuyen era desconocido hasta ahora” dijo el doctor W. Vaughn McCall, autor principal del estudio y director de la Facultad de Medicina del Departamento de Psiquiatría y Comportamiento de la Salud en la Universidad de Georgia Regents (Estados Unidos).



El estudio utilizado pruebas psicométricas para evaluar objetivamente el estado mental de 50 pacientes con depresión que reciben tratamiento hospitalizado, ambulatorio o en el Servicio de Urgencias. Los participantes tenían entre 20 y 84 años, el 72 por ciento eran mujeres y el 56 por ciento previamente había intentado suicidarse al menos una vez.



Los resultados muestran que los participantes tenían un grado moderado de los síntomas del insomnio, en promedio, utilizando el Índice de Severidad del Insomnio. A pesar de que la desesperanza se relaciona con la ideación suicida, no fue significativamente relacionada con el insomnio, las creencias disfuncionales o las pesadillas, pero las tres variables del sueño se correlacionaron con pensamientos suicidas.



Los investigadores detectaron que cuando el insomnio y los pensamientos suicidas eran considerados de forma aislada, el insomnio fue, como era de esperar, un predictor de pensamiento suicida. Cuando el sueño era perturbador o una grave pesadilla, las creencias disfuncionales y la gravedad de actitud se incluyeron en el modelo estadístico, y el insomnio per se ya no estaba relacionado con el pensamiento suicida.



“Resulta que el insomnio puede conducir a un tipo muy específico de la desesperación y la desesperanza por sí mismo, por lo que es un poderoso predictor de suicidio”, afirmó McCall. Según los autores, el estudio sugiere que las pesadillas y las creencias y actitudes disfuncionales sobre el sueño pueden representar nuevas dianas para la prevención del suicidio.




http://www.psiquiatria.com/noticias/trastornos_del_sueno/comorbilidad521/58768/

sábado, 25 de agosto de 2018

Chesterton salvado de un suicidio espiritual



Testimonio de Gilbert K. Chesterton, gran escritor del Siglo XX.

El niño Chesterton llegó hasta donde una mente despierta puede examinar a fondo el mundo, con un estado de ánimo siempre alegre. No tenía un solo enemigo y poseía duplicada, como mínimo, la capacidad para disfrutar de las cosas. Desde pequeño tuvo un sentido del humor enormemente desarrollado, igual que el concepto de belleza y de veneración.
En 1892, el fin del colegio y el ingreso en la Universidad dispersó a los amigos. La pérdida fue para Chesterton muy profunda. En su Autobiografía describe esta nueva época como "llena de dudas, morbos y tentaciones que han dejado en mi mente, para siempre, la certeza de la solidez objetiva del pecado". También dirá que "el ambiente de mi juventud no era sólo el ateísmo, sino la ortodoxia atea, y esa postura gozaba de prestigio". En Ortodoxia reconoce que: “A la edad de doce años era yo un poco pagano, y a los dieciocho era un completo agnóstico, cada vez más hundido en un suicidio espiritual”.

En el University College de Londres estudia arte, literatura inglesa, francés y latín. Allí se dedicó, entre otras cosas, al espiritismo, hasta llegar a "un estado de melancolía enfermiza y ociosa".
Lo que yo llamo mi temporada de locura coincidió con un período de ir a la deriva y no hacer nada. Una época en la que alcancé la condición interior de anarquía moral, sumiéndome cada vez más en un suicidio espiritual. Supongo que mi caso era bastante corriente. Sin embargo, el hecho es que ahondé lo suficiente para encontrarme con el demonio, incluso para reconocerle de manera oscura.

Años más tarde, cuando Chesterton entabla amistad con el sacerdote John O'Connor y le expone su experiencia del mal, descubre con asombro que "el padre O'Connor había sondeado aquellos abismos mucho más que yo".
Me quedé sorprendido de mi propia sorpresa. Que la Iglesia Católica estuviera más enterada del bien que yo, era fácil de creer. Que estuviera más enterada del mal, me parecía increíble.

El padre O'Connor conocía los horrores del mundo y no se escandalizaba, pues su pertenencia a la Iglesia Católica le hacía depositario de un gran tesoro: la misericordia.

Después de haber permanecido algún tiempo en los abismos del pesimismo contemporáneo, tuve un fuerte impulso interior para rebelarme y desechar semejante pesadilla. Como encontraba poca ayuda en la filosofía y ninguna en la religión, inventé una teoría mística y rudimentaria: que incluso la mera existencia, reducida a sus límites más primarios, era lo suficientemente extraordinaria como para ser estimulante.

Esa teoría personal le hace "seguir unido a los restos de la religión por un tenue hilo de gratitud: daba las gracias a cualquier dios existente". Años más tarde, a propósito del pesimismo existencial que rezumaba la pluma de muchos escritores, escribe:
En mi opinión, la opresión del pueblo es un pecado terrible; pero la depresión del hombre es un pecado todavía peor.

Un día de otoño de 1896, Chesterton vio a Frances Blogg por primera vez y se enamoró de ella. Aquella noche escribió en la soledad de su habitación unos versos "a la mujer que amo", donde explica que Dios creó el mundo y puso en él reyes, pueblos y naciones sólo para que así se lo encontrara Frances. En el mismo cuaderno escribiría poco después que Frances "sería la delicia de un príncipe".

Pero Frances practicaba la religión. Esto era algo extraño para mí y para el mismo ambiente de cultura alborotada en que ella vivía. Para todo ese mundo agnóstico, practicar la religión era algo mucho más complejo que profesarla.
En 1901 Chesterton se casa con Frances y empieza a ser uno de los periodistas más conocidos y polémicos del país. De vacaciones en Yorkshire, los Chesterton conocen al padre O'Connor, un sacerdote que les sorprende con su inteligencia y simpatía. Pero Chesterton reconoce que: “Si me hubieran dicho que diez años más tarde sería yo un misionero mormón en alguna isla de caníbales, no me hubiera sorprendido tanto como la idea de que quince años después yo haría con él mi confesión general y sería recibido en la iglesia que él servía”.

En el padre O'Connor, Chesterton nos dice que encontró un sacerdote, un hombre de mundo, un hombre del otro mundo, un hombre de ciencia y un viejo amigo.

De algunos de sus contemporáneos escribió Chesterton que, al instalarse en el escepticismo y en una divagación sin contornos precisos, se hundían en la indeterminación de los animales errantes y en la inconsciencia del campo: "porque está claro que los árboles no producen dogmas, y que los nabos son muy tolerantes". Alguien le echó entonces en cara la comodidad de juzgar la visión de la vida de los demás sin haber expuesto la propia. Así surgió Ortodoxia en 1908, curioso libro de un autor que se confiesa apasionado por la visión cristiana de la vida sin ser cristiano. Ortodoxia sostuvo en la fe o llevó hasta ella a muchos lectores, y rozó el límite de la paradoja porque Chesterton no se convertiría al catolicismo y se bautizaría hasta pasados trece años. Ortodoxia constituye también una pacífica provocación intelectual: “Si alguien me pregunta, desde el punto de vista exclusivamente intelectual, por qué creo en el cristianismo, solo puedo contestarle que creo en él racionalmente, obligado por la evidencia”.

Chesterton repite que su cristianismo es una convicción racional, y que los agnósticos se han equivocado al escoger sus hechos. Además, nos dice que tiene otra razón más profunda para aceptar la verdad cristiana, y es que la enseñanza de la Iglesia es algo vivo, no muerto: algo que nos explica el pasado y nos alumbra el futuro: “Platón os comunicó una verdad, pero Platón ha muerto. Shakespeare os deslumbró con una imagen, pero no lo hará de nuevo. En cambio, figuraos lo que sería vivir con ellos, saber que Platón podría leernos mañana algo inédito, o que Shakespeare podría conmover al mundo con una nueva canción. El que está en contacto con la Iglesia viviente es como el que espera encontrarse con Platón o Shakespeare todos los días, en el almuerzo, con nuevas verdades desconocidas”.

Chesterton supo confirmar en la fe a muchos amigos y conocidos. Un día escribe a la hija de unos amigos: “Mi querida Rhoda: la fe también es un hecho y está relacionada con hechos. Yo sé razonar al menos tan bien como los que te dicen lo contrario, y me extrañaría que quede por ahí alguna duda que yo no haya albergado, examinado y disipado. Yo creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y creo en las otras cosas extraordinarias que decimos en esa oración. Y mi fe es tanto mayor cuanto más contemplo la experiencia humana. Cuando te digo "que Dios te bendiga, mi querida niña", dudo tan poco de Él como de ti”.

En 1910 publica Chesterton La esfera y la cruz, una discusión de dos hombres honrados sobre lo que el autor considera la cuestión más importante del mundo: la verdad del Cristianismo. El mismo año, un artículo de Robert Dell afirmaba que el hombre que se hace católico "deja su responsabilidad en el umbral y cree en los dogmas para librarse de la angustia de pensar". Chesterton responde así:
Euclides, al proponer definiciones absolutas y axiomas inalterables, no libra a los geómetras del esfuerzo de pensar. Al contrario, les proporciona la ardua tarea de pensar con lógica. El dogma de la Iglesia limita el pensamiento de la misma manera que el axioma del Sistema Solar limita la Física: en lugar de detener el pensamiento, le proporciona una base fértil y un estímulo constante.
Poco después, en el Daily News, Chesterton invita a los racionalistas a ser realmente razonables y lógicos: “Yo creo -porque así lo afirman fuentes autorizadas- que el mundo es redondo. Que pueda haber tribus que crean que es triangular u oblongo no altera el hecho de que indudablemente el mundo tiene una forma determinada, y no otra. Por tanto, no digáis que la variedad de religiones os impide creer en una. No sería una postura inteligente”.

1922. Conversión
“En primer lugar quisiera decir que mi conversión al catolicismo fue completamente racional. Cuando la gente me pregunta "¿por qué ha ingresado usted en la Iglesia de Roma?", la primera respuesta es: para desembarazarme de mis pecados. Pues no existe ningún otro sistema religioso que haga realmente desaparecer los pecados de las personas”.
Catorce años antes de su conversión había escrito en el Daily News, en respuesta a cierto articulista: “A su juicio, confesar los pecados es algo morboso. Yo le contestaría que lo morboso es no confesarlos. Lo morboso es ocultar los pecados dejando que le corroan a uno el corazón, que es el estado en que viven felizmente la mayoría de las personas de las sociedades altamente civilizadas”.

Chesterton hubiera estado plenamente de acuerdo con estas palabras de Evelyn Waugh: "Convertirse es como ascender por una chimenea y pasar de un mundo de sombras, donde todo es caricatura ridícula, al verdadero mundo creado por Dios. Comienza entonces una exploración fascinante e ilimitada". Hubiera suscrito estas palabras porque consideraba al Cristianismo como un hecho histórico excepcional, verdaderamente único, sin precedentes, sin semejanza con nada anterior ni posterior. No una teoría, sino un hecho: el hecho de que el misterioso Creador del mundo ha visitado su mundo en persona. El hecho más asombroso que ha conocido el hombre, la historia más extraña jamás contada.

Sé que el catolicismo es demasiado grande para mí, y aún no he explorado todas sus terribles y hermosas verdades. No sé explicar por qué soy católico, pero ahora que lo soy no podría imaginarme de otra manera. Estoy orgulloso de verme atado por dogmas anticuados y esclavizado por credos profundos (como suelen repetir mis amigos periodistas con tanta frecuencia), pues sé muy bien que son los credos heréticos los que han muerto, y que solo el dogma razonable vive lo bastante para que se le llame anticuado”.

Sobre la Iglesia Católica dirá: “No existe ninguna otra institución estable e inteligente que haya meditado sobre el sentido de la vida durante dos mil años. Su experiencia abarca casi todas las experiencias, y en particular casi todos los errores. El resultado es un plano en el que están claramente señalados los callejones sin salida y los caminos equivocados, esos caminos que el mejor testimonio posible ha demostrado que no valen la pena, el testimonio de aquellos que los han recorrido antes (...). Además, la Iglesia defiende dogmáticamente a la humanidad de sus peores enemigos, esos monstruos horribles, devoradores y viejos que son los antiguos errores”.
El párroco de Chesterton recuerda que "la mañana de su Primera Comunión era plenamente consciente de la inmensidad de la Presencia Real, porque el sudor le cubría por completo en el momento en que recibió a Nuestro Señor. Cuando le felicité me dijo: Ha sido la hora más feliz de mi vida". Con anterioridad, Chesterton le había confiado: "Me aterra la tremenda Realidad que se alza sobre el altar. No he crecido con ello y es demasiado abrumador para mí".

Chesterton murió el 14 de junio de 1936. Chesterton concebía el cielo según la expresión terra viventium, de Tomás de Aquino: la tierra de los vivos. También solía decir que la muerte es una broma del Rey bueno, escondida con muchísimo cuidado. Y en dos versos dejó escrito que jamás se ha reído nadie en la vida / como yo me reiré en la muerte. Había envejecido sin aburrirse un solo minuto, y daba gracias por su "protagonismo en este milagro que supone estar vivo y haber recibido la vida del único que puede hacer milagros".

domingo, 19 de agosto de 2018

Edwin S. Shneidman (1918–2009), fue pionero en el campo de la Prevención del Suicidio





En el año 2003 el suicidio se declaró como un problema de salud pública por la World Health Organization (WHO), y por tanto la Organización de las Naciones Unidas (ONU), junto con la Asociación Internacional de Prevención de Suicidio (IASP), declararon al 10 de septiembre como el Día de la prevención del suicidio. Esto fue posible gracias al trabajo y dedicación del doctor Edwin S. Shneidman quien logró obtener la atención pública y política sobre el fenómeno suicida y sus graves consecuencias sociales.

Edwin S. Shneidman (1918–2009), fue pionero en el campo de la Prevención del Suicidio además de un prolífico pensador y escritor de este tema, manteniéndose a la vanguardia en sus estudios y reflexiones durante más de 50 años. Su creatividad, sensibilidad y agudeza de conocimiento hicieron posible crear una nueva disciplina: la Suicidología, término incluso que él mismo acuñó. Pocas personas tienen la magnífica oportunidad de crear una nueva disciplina, darle nombre, forma y trabajar para contribuir a ella de la manera en que él lo hizo; y más aún, para sensibilizar a otros investigadores competentes e incentivarlos a invertir en ella haciéndola crecer y ganarse un lugar importante en las ciencias de lo humano.


El trabajo central de Shneidman, la Suicidología, está basado teóricamente, y de manera primordial en las causas psicológicas y sociológicas del suicidio. Creía que la vida se enriquece con la contemplación de la muerte y el morir; y concibió a la Psicología como la ciencia que debería estar presente en el estudio de estas formas de expresión de la compleja individualidad de la persona, pues consideraba al suicidio, básicamente, como una crisis psicológica. El estudio del suicidio y su propuesta acerca de que éste podría evitarse, se convirtieron en la pasión de su vida.

Las contribuciones principales de Shneidman han sido conceptuales. Acuñó palabras y conceptos como suicidología, autopsia psicológica, posvención, muerte sub–intencionada, dolor psicológico. Su trabajo en el campo del suicidio puede ser subdividido así: Evaluación conceptual y teórica del comportamiento suicida; Notas póstumas (o recados suicidas); Aspectos administrativos y programáticos; Aspecto clínico y de comunidad; Autopsia psicológica y posvención.

El suicidio se manifiesta como un fenómeno innegable y profundamente significativo para todas las sociedades del mundo histórico. Es síntoma claro de la pugna entre las pasiones del hombre, su base biológica y las fuerzas culturales de su entorno. No obstante, aunque el suicidio es un mismo evento en todos los casos (una persona se quita voluntariamente la propia vida por medio de diversos medios), cada sociedad ha mantenido hacia éste consideraciones y acercamientos tan variables como sus peculiares principios culturales, religiosos, morales e ideológicos.

El sociólogo Émile Durkheim1 introdujo el acto suicida dentro del catálogo de los problemas fundamentales de la cultura occidental: consideraba que el suicidio y sus consecuencias en la comunidad rebasaban el mero plano de lo moral y se mostraban como una mezcla de condiciones psicopatológicas y condiciones sociales efectivas, esto es, que el suicidio tenía un trasfondo que se anclaba en la dinámica comunitaria, y sus efectos en la psique individual.

Sin embargo, a pesar de que el hecho suicida era ya un tema científico y su estudio estaba nutriéndose de sus propios presupuestos y conceptos –alejados de los populares o los religiosos–, las metodologías de investigación seguían siendo dispares, inconsistentes y ofrecían múltiples respuestas, muchas veces contrapuestas. En los años 1950 los científicos pensaban que sólo los enfermos mentales se quitaban la vida, es decir, que el suicidio no era un fenómeno que se diera entre las personas que no demostraban claros signos de psicopatología y trastorno mental.

Sin embargo, nuevas teorías y perspectivas de análisis científico dieron cuenta de que el estudio del acto suicida debía incorporar muchos factores que hasta ese momento habían pasado inadvertidos, en aras de entenderlo a cabalidad y, además, poderlo prevenir. Dos fueron las grandes aportaciones a este respecto. En primer lugar, un descreimiento al presupuesto de que únicamente los pacientes psiquiátricos eran susceptibles de atentar contra su propia vida: la tesis a defender era no todo suicida es psicótico, así como no todo psicótico es suicida. Por otro lado, la propuesta de que todo estudio del fenómeno acerca de la auto–aniquilación consciente debía diferenciar, en primera instancia, a los suicidios consumados de aquellos que se hubieran quedado solamente en tentativas suicidas, o lo que es lo mismo, comprender que el estudio del suicidio no debía centrarse solamente en la muerte del sujeto sino también en el momento de su planeación y en los rastros materiales y textuales que éste dejaba.

Esta visión innovadora que nuestra sociedad occidental contemporánea le otorga al suicidio fue uno de los legados del doctor Shneidman.

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